segunda-feira, 1 de dezembro de 2025

Comenzó conteo regresivo para Festival de Cine de La Habana

El 46 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana comenzó su conteo regresivo y hoy, a cuatro días de su inauguración, crecen las expectativas relacionadas con invitados extranjeros y las obras en concurso. 


Uno de los actores ya confirmados para participar en el evento y de gran atractivo para el público cubano, además de ser muy conocido en la isla por participar en varias telenovelas estrenadas aquí, es el brasileño Thiago Lacerda, a quien recordamos por el personaje de Giuseppe Garibaldi en “Siete mujeres”.

El concurso Largometrajes de ficción también está plagado de interesantes propuestas de varios países como el propio Brasil, además de Colombia, Argentina, Chile, la anfitriona y México.

De esta última nación, pero en el apartado de Cortometraje de ficción compite en Ópera prima el filme “Casa chica”, dirigido por Lau Charles.

La expresión “casa chica” describe una práctica común en la sociedad mexicana en la cual algunos hombres casados tienen una doble vida y construyen una familia paralela, con mujer e hijos, además de su linaje principal. Es una forma de concubinato.

Valentina, de cinco años de edad, y su hermano Quique, de 11, conocen a la otra familia de su papá y sus vidas dan un vuelco al descubrir que su media hermana tiene la misma edad que Valentina.

A través de dos miradas construidas desde la infancia, la película reconstruye las memorias fragmentadas de la directora, culminando con una reveladora imagen: su familia real 25 años después.

Figuran también en esta selección del 46 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana producciones de Europa (Francia, España, Italia y Noruega) y de Asia.

oda/dpm

[Fuente: www.prensa-latina.cu]

sexta-feira, 28 de novembro de 2025

Contra el Black Friday: Alargascencia, un directorio de más de 1.200 tiendas de reparación y segunda mano

Amigas de la Tierra lanza una web como alternativa al modelo de sobreproducción que agrava la crisis climática y ocasiona violaciones de derechos humanos en todo el mundo.

Hombre haciendo una reparación.

Ante la fiebre consumista desatada por el Black Friday es necesario echar el freno y buscar alargar la vida útil de aquellas cosas que compramos, luchar contra el fenómeno de la obsolescencia programada y el modelo de consumo y producción actual. “Las cosas se reparan” es el lema bajo el que se ha lanzado la web Alargascencia, impulsada por la organización ecologista Amigas de la Tierra. En dicha web se puede encontrar un directorio con más de 1.200 comercios por todo el Estado donde se pueden reparar cosas o adquirir o alquilar productos de segunda mano y en el que esperan que se unan más comercios y locales con este nuevo lanzamiento. 

No es solo un directorio. Tal y como se explica en la web, “Alargascencia es una campaña que busca presionar a las administraciones para conseguir nuestro derecho a reparar y cambiar las políticas para reducir la producción y el consumo de recursos”. “Ya sabemos que el reciclaje es insuficiente para reducir el consumo de recursos naturales”, denuncian, “hay que reducir la demanda de consumo actual para frenar esta espiral insostenible de crecimiento ilimitado en este planeta de recursos finitos”, concluyen.

Uno de los principales focos de la insistente publicidad de este viernes de ofertas y consumo desenfrenado es la tecnología. Precisamente, desde Amigas de la Tierra señalan que en los últimos 30 años la fabricación de aparatos como smartphones y portátiles se ha disparado. “Cada año se ponen en el mercado en España 25 millones de estos dispositivos”, apuntan. Un consumo que ha generado un crecimiento exponencial de los residuos debido a una vida útil cada vez más corta. En la actualidad, explican desde la ONG, un smartphone es desechado de media a los 3,5 años de vida. “Este reemplazo no se debe en general a fallos físicos del producto, sino a la 'obsolescencia programada'. Como resultado, los residuos electrónicos son el flujo de residuos que más crece en la Unión Europea”, denuncian.

Amigas de la Tierra reclama al Gobierno “limitar el poder de grandes marcas y empresas, que los productos se fabriquen para ser más duraderos, reparables y sostenibles, y garantizar un derecho a reparar a precios asequibles”

Según un estudio realizado por la Universidad de Zaragoza, duplicar la vida útil de móviles y portátiles en España podría evitar emisiones de CO2 equivalentes a las emisiones anuales de 17.000 vehículos privados. Lo que indica que promover medidas para alargar la vida útil de las tecnologías no solo supone beneficios a la hora de abordar la crisis climática sino para ahorrar energía. Según los hallazgos de la investigación, al alargar un año tan solo la vida útil de cada smartphone de 2024 a 2040 se reduciría el consumo de energía en 1.389 Gwh, el equivalente al consumo eléctrico anual de una ciudad como Zaragoza.

Esta campaña para denunciar esta situación de consumo desenfrenada no solo consiste en una web de alternativas, también señalan se exige al Gobierno que establezca medidas para garantizar un modelo de producción y consumo acorde con los límites planetarios. Ahora que se está elaborando la Ley de Consumo Sostenible, desde Amigas de la Tierra reclaman al Gobierno “limitar el poder de grandes marcas y empresas, que los productos se fabriquen para ser más duraderos, reparables y sostenibles, y garantizar un derecho a reparar a precios asequibles”.

También pone el foco en las consecuencias de este modelo en los países del sur y la responsabilidad de las instituciones europeas. En concreto, Amigas de la Tierra denuncia la extracción de minerales necesarios para mantener la maquinaria de producción y consumo de tecnología. “Hace una semana, el derrumbamiento de una mina de cobalto en República Democrática del Congo ha dejado, al menos, setenta personas fallecidas. Se estima que el 70 % del cobalto a nivel mundial, un metal esencial para la industria de armamento y las baterías de coches eléctricos, se extrae en este país”, denuncia la organización, que señala este ejemplo como uno de los que muestra los “impactos devastadores, especialmente para las poblaciones del Sur Global, donde las multinacionales mineras se aprovechan de una regulación ambiental y en materia de derechos humanos casi inexistente”.

Es por ello que, coincidiendo con la semana del Black Friday, Amigas de la Tierra exige a la Unión Europea que ponga fin a los acuerdos comerciales para la obtención de minerales, ya que agravan la desigualdad y la vulneración de derechos. “La Unión Europea debe poner fin al extractivismo voraz que, dentro y fuera de Europa, está aplastando los derechos de las poblaciones locales y el medio ambiente. En lugar de impulsar el boom minero, los gobiernos deberían priorizar alargascencia y el derecho a reparar”, ha afirmado Adriana Espinosa, responsable de recursos naturales de la organización.

