terça-feira, 15 de agosto de 2017

¿Qué significa la fotografía más machista de nuestra historia?



Escrito por Eduardo Limón


La experiencia de hacer ciudad en México, de andar por las calles de este país atendiendo no solo sus circunstancias, sino a su carácter, puede quedar aún más clara si volvemos hacia las fotografías de antaño en su carácter documental, pero sobre todo en su carácter de ensayo narrativo. Si prestamos atención a la foto que realizó Ignacio López Bocanegra, mejor conocido como Nacho López, veremos a la perfección un tratamiento artístico conceptual de lo espontáneo y lo público en la sociedad mexicana. Una de sus imágenes más famosas, aquella que muestra a una escultural mujer caminando por la calle de Madero, es un ejemplo de ello.
Pionero en México de las prácticas tempranas de happening, el trabajo de López suscitó un fenómeno de transfusión estética donde la producción transita de la fotografía registral a la del artista, de la situación hallada al evento construido. Él abandonó los estereotipos del “México típico” o un tanto folklorista en los años 50, dando entonces punto de origen a la performática que nace del experimento social y los editoriales bien planeados.
Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero, es el nombre de la serie que incorpora a la fotografía antes mencionada. Sabemos que el acoso hacia las mujeres disfrazado de “cumplidos” no es nada nuevo, ni es una lucha (recién) inventada; valiéndose de la participación de Maty Huitrón –reconocida actriz de la época que descendió de su automóvil para recorrer la antigua calle de Plateros–, López analizó esta problemática en una suerte de teatralidad sin guion, aunque también en un documental partido de la ficción.
«Los hombres de todas las condiciones vuelven la cabeza en forma tan increíble que al día siguiente sufrirían de torticolis», dijo López en su fotoensayo –como dio él mismo en llamar a estos trabajos de tema y análisis específicos–. Este fotógrafo centró su atención en las personas comunes de las calles, lo que dio por resultado una mirada menos optimista de un país realmente incómodo.
Fue así como se dio esta fotografía. En el marco de lo no accidental, de lo cuidadosamente premeditado, mas no por ello esencialmente falso. Esta imagen, considerada como la más machista de toda nuestra historia nacional, esconde en su interior los significados de la política entonces regente y las permisividades que adquiría el hombre en una época “milagrosa”, capaz de aceptar todo con tal de mirar hacia el orden preestablecido y la satisfacción global.
En sus formas se oculta la idea del desarrollo estabilizador en México, de la silueta femenina que se vio invadida por lo que Dior imponía en el mundo, de las fibras sintéticas en un momento histórico que se caracterizó por las evoluciones técnicas de posguerra, y de la figura femenina que estaba allí para complacer a la fantasía colectiva.
Cabe destacar que esta toma, en solitario o en colección, no es una denuncia que pretendía ofender, denigrar o repudiar, sino incitar al ciudadano promedio y documentarlo tal cual este se desenvolvía. Nacho López tenía de verdad un lazo de amistad o de cariño verdadero con el pueblo, él solo detonaba las acciones y les transformaba en testimonio de su realidad. La mujer que atraviesa al espacio y roba la mirada de los “lagartijos” y “cinturitas” –como son referidos en la revista Siempre!, de 1953– es la conclusión artística que el fotógrafo halló con tal de dotar perspectiva humanista a la práctica fotográfica, al estudio antropológico o inclusive sociológico del México que le envolvía.

[Fuente: www.culturacolectiva.com]

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