El escritor era considerado un disidente por unos y un autor comodaticio con el régimen soviético por otros. Sus recitales llenaban estadios
El poeta Yevgueni Yevtushenko,
en noviembre de 2007.
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El poeta Yevgueni Yevtushenko, el último gran escritor del deshielo de
los años sesenta, falleció el sábado a los 84 años en Estados Unidos, en Tulsa,
donde en 1991 había llegado a la universidad de esa ciudad de Oklahoma.
Con Yevtushenko desaparece el último de los poetas que, junto con Bela
Ajmadúlina, Robert Rozdéstvenski y Andréi Voznesenski, llenaban estadios en los
tiempos soviéticos. Era la época en que en la URSS la poesía podía competir con
el fútbol. El deshielo hizo aquel milagro que animó a decenas de miles de
personas a llenar el Estadio Lenin de Moscú cuando la poesía encarnó la
libertad que se respiraba después de la condena oficial al culto a la
personalidad de Stalin.
La poesía de Yevtushenko caminó desde entonces junto a la política: para
algunos fue un valiente, que osó criticar el jucio contra el futuro premio
nobel Joseph Brodsky, a mediados de los años sesenta, y luego la invasión de
Checoslovaquia, mientras que para otros fue el 'disidente permitido' que podía
mostrar el Kremlin cuando lo criticaban.
Esta contradicción que vivía a veces dolorosamente Yevtushenko se
reflejaba en su poesía y en su actuar: si bien a veces había críticas al
régimen, también había loas y alabanzas. Como señaló, «En Rusia el poeta es más
que un poeta», lo que explica también que en la época de la perestroika fuera
elegido diputado junto a un grupo de escritores progresistas.
Fue amante de la lengua española, que aprendió, y de su cultura; amigo
de Gabriel García Márquez, cantó a Cuba –aunque también la criticó- y a Chile,
viajó por Latinoamérica y España, donde escribió poemas dedicados a García
Lorca. La última vez que la visitó fue el año
pasado, cuando recitó en español en Barcelona.
Muchos de sus poemas «se convirtieron en frases populares, que
condensaron la época en que vivió», señaló el premiado cineasta Nikita
Mijalkov, con quien Yevtushenko tenía una compleja relación.
"No mueren personas: mundos mueren", escribió en un
poema, palabras que se pueden aplicar a él, pues con Yevtushenko desaparece
toda una época, un auténtico mundo.
Había nacido Yevtushenko en 1932 en un pueblito de Siberia, en la provincia
de Irkustsk. Muy temprano comenzó a escribir versos y su primer poema apareció
publicado en el periódico Sovietski Sport. A
partir de ahí, no paró y se convirtió en uno de los poetas más populares de la
Unión Soviética. Obtuvo numerosos premios, fue diputado, actor, fotógrafo,
dirigió una película, escribió prosa...
Hasta el último minuto estuvo lleno de planes y energía, a pesar de que
desde hacía seis años sufría un cáncer por el que tuvieron que amputarle una
pierna. La muerte llegó cuando preparaba una gran gira por Rusia para celebrar
su 85 años que debía cumplir en julio.
Yevtushenko ha pedido que se le entierre en Peredélkino, en las afueras
de Moscú donde tradicionalmente tenían 'dachas' los escritores soviéticos. En
la suya, el poeta inauguró en 2010 un museo y ahora quiere descansar en esta 'villa
de escritores' junto a la tumba de Borís Pasternak.
[ Foto: GIL COHEN MAGEN/REUTERS - fuente: www.elpais.com]
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