[Foto: Homedust - fuente: www.elsaltodiario.com]



Na companhia de William S. Burroughs

Em 1978, em Nova Iorque, a obra do autor de Queer foi objeto de uma celebração muito especial, agora revisitada pelo cinema. 


Escrito por João Lopes 

A herança literária de William S. Burroughs (1914-1997) desafia qualquer categoria artística ou filosófica em que o tentemos encerrar. Prova eloquente poderá ser o fabuloso Queer (2024), de Luca Guadagnino, baseado na obra homónima de Burroughs, por certo o filme mais radical - entenda-se: de uma beleza radical - que este ano chegou às salas portuguesas. Agora, reencontramos Burroughs num belo documentário, Nova ‘78, coassinado pelo português Rodrigo Areias e o americano Aaron Brookner - já apresentado no Doclisboa, passa hoje no Porto/Post/Doc (Batalha Centro de Cinema, 21h30).

No sentido mais básico, e também mais cinematográfico, Nova ‘78 documenta um acontecimento. A saber: a chamada Nova Convention, uma série de encontros/espetáculos - concertos, performances, conversas, etc. - que teve lugar em Nova Iorque ao longo de três dias de 1978 (30 nov., 1 e 2 dez.). Imaginado por Sylvère Lotringer, crítico literário francês, na altura sediado em Nova Iorque, o acontecimento foi concebido como um tributo a Burroughs, regressado aos EUA em 1974.

A partir dessa data, em grande parte graças ao apoio do amigo Allen Ginsberg, Burroughs foi superando a toxicodependência, aliás amplamente espelhada na sua escrita, nomeadamente em Queer (escrito em 1951-53, mas só publicado em 1985). Com ecos da chamada Nova Trilogy (The Soft MachineThe Ticket that Exploded e Nova Express), lançada entre 1961 e 1967, os eventos da Nova Convention recordam-nos um Burroughs admirado como verdadeiro guru da chamada contracultura da década de 1970 (o termo “contracultura” tinha sido cunhado em 1969 pelo escritor e filósofo Theodore Roszak). Para os seus pares, através da crítica da sociedade pós-industrial e do sistema legal de monitorização das diferenças individuais, Burroughs justificava mesmo a aura de “filósofo do futuro”. 

Nesta perspetiva, o mínimo que se pode dizer da Nova Convention é que foi um fascinante painel de contrastes, mesmo quando (ou sobretudo porque) a organização não foi um prodígio de rigor logístico. Podemos, por exemplo, descobrir Philip Glass num solo (minimalista, pois claro) no seu sintetizador, Merce Cunningham numa performance com John Cage, Laurie Anderson numa exposição prospetiva sobre o futuro (com a voz eletronicamente modificada) e o próprio Burroughs em várias intervenções.

A apresentação inicial dos acontecimentos está a cargo de Terry Southern, companheiro da Geração Beat que, ao longo da década de 60, tinha participado na escrita de vários argumentos para cinema, incluindo Dr. Strangelove (1963) e Easy Rider (1969). Com alguma bizarra ironia, Patti Smith assume a tarefa de dizer aos espetadores que Keith Richards, inicialmente anunciado, não irá aparecer... tendo sido “substituído” por Frank Zappa!

As imagens de Nova ‘78 foram registadas por Howard Brookner, tio de Aaron Brookner, ele que viria a realizar o documentário Burroughs: The Movie (1983). Agora, Aaron e Rodrigo Areias trabalham essas imagens começando por evitar a facilidade de uma voz off que se limitasse a “descrever” o que estamos a ver. Na sua multiplicidade de acontecimentos, a Nova Convention renasce, assim, como cerimónia de uma criatividade (veja-se e ouça-se a vibração de Ginsberg a declamar um dos seus poemas) em tudo marcada pelas convulsões do seu tempo (há mesmo algumas palavras contundentes de Burroughs sobre a revolução dos aiatolás no Irão). Dito de outro modo: a ideia de uma contracultura não pode ser transposta de um contexto para outro, mas a sua herança contém uma energia contagiante.

 

[Fonte: www.dn.pt]

Premian la trayectoria de Juana Vásquez en la defensa y enseñanza del zapoteco


Juana Vásquez Vásquez, mujer mixe y zapoteca de Villa Hidalgo Yalálag, fue reconocida con el Premio FAHHO CaSa Emiliano Cruz 2025 por más de 45 años de trabajo en la revitalización del dill wlhall, la creación de materiales educativos y la traducción de documentos coloniales que resguardan la memoria histórica de los pueblos zapotecos. 

El jurado destacó que Vásquez dedicó su vida a fortalecer su lengua materna mediante vocabularios, diccionarios y materiales didácticos destinados a familias y docentes, además de coordinar talleres de lectoescritura junto con otros miembros de su comunidad. Recordaron que en 2003 participó en la creación del Centro Cultural Zapoteco Uken Ke Uken, un espacio donde jóvenes yalaltecas continúan el trabajo comunitario de preservación lingüística y cultural. 

Su conocimiento del zapoteco colonial ha permitido la interpretación de documentos de los siglos XVI al XIX, una labor fundamental para comprender la historia de los pueblos zapotecos. Beam de Azcona afirmó que “al igual que Emiliano Cruz, la Sra. Juana Vásquez es una intelectual zapoteca que ha dedicado su vida al beneficio de su comunidad, ha inspirado y apoyado a distintas personas, defendiendo su pueblo, su cultura y su lengua, incluyendo la traducción de muchos textos escritos en zapoteco colonial”.

El reconocimiento fue anunciado por el CaSa, la Asociación Civil Amigos del IAGO y del CFMAB, y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Las instituciones subrayaron que, a sus 82 años, Vásquez continúa impulsando la lectura y la escritura en zapoteco y mantiene viva una tarea colectiva que hoy sostiene a nuevas generaciones comprometidas con su territorio y su lengua.

A continuación el comunicado completo:

Juana Vásquez Vásquez gana el Premio FAHHO-CaSa Emiliano Cruz 2025

El Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), la Asociación Civil Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), en colaboración con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) a través de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, se complacen en anunciar a Juana Vásquez Vásquez como la ganadora del Premio FAHHO-CaSa Emiliano Cruz en su edición 2025.

Vásquez Vásquez, es una mujer mixe y zapoteca, originaria de Villa Hidalgo Yalálag. A lo largo de varias décadas dedicada a la promoción de su lengua, se ha desempeñado como traductora, paleógrafa, promotora de la lengua zapoteca de la variante xhon (dill whlall) y defensora del territorio y de los derechos de los pueblos indígenas.

