La retórica que
consiste en ofrecer muchas palabras pero poca información
Reunión del Política de la Ponencia Marco del congreso del PSOE.
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Escrito por ÁLEX GRIJELMO
Algunos vocablos transmiten conceptos abstractos con
valor universal: justicia, democracia, avanzar, seguridad, impulsar, futuro,
bienestar, igualdad… Son las grandes palabras en cuyo interior caben las ideas
que cada uno de nosotros nos hayamos formado de sus significados, a menudo
discrepantes. Qué se dice exactamente al pronunciar “democracia”, “igualdad”,
“justicia”…, nunca se sabe. Porque hay quien cuestiona la democracia de nuestra
democracia, quien pide más igualdad que la igualdad vigente y quien reclama
justicia tras haberse impartido ésta.
Sin embargo, estas grandes palabras suelen conseguir el asentimiento general
cuando se avientan en la plaza pública. Precisamente por eso: porque
proyectamos sobre ellas nuestra propia idea de lo que significan. Si no median un
hecho concreto o un acto analítico posterior, aceptamos como válidas esas
proclamas y tendemos a compartirlas.
En una frase como “tu trabajo ha sido
estupendo”, ¿qué significa realmente “estupendo”? El grado de satisfacción que
anida en el emisor puede descodificarse erróneamente en el del receptor, para
agrandarlo o para achicarlo; porque se trata de un adjetivo grande, igual que
“formidable”, “magnífico” o “importante”.
La historia del mundo nos muestra
algunos especialistas (de todas las ideologías) en el lenguaje de las grandes
palabras. No citaremos aquí sus apellidos para evitar equiparaciones ajenas a
la voluntad del arriba firmante. Pero la técnica permanece.
En general, la retórica de esas
peroratas consiste en ofrecer muchas palabras pero poca información. Grandes
ideas que no se complementan con detalles y concreciones, quizá porque en los
detalles y la aplicación real de las ideas es donde suelen surgir las
diferencias.
En mi visión subjetiva y de ninguna
manera científica, creo que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, destaca
por acudir con frecuencia a este recurso discursivo, sobre todo cuando habla
del PSOE. Veamos algunas de sus declaraciones:
“No
tenemos derecho a estar agachados y nos vamos a levantar”. “Tenemos
que salir fortalecidos en un proyecto ganador que una a los socialistas y que
sea un proyecto autónomo, sin complejos, dispuesto a recuperar la confianza”. "Un
proyecto potente, sensible y fuerte al mismo tiempo para hacer frente a las
dificultades que afrontan los ciudadanos”. “Hay
que levantar la voz y que los Parlamentos regionales sean un instrumento de
cercanía para que los ciudadanos vuelvan a recuperar la confianza y
credibilidad en las instituciones”.
“Vamos
a hacer juntos el mismo camino, vamos a correr la misma suerte y compartir un
mismo fin”. “Hay
que pasar página y tener un punto de inflexión para abandonar las derrotas
electorales porque necesitamos al PSOE más PSOE que nunca, que garantice que
vamos a vivir mejor y con más igualdad”.“Tenemos
que recuperar un PSOE ganador”.
Esas soflamas de solicitación del
asentimiento me suelen recordar a la arenga de nuestro técnico en el equipo
juvenil de fútbol, quien nos colmaba con palabras de ánimo que solían terminar
y resumirse en un consejo infalible, de difícil discusión y que nos reforzaba
la fe en el entrenador sin posibilidad de quebranto: “Ya sabéis, chavales: a
sudar la camiseta y a marcar un gol más que el contrario”.
[Foto: SANTI DONAIRE EFE – fuente: www.elpais.com]
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