domingo, 16 de abril de 2017

La memoria es un sitio solitario, un libro de Mariana Font

Mapa retrospectivo de un terreno permeable

La memoria es un sitio solitario es el debut literario de Mariana Font (Montevideo, 1977). El libro es una retrospección en clave autobiográfica autogestionado a través de la plataforma Verkami y editado por el sello Espai Literari.


Escrito por Nacho Lopez

La autogestión editorial

La memoria es un sitio solitario es el debut literario de Mariana Font (Montevideo, 1977). El libro, autogestionado a través de la plataforma Verkami y editado por el sello Espai Literari, es una retrospección en clave autobiográfica de la autora cuyos cuentos pueden encontrarse en las antologías Emergencias, doce cuentos iberoamericanos (Candaya, 2012), 22 mujeres +: 21 cuentistas y una prologuista (Irrupciones, 2012) y El papel y el placer, relatos eróticos de mujeres (Irrupciones, 2013).

La cápsula del tiempo

¿Alguna vez fueron invitados a fabricar una cápsula del tiempo? Esto es: enterrar unos objetos pertenecientes a una época que años después serán desenterrados. El ejercicio puede ser literal o metafórico. Alejandra es una uruguaya que se fue de su Montevideo natal y vuelve hoy, años después, a ver qué tiene para develarle su propia cápsula del tiempo, la que se forma para todo aquel que emigra, desde el momento en que emigra, y que se activa cuando se vuelve. O incluso cuando apenas se piensa en volver. La cápsula de Alejandra está compuesta por Montevideo, por la casa de su madre, por Diego. Y descubrirá que más que de una cápsula se trata de una burbuja que revienta y que la deja expuesta, fuera de juego: el viejo mundo solo se detiene para aquel que se va, para los otros sigue girando.
El mundo solo alaba la tenacidad y la constancia, pero todo es soledad cuando tenés que tomar una decisión
¿La memoria es un sitio que se examina en primera persona? Alejandra no puede, porque esa que está mirando a través de la mirilla del tiempo ya no es ella. El que escribe entonces, un narrador que no se termina de definir (tal vez porque la memoria es un sitio pantanoso), va creando un libro poblado de fantasmas que se diluirán una vez abandonado el terreno de la memoria. Un libro que examina la adolescencia, una etapa en la que a menudo ocurren los momentos bisagra, unos puntos de inflexión que suelen pasar desapercibidos hasta que son inspeccionados desde la retrospectiva. Es decir, cuando la burbuja explota. Con el diario del lunes leído, claro.
Nadie puede hablar más que de sí mismo. ¿Cómo no te vas a inventar nombres si te estás inventando una historia, unos personajes que, por fuerza, no son personas de verdad?
En esta primera nouvelle Mariana Font, de quien habíamos pedido más desde Verboten cuando leímos su cuento “Las funciones de la boca” en Emergencias…, habla de sí misma. Habla de ese camino que crean los que se van; de irse como la construcción de universos alternativos: de una vida que queda aparentemente congelada a la espera de ser reactivada un día. De vidas, de personas cuyos recuerdos permeables se desintegran como lo hacen los fantasmas. A través de un libro que es un ejercicio. Un libro como un juego. Un libro, un experimento. Un artefacto en el cual la protagonista está “acá mirando por la ventana en pluscuamperfecto”. Lo que a fin de cuentas no es más (ni menos, la memoria es un sitio conflictivo) que hacer memoria. Hacer nostalgia, o como dice Font melancolía. Oh, melancolía. Es, después de todo, la excusa para preguntarse. Porque quién no se preguntó alguna vez: ¿y si me hubiera quedado?
Habitar la memoria. Entender. Mejor dicho, ya no necesitar entender
La memoria es un sitio solitario, Mariana Font.
Espai Literari, 84 páginas, 2016.

[Fuente: www.verbotenmagazine.es]

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