Desde hace más de 45 años, Juana Vásquez ha trabajado en distintos ámbitos para fortalecer su lengua materna, el dill wlhall, como la creación de materiales didácticos, vocabularios y diccionarios para proveer las herramientas de enseñanza a madres, padres, cuidadores y docentes. Sumado a estos esfuerzos, Vásquez Vásquez, en conjunto con otros compañeros yalaltecas, ha planificado y coordinado talleres de lectoescritura zapoteca en su comunidad. En 2003, con la meta de transmitir elementos y prácticas culturales a las nuevas generaciones, fue miembro fundador del Centro Cultural Zapoteco Uken Ke Uken, un espacio de formación que ha sido crucial para la educación de jóvenes yalaltecas, que actualmente dan continuidad a la tarea de revitalización y preservación de la lengua zapoteca.

Además, gracias a su profundo conocimiento del zapoteco, se ha dedicado a la importante tarea de traducir documentos escritos en zapoteco colonial –que datan del siglo XVI al XIX–, por ello ha fungido como consultora para investigadores y lingüistas. Dichas investigaciones tienen como objetivo identificar, descifrar, interpretar y publicar estos documentos que como un testimonio del pasado de las comunidades zapotecas y extender la comprensión de las formas del lenguaje mismo.

El Premio FAHHO-CaSa Emiliano Cruz fue creado en memoria de Emiliano Cruz Santiago, un joven de San Bartolomé Loxicha que, desde los 19 años, hasta su muerte repentina a los 29 años, se dedicó a la documentación, descripción y promoción de su lengua materna, el dí’zdéh’ (zapoteco miahuateco). El premio busca reconocer a personas que, como Cruz Santiago, promuevan sus lenguas de manera individual o colectiva por iniciativa propia.

Este año, se recibieron 31 nominaciones de 6 estados de la república. El jurado destacó la trayectoria de Juana Vásquez, que desde edad temprana demostró un gran talento lingüístico que la llevó a apoyar a su comunidad y que a sus 82 años, continúa promoviendo la lectura y escritura en zapoteco.

“Al igual que Emiliano Cruz, la Sra. Juana Vásquez es una intelectual zapoteca que ha dedicado su vida al beneficio de su comunidad, ha inspirado y apoyado a distintas personas, defendiendo su pueblo, su cultura y su lengua, incluyendo la traducción de muchos textos escritos en zapoteco colonial”, afirmó Beam de Azcona, quien fue cercana colaboradora de Emiliano Cruz. “Es un ejemplo del cual podemos aprender e inspirarnos”.

Desde su primera emisión, en 2020, el Premio FAHHO-CaSa Emiliano Cruz ha reconocido a diversos promotores en lenguas. En su primer edición en el 2020, el premio fue otorgado a Cipriano Ramírez Guzmán, hablante del ixcateco, idioma en alto peligro de extinción; en su segunda edición, el ganador fue Roberto Gómez López por los aportes realizados al idioma tu’ún savi (mixteco) a través de redes sociales; en la tercera edición, la ganadora fue María de Lourdes Martínez Gómez, hablante de zapoteco y activista por el acceso a la salud en lenguas originarias; en la cuarta edición, el ganador fue Javier García Martínez, promotor, escritor y traductor del mazateco a través de la narración oral; en su quinta edición, se premió a Reynaldo López de la Paz, quien promueve el tu’ún savi a través de talleres dirigidos al personal médico con la finalidad de proveer un trato digno a pacientes monolingües; en 2025, Juana Vásquez Vásquez recibirá el reconocimiento.

El Premio FAHHO-CaSa Emiliano Cruz será entregado en una ceremonia de premiación en el marco de los Premios CaSa 2025 el día 13 de diciembre del año en curso en el Centro de las Artes de San Agustín. Este galardón otorga un premio de $30,000 pesos y una obra gráfica del artista José Ángel Santiago. 



[Fuente: www.desinformemonos.org]

terça-feira, 25 de novembro de 2025

Legir coma aisina per aprene e valorizar la lenga

Lo clubs de lectura son de vertadièrs espacis de sociabilitat ont la lenga se viu pas solament coma objècte d’estudi, mas coma instrument de comunicacion autentica 


Per Dolors Català e Esther Lucea

Del 17 al 19 de novembre, l’Universitat de Bordèu aculhiguèt un collòqui dedicat a las lengas minorizadas. Demest las comunicacions presentadas, Dolors Català e Esther Lucea, presidenta del CAÒC, prepausèron una intervencion entitolada: “Un Club de Lectura occitan en Catalonha: un espaci per far viure la lenga”.

Dins lor presentacion, situèron d’en primièr lo contèxt actual de l’occitan en Catalonha, abans d’analisar lo ròtle essencial dels clubs de lectura dins la vitalitat de las lengas minorizadas. Segon elas, aqueles clubs son de vertadièrs espacis de sociabilitat ont la lenga se viu pas solament coma objècte d’estudi, mas coma instrument de comunicacion autentica.

Dins un encastre informal e convivial, los participants pòdon legir, discutir e crear de ligams personals en lenga, çò que permet de passar de l’aprendissatge teoric a l’usatge real. Aquela practica refortís a l’encòp la competéncia e l’identitat lingüistica, e fa descobrir una literatura sovent invisibilizada, mas d’una granda riquesa culturala.

Las doas representantas expliquèron tanben la naissença e l’evolucion del projècte: en tres ans de vida, lo club a organizat vint sesilhas, ont s’es legit un vintenat d’òbras escrichas en cinc variantas màgers de l’occitan (lengadocian, gascon, gascon aranés, provençal e lemosin). Tre lo començament del projècte, i a participat lo grand expèrt en literatura occitana, Jaume Figueras, qu’ajuda a causir las lecturas e balha lo contengut literari a las sesilhas. Amb lo temps, lo club es vengut mai qu’un simple espaci cultural: es un motor de transmission lingüistica, un agent de dinamizacion sociolingüistica e una plan bona aisina per far conéisser la literatura occitana.

Segon lor analisi, lo club atenh de publics fòrça divèrses: d’estudiants, de catalans que son a aprene l’occitan, e tanben d’occitans que vòlon retrobar o partejar las lecturas dins lor lenga. Aital, fòrça participants an restablit lo plaser de legir e lo plaser de parlar en occitan, dos elements indispensables per desliurar la lenga d’una percepcion estrictament escolara.

Aquelas sesilhas del Club de Lectura se son completadas de comptes renduts, de vidèos e d’un acompanhament lingüistic que permeton als participants de melhorar lor occitan e de comprene mai finament la diversitat de las variantas. Legir aquelas òbras —de còps aisidas, de còps mai escarpadas— es totjorn estat una font d’aprendissatge collectiu.

