segunda-feira, 26 de junho de 2017

Vacaciones espartanas: la moda de matarse en el gimnasio para descansar
































Escrito por ESTEBAN ORDÓÑEZ CHILLARÓN


La idea de cómo disfrutar las vacaciones está cambiando. Se altera el deseo de echarse horas sobre una tumbona junto al agua de la piscina, reposar en tranquilidad, dejarse vencer por el sopor y las bebidas con hielo. Estos elementos se mantienen, pero un temperamento diferente toma fuerza: matarse en el gimnasio y en sesiones de crossfit o soul cycle comienza a incorporarse al programa de nuestro periodo de descanso. Por eso, muchos hoteles están esmerándose en el montaje de sus gimnasios y, lo más llamativo, algunas firmas de estos centros deportivos se han atrevido a abrir sus propios hoteles.
Es cierto que ya había gimnasios en muchos hoteles, pero se está invirtiendo mucho más esfuerzo e inteligencia en dotarlos de herramientas y en el diseño de las estancias y la iluminación; se huye de los interiores austeros y funcionales, y se incorporan incluso elementos artísticos. Ejercitarse en el gimnasio en máquinas específicas para cada músculo resucita ecos industriales, de disciplina laboral. El rediseño pretende romper toda sensación que nos limite.
La cadena de gimnasios Equinox, a la que algunos medios califican como la más elitista del mundo, está irrumpiendo en el sector de los hoteles. Pretenden implantar una nueva idea de éxito basada en el lujo y el sudor. Y donde hay pesas y mancuernas, hay dietas estrictas y mares de proteínas. Desde el principio, como informaba Expansión, Equinox quiere ofrecer «menús aprobados por nutricionistas, bares especializados en zumos y hasta tiendas de prendas deportivas».
En el hotel de lujo Rosewood Jumby Bay han decidido complementar sus mimos con un programa especial de crossfit. El director Andrew Hedley cuenta a Yorokobu cómo surgió la iniciativa: «Queríamos ofrecer un programa de acondicionamiento físico único que permitiera a los huéspedes mantenerse activos mientras disfrutan del magnífico entorno natural de Jumby Bay». Eligieron el crossfit  porque puede practicar en cualquier lugar y con un equipo mínimo.
El Rosewood se asoció con el ICE NYC para contar con sus entrenadores de élite. «Ha sido genial para los huéspedes de toda condición física, desde novatos hasta entusiastas con experiencia que quieren tomar varias clases al día. Ha sido muy bien recibido», explica Hedley.
El informe Luxury Travel Report 2016 estudió las tendencias dentro de los viajeros de alto nivel económico de Estados Unidos. Para ellos, acceder a buenas instalaciones deportivas durante su periodo vacacional resultaba fundamental. A la hora de valorar la calidad de los alojamientos prima el hecho de que las instalaciones permanezcan disponibles las 24 horas. Para el mercado adinerado, que haya un buen gimnasio puede acabar orientando la decisión de compra; sin embargo, esto no garantiza que, finalmente, estos mismos clientes vayan a utilizar las instalaciones. «Los viajeros hoy están muy interesados en mantenerse activos en su descanso, quieren aprovechar al máximo su tiempo libre», señala Hedley.
En Jumby Bay advirtieron que el entorno natural empastaba a la perfección con el crossfit: «Lo que hace que la experiencia sea tan especial es que usa el entorno natural del complejo y sumerge a los huéspedes en el paisaje, ya estén corriendo por la playa, levantando troncos de árboles o haciendo ejercicios en el muelle. Reciben un entrenamiento único y desafiante sin dejar de disfrutar de la playa un solo segundo», describe.
El viraje hacia el ambiente exterior o hacia la escrupulosidad en el diseño de interiores es fundamental a la hora de dibujar una experiencia de fitness que seduzca al cliente que quiere desconectar. «A menudo los gimnasios de los hoteles se ven como impersonales», apunta.
Hoteles como 1 Hotel & Homes South Beach imparten clases de fitness continuas, pilates combinado con ejercicios Hiit, prácticas de meditación y desafíos espartanos: carreras de obstáculos. Otros, como Hoteles Eve, incorporan a cada habitación una zona de entrenamiento con una esterilla de yoga, una pelota de ejercicio, un rodillo de espuma y una pared con bandas de resistencia, además de facilitar vídeos y guías para saber qué hacer con tanto material.
El negocio está servido, la imagen también: salir a entrenar a una playa de agua cristalina. Likes asegurados. Será interesante, pasado el tiempo, analizar los datos de uso de los servicios e instalaciones y comprobar si esa manía de apuntarse al gimnasio para no ir se repite también en el caso de los viajeros que están de vacaciones.

[Fuente: www.yorokobu.es]

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