El EGM sustituye la referencia a las mujeres por “responsable de las
compras habituales en el hogar”
Una mujer hace
la compra en un supermercado.
Escrito por ÁLEX GRIJELMO
La locución “ama de casa” ha desaparecido del Estudio General de Medios
(EGM), el sistema de encuestas que mide los hábitos de consumo
y cuyos datos son tenidos muy en cuenta por el sector publicitario para sus
inversiones en anuncios.
Las mujeres que se han venido dedicando a gestionar el hogar atraen
la atención precisamente de algunos anunciantes porque dependen muchos millones
de euros de las decisiones que ellas tomen en sus compras. Por eso conviene
dirigirles la publicidad adecuada a través de los medios que mayor número de
amas de casa tengan entre su público.
Hasta ahora se consideraba que
“las amas de casa” elegían el detergente, la mantequilla, las galletas... Pero
esa responsabilidad, según el EGM, ha pasado ya a quien resulte ser
“responsable de las compras habituales del hogar” o RCH.
Cuando el cuestionario exija
mencionar la ocupación de cada cual, el encuestador ya no habrá de inscribir a
las mujeres dedicadas al hogar familiar en el grupo “amas de casa”, que ha
dejado de existir sobre el papel, sino en el “RCH”. De ese modo, la locución
que evocaba ese trabajo callado y poco reconocido deja paso a un término frío y
técnico que resalta la importancia en el mercado de esas personas que se
encargan de comprar para la familia. Pero no en el mercado del barrio, sino en
el mercado global. El mercado, amigos. El mercado a lo bestia.
La voz “responsable” es común
en cuanto al género (“el responsable” y “la responsable”). Por ello, se evita
la denominación exclusiva femenina “amas” y se acude a una palabra que engloba
a hombres y mujeres. Irreprochable.
No en todas las casas vive una
mujer, y no en todos los hogares donde vive una mujer es ella quien se encarga
de las compras, aunque eso sí ocurra en la inmensa mayoría de los casos. Sin
embargo, durante muchos años, desde 1992 hasta ahora, los encuestadores
marcaron la casilla “ama de casa” incluso cuando un varón se encargaba de
comprar en mercados, supermercados e hipermercados. Por tanto, cuando se
ocupaba un varón soltero, un viudo, uno de los hombres de una pareja homosexual
(o los dos), o un marido o un novio que, alterando el desigual reparto
establecido, salían a llenar la cesta, todos ellos aparecían en el EGM como
“ama de casa”. Sería por falta de vocabulario.
Antes de la reciente
desaparición de “amas de casa”, ya se había retirado en 1998 de esa encuesta la denominación “cabeza de familia”. Por supuesto, las
familias no tienen un cabeza o una cabeza, sino dos y hasta tres, o las que en
cada caso determinen sus miembros. Pues bien, desde entonces en vez de “cabeza
de familia” figura “sustentador principal”, aunque en muchos hogares haya dos
sustentadores en medida muy semejante. O tres, o cuatro.
Bienvenidas sean todas estas
adaptaciones de las palabras a la realidad. Pero, en fin, cabría pensar en
vocablos más reconocibles. No sé: en vez de “sustentador principal” (SP) se
puede elegir “familiar mejor pagado” (FMP). Y en lugar de “responsable de las
compras habituales” o RCH, diríamos en lenguaje llano “persona que hace la
compra” (PQHC).
Sin embargo, todo este elogiable
empeño en el espejo no servirá de nada si no se altera la realidad: si quienes
hacen la compra siguen siendo las mujeres y si los hombres se quedan a su vez
con el privilegiado papel de sustentador principal. Ellas, a hacer la compra.
Ellos, a cobrar más. Y ya cambiará las palabras el EGM para que no se note
tanto.
[Foto: ISTOCKPHOTO SERGEYRYZHOV GETTY -
fuente: www.elpais.com]
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