Per la còla del Club de Lectura del CAOC, aquela curiositat renovelada e aquel progrès partejat representan la vertadièra reüssida del club. En conclusion, soslinhan una idèa centrala: per far viure una lenga minorizada, sufís pas de corses o de teoria; cal d’espacis de plaser, de vida e de creativitat.

Un club de lectura es exactament aquò: un luòc ont la lenga respira, circula e s’afortís.


[Sorsa: www.jornalet.com]

segunda-feira, 24 de novembro de 2025

Pier Paolo Pasolini (1922-1975): en el cincuentenario de su asesinato

Con conmovida unanimidad de acentos, de derecha a izquierda, la prensa italiana llora a Pier Paolo Pasolini, el intelectual más incómodo que hemos tenido en estos años.


Escrito por Rossana Rossanda y Olivia Laing (*)

Convertido, es más, en incomodísimo. A nadie le gustaba lo que en los últimos tiempos andaba escribiendo. No a nosotros, la izquierda, porque luchaba contra 1968, las feministas, el aborto y la desobediencia. No le gustaba a la derecha porque estas salidas suyas se acompañaban de una argumentación desconcertante, para la derecha inutilizable, sospechosa.

No gustaba sobre todo a los intelectuales, porque eran lo contrario de lo que suelen ser, cautelosos destiladores de palabras y posiciones, pacíficos usuarios de la separación entre «literatura» y «vida», incluso aquellos a quienes 1968 había dado mala conciencia. Solo de entre ellos, [Edoardo] Sanguineti [poeta vanguardista del Gruppo 63] tuvo ayer el valor de escribir: «Por fin nos hemos librado de este atolondrado, residuo de los años cincuenta». Es decir, los años de la laceración, apocalípticos, trágicos. Finalmente, para el intelectual de izquierda, superados.

Esta casi total unanimidad es sin duda el segundo automóvil pesado que pasa por encima del cuerpo de Pasolini. Al igual que con el primero, quien tiene la conciencia tranquila puede decir: «Se lo ha buscado». Para quien no tiene estas certezas, es, en cambio, el último signo de contradicción de esta criatura contradictoria: una contradicción verdadera, que no puede recomponerse con ningún artificio dialéctico.

Porque si una cosa es cierta es que este repentino reconocerse todos en sus razones, ahora que ha muerto y de esta manera, es realmente la última burla que le devuelve nuestro mundo no amado. De hecho, no es el tradicional homenaje al difunto ilustre, ni la acostumbrada absolución para el difunto detestado en vida. Si todos escriben en el mismo registro (L'Unità [diario del PCI], en un emotivo artículo, esboza incluso una autocrítica, mientras que el Partido Radical lo inscribe post mortem), es porque cada uno, a partir de las razones de Pasolini, piensa hoy poder sacar provecho de ello.

¿No decía que los jóvenes son ahora como la espuma que deja la marejada que ha destruido los viejos valores? ¿Que una colectividad debe dotarse de un orden, un sistema de convivencia, un modelo? En esto todos están de acuerdo, salvo que cada uno da a este orden y a esta denuncia el signo que más le conviene.

Pasolini, el intelectual más outsider de nuestra sociedad cultural, proporciona con su indecorosa muerte la férrea prueba de que así no se puede seguir adelante. Tan cómoda, que todo lo demás se perdona. Creo que, ante este fervor y sus corolarios, Pasolini habría -si es lícito imaginar este gesto en un hombre tan humildemente amable- escupido encima. Que, si hubiera salido vivo, hoy estaría del lado del joven de diecisiete años que lo mató a golpes. Maldiciéndolo, pero con él. Y así hasta otra inevitable, quizás prevista y temida, ocasión de muerte.

Pero con él, porque era el mundo, estas criaturas de su vida más verdadera («yo los conozco a estos jóvenes, de verdad, son parte de mí, de mi vida directa, privada») en las que buscaba, obstinadamente, una luz. En ellos, no en el mundo del orden, que no son solo las comisarías de policía. Aquí volvía, porque en su visión del mundo no había otros caminos. Su denuncia del «desarrollo», de los valores del consumismo, del beneficio, del achatamiento que estos provocaban en una sociedad preindustrial en la que aún podían prevalecer las relaciones personales, no alienadas, no aceptadas pasivamente, era -como es por lo general en esta corriente, que cuenta con exponentes ilustres, católicos y laicos- tan unidimensional como la sociedad que criticaba; se vivía como el fin de la historia, como una barbarización ante la que solo cabía retroceder.

Retroceder hasta que un rechazo opuesto a este tipo de «desarrollo» -¿y quién puede oponerse a él si no es el marginal o un tercer mundo que aún no ha llegado a este umbral?- ofreciera un salvavidas. En otros lugares, no veía salvación: por eso Pasolini volvía, obstinadamente, al barrio y, cuanto más se le escapaba, más volvía a él, atormentadamente. Tanto más cuanto que, en todos los sentidos, debía presentársele como una frustración, una contradicción.

¿Buscaba una relación auténtica y no tejía, en cambio, una relación mercantilizada? ¿Buscaba una relación libre y no repetía él mismo -el intelectual rico que llega con su Alfa [Romeo] y paga al chico que tiene delante, socialmente y personalmente mucho más frágil- una relación entre opresor y oprimido? Ni la humillación que debía recibir a cambio (cuántas pruebas, menos trágicamente concluidas, de esta muerte suya debió de haber vivido; la irrisión del compañero ocasional, el rechazo, la resistencia de quien se deja usar, pero se siente usado y, por lo tanto, se rebela) podía absolverlo del hecho de que él mismo entraba en este mecanismo alienante. En el que el interlocutor se volvía cada vez más esquivo, más «objeto».

Distinto de un tiempo cuando el chico iba con él, pero manteniendo su propia figura, su dimensión no integrada, no sometible, como el Tommaso de Una vita violenta. Hoy ya no era así: el chico que lo mató tiene poco en común con el chico de barrio de antaño. Debería ser puesto en libertad mañana, de acuerdo con los valores que rigen esta sociedad (además de una humanidad elemental), porque no hay que dudar del testimonio de su barrio, y por tanto de que no tenía muchas ganas de trabajar -¿y quién las tiene?-, pero estaba dispuesto y a punto de reincorporarse al orden familiar, solo violado de forma provisional y venal.

Nada en esta historia es realmente lo que parece. No es el rico vicioso que busca amores ocultos entre los marginados, ya que nadie como Pasolini vivía más sencillamente su inclinación homosexual y podría haberla satisfecho, en una sociedad ya más permisiva, sin riesgo alguno. Tampoco el joven vicioso, que no existe: ni como vicioso, ni como delincuente, ni siquiera como desviado voluntario, rebelde a la norma. Muerte accidental en la persecución de un fantasma, se podría decir. Con satisfacción para la mayoría, con amargura para quienes estimaban y respetaban a Pasolini. Y ahora, funerales, con la asunción en la gloria por parte de quienes primero construyeron y luego exorcizaron ese fantasma.

