Rescatamos unas reflexiones de Noam Chomsky, presidente de honor de CTXT, pronunciadas durante una conferencia en 2016, durante el penúltimo ataque militar contra Gaza.
Escrito por Noam Chomsky
¿Por qué Estados Unidos apoya a Israel? Bien, hay una historia muy interesante que se remonta a mucho tiempo atrás. Hay que recordar que el sionismo cristiano es una fuerza muy poderosa que se remonta a mucho antes de que el sionismo judío en Inglaterra fuera una fuerza poderosa entre las élites británicas. Es parte de lo que motivó la Declaración Balfour y el apoyo de Gran Bretaña a la colonización judía de Israel. Recordar lo que dijo la Biblia es una parte importante de la cultura de la élite británica, del mismo modo que en Estados Unidos. Woodrow Wilson era un cristiano devoto que leía la Biblia todos los días, al igual que Harry Truman. Y en la administración Roosevelt, en una ocasión, uno de los principales funcionarios, Harold Ickes, describió el regreso de los judíos a Palestina como el mayor acontecimiento de la historia: es comprender las enseñanzas de la Biblia.
Son países profundamente religiosos en los que los mandamientos bíblicos se toman al pie de la letra. Y esto forma parte de la colonización, es la última fase de la colonización europea. Y nótese que el país que apoya con más firmeza a Israel no es únicamente Estados Unidos; es Estados Unidos junto con Australia y Canadá, los vástagos de Inglaterra; en ocasiones la anglosfera concibió formas peculiares de imperialismo. Se trataba de sociedades coloniales, distintas de las de los británicos en la India; en Sudáfrica también fue un poco así. O en Argelia, bajo las sociedades coloniales francesas, en las que los colonos llegaron y básicamente eliminaron a la población nativa, también impulsados por principios religiosos, eran grupos muy religiosos promovidos por el sionismo cristiano. Son factores culturales importantes.
También hay factores geoestratégicos importantes. Y si nos remontamos a 1948, en realidad el Departamento de Estado y el Pentágono de Estados Unidos estaban divididos respecto a cómo reaccionar ante el nuevo Estado de Israel. El Departamento de Estado fue cuestionado, no estaba muy comprometido con las conquistas israelíes, el establecimiento del Estado, y estaba preocupado por los refugiados, quería una solución al problema de los refugiados. El Pentágono, por el contrario, estaba muy impresionado por el potencial militar de Israel, por los éxitos militares israelíes.
Si se comprueban los documentos internos desclasificados, el Estado Mayor Conjunto describió a Israel como la segunda fuerza militar más grande en la región después de Turquía
Si se comprueban los documentos internos desclasificados, el Estado Mayor Conjunto describió a Israel como la segunda fuerza militar más grande en la región después de Turquía, así como una base potencial para el poder de EE. UU. en la región. Eso continuó, y aunque no puedo repasar todos los documentos, en 1958, cuando tuvo lugar una grave crisis en la región, Israel fue el único Estado que cooperó firmemente con Gran Bretaña y Estados Unidos, y por ese motivo se ganó el apoyo de nuestros gobiernos y los militares. Es en 1967 cuando se establecen las relaciones actuales con Israel. Israel prestó un gran servicio a Estados Unidos al destruir el nacionalismo árabe laico, gran enemigo de Estados Unidos, y apoyar el islamismo radical, que Estados Unidos apoyaba.
Y esto continúa hasta el presente. Ahora mismo [2016], hemos visto un ejemplo de ello durante el último ataque a Gaza. Recordarán que en un momento dado, durante el asalto, Israel empezó a quedarse sin munición, a pesar de estar armado hasta los dientes, y Estados Unidos le proporcionó a Israel munición adicional a través del Pentágono. Y fíjense de dónde la sacaron: era munición estadounidense preposicionada en Israel para su eventual uso por parte de las fuerzas estadounidenses, uno de los muchos síntomas de hasta qué punto se considera a Israel esencialmente una sucursal militar de Estados Unidos. Los servicios de inteligencia mantienen relaciones muy estrechas que se remontan a muy atrás. Y hay muchas otras conexiones que los medios de comunicación tienden a utilizar para apoyar la política del gobierno, con muy pocos cuestionamientos sobre los riesgos. Básicamente se trata de aprobar esa política.
En los medios de comunicación estadounidenses es imposible encontrar la frase "invasión estadounidense de Irak", aunque obviamente fue una invasión
Tomemos otro ejemplo, la invasión estadounidense de Irak. En los medios de comunicación estadounidenses es imposible encontrar la frase "invasión estadounidense de Irak", aunque obviamente fue una invasión, un acto flagrante de agresión, un caso de manual de aquello que los juicios de Nuremberg llamaron el "crimen internacional supremo" y que no se puede mencionar. El presidente Obama recibe elogios por su oposición a la invasión. ¿Y qué dijo? Dijo que era un error, un error estratégico, que no nos saldríamos con la nuestra. Ese es el tipo de oposición que se escuchó en el Estado Mayor alemán durante la invasión de Hitler a Rusia: "Es un error garrafal. No deberíamos hacerlo. Deberíamos eliminar primero a Inglaterra". Eso se considera oposición. Lo mismo en Vietnam. Ahora se ha iniciado una conmemoración, la gran conmemoración de los sacrificios de EE. UU. en Vietnam. Traten de encontrar la frase "invasión de EE. UU. a Vietnam del Sur" ahí o en cualquier lugar en el último año, desde 1961, cuando tuvo lugar. Es inexistente, tal vez en Democracy Now! Lo que yo escribo queda muy lejos de los márgenes, y esto no es exclusivo de Estados Unidos, está pasando ahora mismo en Gran Bretaña. Hay interesantes debates en las revistas literarias británicas, como el Times Literary Supplement, sobre si Gran Bretaña debería empezar, por fin, a reconocer el carácter genocida -esa es la palabra que se usa, "genocida"- de la colonización británica hace cientos de años. ¿Deberían Israel y Gran Bretaña empezar a afrontarlo? Esta pregunta se puede plantear en muchos lugares. La tendencia de la comunidad intelectual a ir como un rebaño en apoyo del poder estatal, del poder privado, es sencillamente abrumadora. A los intelectuales nos gusta pensar que somos disidentes, críticos, valientes, que nos enfrentamos al poder. Absolutamente falso. Si observamos la historia, se trata de una pequeña minoría que suele ser castigada. La corriente dominante tiende a ser lo que antes se llamaba un rebaño de mentes independientes que marchan en apoyo del poder estatal. Hasta aquí, no hay nada nuevo. Es lamentable. Hay que luchar contra ello, nada nuevo.
Este texto es una transcripción cuyo original se puede consultar aquí.
La traducción es de Paloma Farré.
(*) Noam Chomsky. Filadelfia, EE.UU, 1928. Lingüista, filósofo y activista estadounidense. Profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Presidente de honor de CTXT.
[Foto: Luis Astudillo - fuente: www.bitacora.com.uy]
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