domingo, 5 de fevereiro de 2017

Los 100 años de Adolfo Ábalos, el hombre que le puso piano al folclore

Adolfo Ábalos, piano mayor del folclore argentino, cerebro de Los Hermanos Ábalos, compositor y letrista, nació hoy hace 100 años y el aniversario es una invitación para repasar un legado musical tan vigente como fundamental, a pesar de que falleció en 2008 y en los últimos años una enfermedad lo había alejado de la música.


Adolfo nació en Buenos Aires el 14 de agosto de 1914, en la misma manzana que Enrique "Mono" Villegas (1913-1986) y que Aníbal Troilo (1914-1975), pero se convirtió en personaje emblemático de Santiago del Estero, provincia a la que viajó a los 24 años, y en la que rápidamente se convirtió en uno de los bastiones de la chacarera.

Desde el liderazgo del conjunto familiar que desde 1939 compartió con sus hermanos Machingo (Napoleón Benjamín), Adolfo, Roberto Wilson, Vitillo (Víctor Manuel) y Machaco (Marcelo Raúl), el músico puso el toque de su piano al servicio de la música nativa, generando un encuentro hasta entonces inédito.

"Fui uno de los primeros en introducir el piano, instrumento europeo, al folclore argentino. Yo digo: cuando toco el piano, al mismo tiempo toco el bombo y zapateo", comentó alguna vez al evocar esa apuesta que fue capaz de adosarle colores a la música de raíz.

La pianista Lilián Saba, una de las herederas estéticas de Abalos, apuntó en charla con Télam que Adolfo "junto con algunos de su generación como el Tata Farías Gómez fueron de los primeros en traducir los elementos rítmicos del folclore al piano".

"Cualquier persona que se acerca al piano desde el folclore -sostuvo- tiene que pasar por las obras de Abalos, que es un maestro y una fuente pianística que hace que todos los pianistas actuales recurramos a ella para armar nuestro propio discurso".

Zambas, chacareras, vidalas, bailecitos, bagualas, pala-pala, malambos, cuando y gatos, conforman la rítmica sobre la que los Abalos desplegaron una lograda mirada propia a la que Adolfo aportó cancionero inédito y mágico desde las obras "Agitando pañuelos", "Nostalgias santiagueñas", "Casas más casas menos", "Zamba de los yuyos", "Chacarera de los ranchos" y "El gatito de Tchaicovsky".

El pianista Oscar Alem apuntó en charla con Télam que "Adolfo vivió tres años en Nueva York con el `Mono` Villegas tocando jazz y música argentina y fue allí donde compuso `Casas más, casas menos`, recordando a su pago".

"Los Hermanos Abalos, de la mano de Adolfo y con su forma de tocar, tomaron la valiosa improvisación del jazz para construir la innovación aportada al folclore", abundó Alem.

Para completar la idea, Saba indicó que "Los Hermanos Abalos hicieron temas preciosos desde los que además defendieron la danza, y eso ayudó a mantener vivo el folclore y de hacer de eso una cosa cotidiana de reunión y fiesta".

La autora de "Sol y Luna" y "Esquina Vallese", abundó que los Abalos "han sido nuestros maestros desde la infancia y es parte de la curiosa y hermosa historia del tesoro de la música argentina".

En esa misma sintonía, quien compuso con María Elena Walsh ("Zamba de lo días") y Hamlet Lima Quintana ("La cruz del niño") dijo que Adolfo "fue alguien con un poder de síntesis impresionante que en su forma de tocar justificaba las palabras de Villegas, cuando decía que la música es el arte de combinar los silencios".

La bailarina folclórica Nancy Gordillo fue la esposa de Abalos en segundas y juntos tuvieron cuatro hijos: Nancy María (cantante, percusionista y bailarina), Marina (pianista), Amilcar (percusionista, bajista y guitarrista) y Giselle.

Entre las distinciones que recibió y más allá de las que mereció con los Hermanos Abalos, en 2005 obtuvo el Diploma al mérito de la Fundación Konex y fue declarado Ciudadano Ilustre de la ciudad de Mar del Plata, donde residió en los últimos años hasta su deceso el 12 de mayo de 2008. 

[Fuente: www.telam.com.ar]


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