Si Pasolini es hoy tan alabado, si probablemente muchos se reconocen de buena fe en una mitad del discurso que él hacía, es porque la otra mitad, para él esencial, aquella en la que depositaba su esperanza, no tenía fundamento. Cuántas discusiones, las pocas veces que lo veía, y siempre las mismas; las mismas que repetía, puntualmente, con Moravia. Es cierto que el capital nos ha deshumanizado. Es cierto. Es cierto que la conformidad con su modelo es monstruosa. Es cierto que es tan poderoso que se refleja incluso en quienes lo niegan: en 1968, cuando escribió el famoso poema sobre los enfrentamientos de Valle Giulia, Pasolini veía en el estudiante el producto de una clase social que puede incluso «probar» la revolución, algo que al policía, hijo de un jornalero del sur, no se le permite; y captaba una parte de la verdad.

Es cierto que hoy, y no ayer, se puede hablar de aborto, y no solo porque haya madurado el movimiento feminista, sino porque la sociedad masculina piensa en «economizarse». Es cierto que la escuela obligatoria y la televisión son organismos de consenso. Es cierto que el fascista no es tan diferente del demócrata, en sus modelos culturales, como lo era en 1922.

Todo es cierto, y todo es parcial: porque cada vez que Pasolini tocaba con la mano estas incómodas verdades, la ambigüedad del presente, daba un salto atrás, hacia la humanidad no ambigua de «antes», en lugar de captar en el estudiante, en el feminismo, en la escolarización, en la propia conformidad, el principio de una salida hacia adelante seguramente espuria, pero vital. La idea de que este itinerario debía completarse hasta el final, y a partir de ahí recuperar el hilo de un mundo devuelto a la humanidad, estaba cada vez más lejos de él.

Podría haber sido un escéptico, se convirtió, en sentido clásico, en un «reaccionario». Y esto se aprovecha hoy, este es el segundo automóvil que pasa por encima de su cuerpo. Puesto que, del valor disruptivo y violento de esta «reacción» suya nada queda en la elegía de las primeras, segundas y terceras páginas que se le dedican. Tendrá un funeral burgués y, dentro de algún tiempo, el ayuntamiento de Roma le dedicará una calle.

Lo matarán mejor sus verdaderos enemigos que el chico de la otra noche. En él, antes de morir, solo debió de ver el callejón sin salida en el que se había metido, la magnitud de su error. Y pensar que buscaba al ángel de la pasión según Mateo.

¿Qué sabía Pasolini? Cincuenta años después de su brutal asesinato, su visión del fascismo es más apremiante que nunca.

Olivia Laing

Pier Paolo Pasolini fue asesinado alrededor de la medianoche del 2 de noviembre de 1975. Su cuerpo ensangrentado se encontró a la mañana siguiente en un terreno baldío de Ostia, a las afueras de Roma, tan maltrecho que su famoso rostro era casi irreconocible. El principal intelectual, artista, provocador, conciencia nacional y homosexual de Italia murió a los 53 años, con su última y escandalosa película todavía en la sala de montaje. «Assassinato Pasolini», anunciaban los periódicos a la mañana siguiente, junto a las fotografías del joven de 17 años acusado de su asesinato. Todo el mundo conocía su gusto por los prostitutos de clase trabajadora. Un encuentro sexual que salió mal fue el veredicto instantáneo.

Algunas muertes son tan sugerentes que se convierten en emblemáticas de un tema, la lente engañosa a través de la cual se lee para siempre toda una vida. En este modo de interpretación extrañamente totalitario, Virginia Woolf siempre camina hacia el Ouse, el río en el que se ahogó. Del mismo modo, toda la obra de Pasolini está teñida por el aparente hecho de que fue asesinado por un chapero, el acto culminante de una vida implacablemente arriesgada.

Pero, ¿y si esa fuera la intención, la maliciosa astucia con la que se diseñó su asesinato? ¿Y si, en lugar del martirio instantáneo de una bala en la cabeza, Pasolini fuera asesinado de tal manera que pareciera que había buscado su propia destrucción, un castigo merecido, al menos a los ojos de los conservadores, por las manifiestas perversiones que abundaban tanto en su arte como en su vida?

Es más: ¿y si este asesinato, tanto de verdad como de su reputación, se diseñó para ahogar -contaminar, confundir- las advertencias que había estado lanzando con creciente ferocidad en los últimos años de su corta vida? «Lo sé» era el estribillo central de un famoso ensayo publicado un año antes de su muerte en Il Corriere della Sera, el principal periódico italiano. Lo que Pasolini sabía, y sobre lo que se negaba a guardar silencio, era la naturaleza del poder y la corrupción durante la brutal década de 1970 en Italia, los llamados «años de plomo», llamados así por la epidemia de asesinatos y atentados terroristas perpetrados tanto por la extrema izquierda como por la extrema derecha. En resumen, lo que sabía era que el fascismo no había terminado y que la derecha llevaría a cabo su metástasis, regresando con una nueva forma para reclamar el poder sobre una población aturdida por los halagos vulgares del capitalismo. ¿Se equivocó Pasolini en sus predicciones? Creo que todos sabemos la respuesta a esa pregunta.

Pasolini nació en Bolonia en 1922, el año en el que Mussolini se convirtió en dictador, en el seno de una familia militar. Pasó una etapa formativa en la ciudad natal de su madre, Casarsa, en la remota región rural de Friuli, después de que su padre quedara arrestado por deudas de juego. La brecha entre sus padres se agravó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Susanna era maestra y amante de la literatura y el arte, mientras que Carlo Alberto era oficial del ejército y fascista declarado, y pasaría la mayor parte de la guerra en Kenia, en un campo inglés de prisioneros de guerra.

Pasolini estudió literatura en la Universidad de Bolonia, pero cuando los bombardeos hicieron que la ciudad fuera demasiado peligrosa, se retiró con su madre y su hermano menor, Guido, a Friuli. Estaba obsesionado con la belleza de la región y su dialecto puro y arcaico, su lengua materna, hablada por los campesinos y casi desconocida en la literatura. En 1942 publicó su primer volumen de poemas, Poesie a Casarsa, escrito en dialecto. Pero durante los caóticos años de lucha que siguieron al armisticio italiano, ni siquiera Friuli era un lugar seguro. Guido se unió a la resistencia y fue ejecutado en las colinas por un grupo rival de partisanos, una tragedia que unió aún más a Susanna y a su adorado hijo superviviente.

