terça-feira, 27 de junho de 2017

Ese que ve lo que otros no

Charly García podría, sin duda, ser considerado uno de los compositores más importantes de la música popular argentina. De personalidad siempre polémica y de genialidad nunca discutida, Charly tiene sobre sus espaldas una trayectoria con una enorme influencia sobre todos los artistas argentinos posteriores. Lamentablemente, la moral pacata de muchos coterráneos y los medios ávidos de sensacionalismo otorgan más espacio en sus comentarios a los “escándalos” de su vida privada y su existencia ligada a los excesos que a la obra discográfica realizada desde 1972.



Escrito por Agustín Di Tomaso

Si se dejan de lado los logros musicales de Charly (ni más ni menos), observamos que varias de sus letras describen, de la mejor manera, etapas políticas y sociales de la Argentina. A través de su arte y visión personal de los hechos pudo dar cuenta de lo que ocurría. Tal como lo definió Fito Páez, uno de los músicos que ha reconocido la influencia de Charly en su carrera, “(García) es una ráfaga de lucidez imparable; es un ícono auténtico y un artista lúcido en un país muy hipócrita. Charly percibe la tragedia de este mundo como nadie”.

Hubo un tiempo que no fue hermoso…

Desde sus comienzos, las letras de García abarcaron todo tipo de temáticas. Una manera de esconder las canciones de la censura fue dar forma a fábulas que en apariencia parecen simples leyendas o adaptaciones de historias. En 1980, Serú Girán editó su mejor disco: Bicicleta, trabajo que contenía Canción de Alicia en el país, “la” canción de Charly sobre la dictadura. Una Alicia que es parte del país y este, su único hogar en el mundo: “Quién sabe Alicia, este país/No estuvo hecho porque sí/Te vas a ir, vas a salir/pero te quedas/¿Dónde más vas a ir?”.

También el promiscuo pianista se percató de la imagen falsa que vendía el “American way of life” en los países tercermundistas a principios de la década del ’70. Un ejemplo es la parodia Mr. Jones o pequeña semblanza de una familia tipo americana del disco Confesiones de invierno, donde Mr. Jones no entiende porque lo llevan preso si son “una familia muy normal”.

En ese paso adelante que significó en la música de Charly, el álbum conceptual Pequeñas anécdotas sobre las instituciones (tanto en sonido como temática), se ven numerosas muestras de la capacidad del músico para lograr un pantallazo de su tiempo. El primer tema, Instituciones, marca cómo estas adoctrinan la vida de los hombres. En todo caso, ¿para qué cuestionar el orden de las cosas si el consumo resuelve todo?: “Oye, hijo, las cosas están de este modo/Una radio en mi cuarto me lo dice todo/No preguntes más/Tenés sábados, hembras y televisores/Tenés días para dar aun sin los pantalones/No preguntes más”. Incluso Charly abarca temáticas como la muerte en El show de los muertos, en Las aventuras del señor Tijeras y la política en Música de fondo para una fiesta animada.

El segundo amor de García, el cine, se hizo presente en el segundo disco de La Máquina de Hacer Pájaros, Películas. Es en ese contexto violento y de represión (corría el año 1977) que se pregunta: ¿Qué otra cosa se puede hacer salvo ver películas? El cine como única vía de escape para el personaje de la canción: “Sobre la T.V. se duermen mis zapatos/Salgo a caminar para matar el rato/Y de pronto yo la veo entre los autos/Justo cuando la luz roja cierra el paso/Me acercaré al convertible/Le diré: ‘quiero ser libre, llévame, por favor’" (¿Qué se puede hacer salvo ver películas?).

Tal vez la historia más fantástica, pero a su vez más realista que escribió Charly sea la canción que cierra el segundo disco de Sui Generis, Confesiones de invierno: Tribulaciones, lamento y ocaso de un tonto rey imaginario, o no, un monarca que posee todos los lujos y no logra reparar en la miseria en la cual sus súbditos están inmersos: “Yo era el rey de este lugar/Aunque muy bien no lo conocía/Y habían dicho que atrás del mar/El pueblo entero pedía comida/No los oí que vil razón/Les molestaba su barriga”.

