domingo, 2 de fevereiro de 2014

Los colores de Woody Allen

Las pinturas de Hugo Echarri en homenaje al neoyorquino más famoso, desde el jueves 6 en el CC Borges. 


Queremos tanto a Woody. Una de las pinturas de Hugo Echarri.
Por María Luján Picabea

Así como en el filme Los secretos de Harry (1997) el director Woody Allen muestra a uno de sus personajes fuera de foco; aquí el que interpreta al realizador es el artista plástico Hugo Echarri y lo hace en un empaste de colores vibrantes en la muestra “Queremos tanto a Woody”, que inaugura el jueves 6 en el Centro Cultural Borges (Viamonte esquina San Martín).

“El uso del color es una de las claves para captar los trabajos de Echarri que, desprejuiciadamente, arremete con la fuerza de sus verdes brillantes, los azules plenos y los rojos desafiantes”, dice Diana Saiegh, curadora de la muestra.

“Queremos tanto a Woody” reúne veinticinco pinturas de gran tamaño, una instalación y varias video instalaciones. En cada una de las obras, el artista se vale de la pintura, el dibujo, la fotografía y también de fotogramas de filmes del director neoyorquino que utiliza como base para sus intervenciones. Pone, así, en diálogo a Allen con el poeta y escritor peruano César Vallejo y hasta con el santito popular el Gauchito Gil, sobre el que Echarri trabajó en una exhibición en 2012.

“Si algo caracteriza a nuestras sociedades y al cine de Allen es el individuo sumergido en sus obsesiones y su inestabilidad emocional, producto de factores políticos, sociales y económicos. Por ello, quienes constituimos el público de sus películas nos sentimos no sólo interpretados por su aguda mirada sino de una manera reflejados en algunos de sus variados y reconocibles personajes. Entre ellos el del propio Woody que también es un personaje de su cine”, dice el artista y declara que sus obras son “simplemente un tributo a un artista lúcido del tiempo y la sociedad que me toca vivir”.

Las video instalaciones de Echarri que acompañan las pinturas son y no parte del mismo relato. Construyen una lógica propia, un tipo de diálogo hacia adentro de los filmes de Allen. El artista juega libremente con las escenas y con su protagonista; monta, reedita e interviene el color con un crudo solarizado. Luego proyecta en loop situaciones que invitan a dejar de ver la superficie para ver lo demás, un detalle, un contraste, un gesto. “Hay algo lúdico, con una notable carga de humor, en cada una de estas piezas”, dice Saiegh. 

[Fuente: www.revistaenie.clarin.com]

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