Parte del encanto de Friuli era erótico. Fue aquí donde Pasolini descubrió su sexualidad, su atracción magnética por los campesinos y los chicos de la calle, lo cual pronto lo llevó a entrar en conflicto con las autoridades. A finales de la década de 1940 fue acusado de corrupción de menores por un supuesto acto sexual con tres adolescentes. Aunque más tarde quedara absuelto, el escándalo lo llevó a él y a Susanna a mudarse de nuevo, esta vez a Roma.

Se adentraron directamente en la bulliciosa ciudad de Ladrón de bicicletas: una Roma en ruinas, con barrios marginales poblados por un nuevo proletariado urbano que huía de las privaciones del sur rural. Pasolini encontró trabajo como profesor y se sumergió en otro lenguaje secreto, el romanaccio [romanesco], el dialecto callejero que hablaban los jóvenes rebeldes con los que entabló amistad. Ragazzi di vita, los llamó en la novela de 1955 que le dio fama: chicos de la vida. Estafadores y ladronzuelos con la cara marcada por la viruela, de caderas estrechas y amorales, a menudo homófobos, casi siempre heterosexuales. Fueron estos chicos los que situó en el centro de sus libros, sus películas, sus poemas y su vida.

Se puede vislumbrar a Pasolini en fotografías de esta época, una figura delgada y esbelta con piernas arqueadas, un impermeable sobre su elegante traje, cabello oscuro peinado hacia atrás y un rostro intenso y de pómulos marcados. Un observador, un artista motivado, un apasionado jugador de fútbol. Encontró su camino hacia Cinecittà, el famoso estudio cinematográfico romano, como guionista. Ayudó a Fellini con Las noches de Cabiria y luego se lanzó por su cuenta, escribiendo y dirigiendo Accattone, un relato neorrealista de 1961 sobre un proxeneta -interpretado por un chico de la calle de la vida real, Franco Citti- y su vida arruinada en un barrio marginal romano.

Artistas menos dotados podrían haber explotado ese filón durante años, pero Pasolini pronto reveló la excepcional profundidad y singularidad de su talento. Realizó películas explícitamente políticas, como Porcile y Teorema, animado por su odio hacia la burguesía complaciente. Contó la vida de Cristo en El evangelio según San Mateo y también abordó historias clásicas, creando adaptaciones crudas y viscerales de Edipo rey y Medea, protagonizadas por Maria Callas, así como Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, El Decamerón, de Boccaccio, y Las mil y una noches en la Trilogía de la vida.

No hay nada en todo el cine parecido a estas películas, que son obscenas y poéticas, visualmente sublimes y muy centradas en el ámbito de las ideas. Muchas de ellas están protagonizadas por el gran amor y compañero sentimental de Pasolini, Ninetto Davoli, un ingenuo desgarbado de Calabria con una sonrisa contagiosa. La tendencia de Pasolini a utilizar actores aficionados confiere a sus películas un realismo extraño e inestable, como si un cuadro renacentista hubiera cobrado vida.

A los 50 años, era mundialmente famoso, una figura controvertida, constantemente atacada. Fue candidato al premio Nobel de Literatura, pero también fue objeto de 33 juicios por cargos falsos o inventados, entre ellos obscenidad pública, desprecio a la religión y, lo más extraño de todo, intento de robo; su arma era una pistola negra cargada con una bala de oro. Pasolini ni siquiera tenía un arma.

Su arte nunca fue doctrinario, pero siempre fue político. Se había afiliado al Partido Comunista en su juventud, pero fue expulsado rápidamente por su homosexualidad manifiesta. Era criticado tanto por la izquierda como por la derecha, pero, aunque era para todos como una espina clavada, siguió aliado al comunismo y a la izquierda radical. En la década de 1970, se volvió excepcionalmente ruidoso en cuestiones políticas, utilizando los ensayos de Il Corriere para discutir la industrialización, la corrupción, la violencia, el sexo y el futuro de Italia.

En el más famoso, publicado en noviembre de 1974 y conocido en Italia como Io so, o «Yo sé», afirmaba conocer los nombres de los implicados en «una serie de golpes de Estado instituidos para la preservación del poder», incluidos los fatales atentados de Milán y Brescia. Durante estos años de plomo, la extrema derecha desplegó la llamada «estrategia de la tensión» para difamar a la izquierda y llevar al país hacia un régimen más autoritario. Pasolini creía que entre los responsables se encontraban figuras del Gobierno, los servicios secretos y la Iglesia. Se refirió a una novela que estaba escribiendo, Petrolio, en la que pretendía sacar a la luz estas corrupciones. «Creo que es poco probable que mi «novela en curso» sea errónea, es decir, que esté desconectada de la realidad, y que sus referencias a personas y hechos reales sean inexactas», añadió.

La última película es la más sombría. Ninguna película de terror de todos estos años se ha acercado a Salò (1975), ninguna película de tortura pornográfica se acerca a su gélida perfección formal o a su angustiosa intención moral. Versión de Los 120 días de Sodoma de De Sade trasladada al campo italiano en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, es una aterradora máscara sobre el fascismo y la sumisión, un relato de las dos caras de la moneda totalitaria. Al igual que la propia obra de De Sade, trata sobre el poder, no sobre el placer: quién lo posee y a quién destruye. Es una obra maestra apocalíptica que sigue siendo insoportable de ver; «fuera de lo común, proscrita», como observó el escritor y crítico Gary Indiana en un ensayo cinematográfico en el que alababa su capacidad, aun radiactiva, para herir al espectador.

He ambientado mi nueva novela, The Silver Book, en torno al rodaje de Salò. Quería imaginar a Pasolini trabajando, con un jersey ajustado de Missoni y gafas oscuras, corriendo de una escena a otra con la cámara Arriflex ligeramente apoyada en el hombro, supervisando la construcción de excrementos a partir de galletas trituradas y chocolate para la infame escena en la que se come mierda. No intimidaba a sus colaboradores, como hacía Fellini. Era querido y admirado, pero también alguien solitario, aislado. El cruising compulsivo, noche tras noche: en un poema titulado Soledad se preguntaba si no era simplemente una forma de estar solo.

Ninetto se había casado dos años antes y la pérdida lo había sumido en una desesperación total, un estado de ánimo que se filtró irremediablemente en la película. Había repudiado públicamente su alegre y erótica Trilogía de la vida. Ahora el sexo equivalía a muerte y dolor. En cuanto a la utopía, no quedaba ninguna posibilidad. Y, sin embargo, cuando un entrevistador le preguntó a quién iba dirigida Salò, respondió con toda seriedad: a todo el mundo. Seguía creyendo que el arte podía contrarrestar el hechizo, que podía conmocionar a la población y despertarla. No había perdido la esperanza.