No solo de historias vive el hombre

A veces, García recurría a ficciones para realizar su comentario acerca del presente que vivía; otras plasmaba los sentimientos en pequeñas situaciones que cualquiera pudiera identificar o identificarse. Por ejemplo, la paranoia es el tema central de Hipercandombe. El protagonista del tema está padeciendo una persecución o posee un alto grado de sufrimiento que lo convierte en un extranjero en su propio país: “Cuando la noche te hace desconfiar/Yendo por el lado del río/La paranoia es, quizás,/Nuestro peor enemigo/Cubrís tu cara y tu pelo también/Como si tuvieras frío/Pero en realidad/Te quieres escapar de algún lío” (Películas, 1977).

El músico también graficó el éxodo de cientos de argentinos con el advenimiento de la dictadura en el debut de Serú Girán de 1978 en Autos, jets, aviones, barcos; así como el caretaje argentino en la Grasa de las capitales (1979), con parodia a la revista Gente en la tapa del disco, y temas menos pintorescos y más complejos como la Guerra de Malvinas en su primer disco solista con No bombardeen Buenos Aires (Yendo de la cama al living, 1982).

Al año siguiente, 1983, con la dictadura en retirada, otra cuestión candente fue el de los desaparecidos, y Charly se expresó, como nunca, en Los dinosaurios: “Los amigos del barrio pueden desaparecer/Los cantores de radio pueden desaparecer/Los que están en los diarios pueden desaparecer/La persona que amas puede desaparecer (…) Pero los dinosaurios van a desaparecer” (Clics Modernos, 1983).

El mundo de fiesta

Charly, no obstante, también creó canciones que buscan brindar una imagen optimista y de expectativa. ¿Para quién canto yo entonces? cierra Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, y actúa como resumen de la función que cumple el artista: intérprete de sensaciones y pensamientos. Y para García no es relevante la incomprensión que pueda abarcar al arte. Simplemente se limita a expresarse porque al hacerlo él, lo hacen todos: “Yo canto para esa gente/Porque también soy uno de ellos/Ellos escriben las cosas/Y yo les pongo melodía y verso”.

En No te dejes desanimar coloca un manto de esperanza frente a la feroz realidad de miles de desaparecidos y de derechos violados por el gobierno: “Estás harta de ver los diarios/Estás harta de los horarios (…) No te dejes desanimar/No te dejes matar/Quedan tantas mañanas por andar” (Películas, 1977).

El sentimiento de pertenencia a un lugar sobresale en Los sobrevivientes, de la Grasa de las capitales. El protagonista de la canción está hastiado de la realidad en la cual se halla inmerso, pero se reconoce en donde vive: “Estamos ciegos de ver/Cansados de tanto andar/Estamos hartos de huir/En la ciudad/Nunca tendremos raíz/Nunca tendremos hogar/Y sin embargo, ya ves/Somos de acá” (1979).

Con la ida de Reynaldo Bignone y con la democracia por venir, en Yendo de la cama al living, Charly graba un tema que data de los últimos conciertos con Serú Girán: Yo no quiero volverme tan loco. El mensaje es simple: hay que despertarse del largo letargo que significó el gobierno militar: “Escucho el beat de un tambor entre la desolación/De una radio en una calle desierta/Están las puertas cerradas y las ventanas también/¿No será que nuestra gente está muerta?”.

En definitiva, García ha logrado lo que un puñado de artistas: conmover con su arte (en este caso la música) a través de melodías y hacer pensar a los oyentes a través de las letras. Quizás sea su viejo compañero de Serú Girán, Pedro Aznar, quien lo definió de la mejor manera: “Mientras Spinetta es un explorador de almas, de lo abstracto y lo intangible, Charly es, ante todo, el gran cronista de esta sociedad”.


[Fuente: rebvelados.blogspot.com]

Sem comentários:

Enviar um comentário