Una de las teorías sobre la muerte de Pasolini es que le atrajeron a Ostia para recuperar algunas bobinas de Salò que le habían robado unos meses antes. Retomé esta historia en mi novela, pero decidí no describir directamente el asesinato de Pasolini, en el que sufrió golpes, le destrozaron la ingle, le cortaron casi toda la oreja y luego lo atropellaron con su propio Alfa Romeo plateado, lo que provocó que reventara el corazón. El chico que cumplió una condena de diez años por su asesinato tenía unas pequeñas manchas de sangre, pero ninguna herida, a pesar de que, al parecer, había golpeado a un hombre hasta matarlo. Otra frase de Io so sugiere lo que probablemente ocurrió: «Conozco los nombres de las personas sombrías e importantes que se esconden detrás de los trágicos jóvenes que eligieron las atrocidades fascistas suicidas o los delincuentes comunes, sicilianos y de otros lugares, que ofrecieron sus servicios como asesinos y sicarios».

Pasolini vio lo que se avecinaba. Como los artistas más excepcionales, tenía el don de la clarividencia, lo que es otra forma de decir que prestaba atención, que observaba y escuchaba y sabía interpretar las señales. En su última tarde, fue entrevistado por casualidad para La Stampa. Pocos días después de su muerte, sus últimas palabras grabadas se publicaron en un número agotado, una profecía desde el más allá.

Hablaba del modo en que la vida cotidiana estaba quedando distorsionada por el deseo de poseer, porque a todo el mundo se le enseñaba que «querer algo es una virtud». Dijo que esto afectaba a todos los aspectos de la sociedad, aunque los pobres pudieran usar una palanqueta para conseguir sus botines, mientras que los ricos dependían de la Bolsa. Afirmaba, refiriéndose a sus excursiones nocturnas al mundo sombrío de Roma, que descendía al infierno y traía de vuelta la verdad.

¿Cuál es la verdad?, le preguntó el periodista. La evidencia, dijo Pasolini, de «una educación compartida, obligatoria y errónea que nos empuja a poseerlo todo a cualquier precio». Describió a todos como víctimas de esto, pensando sin duda en Salò, donde víctimas y verdugos están encerrados juntos en una danza terrible. Y describió a todos como culpables, por su disposición a ignorar los costes en favor de su propio y lucrativo beneficio privado. No se trataba de culpabilidad individual o de buenos y malos actores, añadió. Era un sistema totalizante, aunque, a diferencia de Salò, había una forma de escapar, de romper el siniestro y seductor hechizo.

Como siempre, su lenguaje era más el de un poeta que el de un político: denso en metáforas, inquietante en sus advertencias. «Bajo al infierno y descubro cosas que no perturban la paz de los demás», dijo. «Pero tened cuidado. El infierno se va extendiendo hacia el resto de vosotros». Justo al final de la conversación, parece como si se sintiera frustrado por los continuos intentos del entrevistador de que aclare su postura. «Todo el mundo sabe que pago por mis propias experiencias en persona», dice. «Pero también están mis libros y mis películas. Quizás me equivoque, pero sigo diciendo que estamos todos en peligro».

El periodista le pregunta cómo cree que él, Pasolini, puede evitar este peligro. Está obscureciendo y ya no hay luz en la habitación donde están hablando. Pasolini dice que pensará en la pregunta durante la noche y que responderá por la mañana. Pero por la mañana está muerto.

Creo que Pasolini tenía razón, y estoy segura de que las advertencias que no dejaba de pronunciar fueron la causa de su muerte. Vio el futuro en el que hoy nos encontramos mucho antes que nadie. Vio que el capitalismo se corroería hasta convertirse en fascismo, o que el fascismo se infiltraría y se apoderaría del capitalismo, que lo que parecía benigno y beneficioso corrompería y destruiría las antiguas formas de vida. Sabía que la sumisión y la complicidad eran letales. Advirtió sobre los costes ecológicos de la industrialización. Previó cómo la televisión transformaría la política, aunque murió antes de que Silvio Berlusconi llegara al poder. No creo que el ascenso de Trump, un político formado al estilo de Berlusconi, le hubiera sorprendido mucho.

No era perfecto. Estaba infectado de la nostalgia de una Italia rural y campesina, cuyo coste ignoraba deliberadamente. Estaba en contra del aborto y la educación masiva; se puso del lado de la policía francesa contra los estudiantes en 1968. Su poesía puede ser autoindulgente, sus pinturas son malas. Pagaba por tener sexo con chicos de alquiler que seguían teniendo la misma edad mientras él envejecía y, por otro lado, los tomaba en serio, los escuchaba, les buscaba trabajo y les proporcionaba una fuente constante de apoyo. Era un visionario y un artista de convicciones morales inquebrantables. No se callaba.

El momento de su muerte hace que parezca que Salò fuera su última y desoladora declaración, pero incluso en su última noche, durante la cena, hablaba de su próxima película. Tenía más trabajo por delante, inimaginable en su forma, sin precedentes en su formato. Se tomó un filete y salió a ligar. Tenía hambre, ya ves. Estaba del lado de la vida, siempre.

 

(*) Rossana Rossanda (1924-2020), veterana resistente antifascista, comunista e internacionalista, fue cofundadora del diario il manifesto y miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.

(*) Olivia Laing novelista y crítica inglesa, es colaboradora de The Observer y The Guardian. En castellano se han publicado varios ensayos suyos, como "Por el río: Un recorrido más allá de la superficie" (Paidós, 2025), "El jardín contra el tiempo: En busca de un paraíso común" (Capitán Swing, 2024), "La ciudad solitaria: Aventuras en el arte de estar solo" (Capitán Swing, 2020), "El viaje a Echo Park: por qué beben los escritores" (Ático de los libros, 2016) o "Todos los cuerpos: un libro sobre la libertad" (Paidós, 2022), así como la novela "Crudo" (Alpha Decay, 2016).

Traducción: Lucas Antón


[Fuente: il manifesto y The Guardian - reproducido en www.suplementobitacora.net]






domingo, 23 de novembro de 2025

Les médecins de Gaza toujours détenus dans les prisons israéliennes

Alors que certains ont été libérés lors du cessez-le-feu, Israël détient toujours 80 professionnels de santé palestiniens sans inculpation. Leurs familles réclament leur libération.

Le Dr. Omar Ammar, , un gynécologue qui a contribué à populariser l’utilisation du frottis cervical pour dépister le cancer du col de l’utérus à Gaza, disparu en mars 2024. 

Écrit par Michal Feldon

Lorsque le Dr Ahmad Al-Farra a retourné la caméra de son téléphone dans son bureau de l’hôpital Nasser, dans le sud de Gaza, des pancartes sur lesquelles on pouvait lire « Liberté pour le Dr Abu Teima » et « Nous ne vous abandonnerons pas » sont apparues sur mon écran. Elles étaient brandies par la femme et les enfants de Nahed Abu Teima, qui n’ont pas parlé à leur père depuis près de deux ans. Abu Teima était directeur du service de chirurgie de l’hôpital Nasser jusqu’à ce que les forces israéliennes l’arrêtent lors d’un raid mené en février 2024 contre le complexe médical. J’ai parlé à sa famille après avoir demandé à Al-Farra, chef du service de pédiatrie et de maternité de l’hôpital, ce qu’il savait des sept collègues emmenés lors de ce même raid. 

Leurs noms figurent sur une liste publiée par Physicians for Human Rights–Israel (PHRI), qui recense 17 médecins gazaouis – et 80 professionnels de santé au total – qui restent détenus par Israël même après la libération par ce dernier de près de 2 000 prisonniers et détenus palestiniens au début du cessez-le-feu. Détenus sans inculpation ni procès dans des conditions épouvantables, ces médecins sont privés de tout contact avec le monde extérieur, à l’exception de rares visites d’avocats. Ils sont victimes de violences physiques, de négligence médicale et de privation de nourriture, ce qui a entraîné la mort de dizaines de détenus. Pourtant, même lorsque leurs cas suscitent une attention publique importante, comme celui du Dr Hussam Abu Safiya, directeur de l’hôpital Kamal Adwan, détenu depuis décembre 2024, cela n’a guère contribué à obtenir leur libération.

Il y a quelques mois, j’ai participé à une campagne sur les réseaux sociaux organisée par le PHRI, dans le cadre de laquelle des médecins israéliens comme moi ont lu les témoignages de médecins gazaouis détenus. J’ai lu les mots suivants : « Nous avons besoin d’antibiotiques et de médicaments pour traiter les infections... Parfois, j’opère des prisonniers, je nettoie l’abcès, je l’ouvre avec un morceau de plastique et je le désinfecte avec du chlore. » Ce n’est qu’après avoir parlé avec la famille d’Abu Teima que j’ai appris que ce témoignage était le sien.

Depuis son incarcération, Abu Teima n’a été autorisé à voir son avocat qu’une fois tous les six mois. Après leur dernière rencontre début octobre, l’avocat a informé la famille qu’il avait perdu 25 kilos, qu’il était battu quotidiennement, qu’on lui disait qu’il ne serait jamais libéré et qu’on lui refusait ses médicaments habituels pour la tension artérielle. Au moment de son arrestation, Abu Teima vivait avec sa femme, Arwa, et leurs neuf enfants à l’intérieur de l’hôpital Nasser, aux côtés de nombreuses autres familles du personnel médical. Israël avait détruit leur maison à Khan Younis au début de la guerre, et ils pensaient que l’hôpital leur offrirait une certaine protection contre les frappes aériennes. Lorsque l’armée israélienne a fait une descente dans le complexe médical, la famille d’Abu Teima a été évacuée, mais il a insisté pour rester afin de s’occuper des patients qui étaient encore là. C’était la dernière fois que sa famille le voyait ou lui parlait. Ce n’est qu’en août 2024, avec l’aide du PHRI, qu’ils ont reçu la confirmation qu’il était détenu à la prison de Ketziot, dans le sud d’Israël. Leur premier contact indirect, par l’intermédiaire d’un avocat, a eu lieu trois mois plus tard, près de neuf mois après son arrestation.

Depuis lors, Arwa et ses enfants vivent dans une tente à Khan Younis. Gynécologue en exercice, elle a réussi à subvenir seule aux besoins de sa famille, mais cela n’a pas été facile : depuis le début de la guerre, les médecins de Gaza ne reçoivent plus de salaire régulier, mais seulement des paiements forfaitaires sporadiques tous les deux ou trois mois. L’un de ses plus jeunes fils, Yousef, a gardé le sourire tout au long de notre conversation, malgré un coup de chaleur et un abcès infectieux à la jambe. Lorsque la famille s’est rendue à l’hôpital pour protester pour la libération d’Abu Teima, Al-Farra lui a administré des perfusions et des antibiotiques ; sans leur lien avec l’hôpital, le traitement de Yousef aurait été beaucoup plus difficile à obtenir.

« Nous perdons chaque jour un enfant à l’hôpital à cause du manque d’équipement », a déclaré Al-Farra à +972. Les médicaments pour le diabète, l’hypertension et l’hypothyroïdie sont rares. L’hôpital est à court de tubes à essai pour les analyses sanguines et ses unités de soins intensifs fonctionnent sans équipement de perfusion essentiel. Bien que davantage de nourriture soit entrée à Gaza depuis le cessez-le-feu, a expliqué Al-Farra, les denrées de base telles que la viande, le lait, les œufs et les produits frais restent largement indisponibles. Et malgré l’afflux de patients provenant des hôpitaux fermés du nord, Nasser n’a reçu aucun approvisionnement médical supplémentaire. Lorsque j’ai demandé à Arwa comment je pouvais l’aider, elle a refusé l’idée de collecter des fonds pour sa famille jusqu’au retour de son mari. Ce dont elle avait besoin, a-t-elle dit, c’était que nous protestions, que nous écrivions et que nous fassions du bruit. « Du pouvoir », a-t-elle dit, « pas de l’argent ou de la nourriture ».

Perte de poids et maladies de la peau  

Après ma conversation avec Arwa Abu Teima, le téléphone d’Al-Farra a été transmis à l’épouse et aux deux filles du Dr Ghassan Abu Zuhri, chef du service de chirurgie orthopédique à l’hôpital Nasser et spécialiste très respecté dans le domaine des prothèses articulaires. En 2017, Abu Zuhri a passé un an à exercer à l’hôpital Rambam de Haïfa, dans le nord d’Israël, où il a été invité à rester. Il a toutefois choisi de retourner à Gaza pour être avec sa famille. Avant la guerre, son expertise l’amenait souvent à traverser la Cisjordanie pour pratiquer des interventions chirurgicales.

Rima, son épouse, enseigne les mathématiques dans les écoles et les collèges et subvient désormais seule aux besoins de la famille. Douze membres de la famille élargie partagent une seule tente à Al-Mawasi, dans le sud de Gaza, après que leur maison à Khan Younis a été détruite pendant la guerre. Rima et les enfants n’ont pas parlé à Abu Zuhri depuis son arrestation. Son avocat n’a été autorisé à le voir que deux fois. Lors de la première visite, Abu Zuhri, qui n’avait aucun antécédent médical, semblait souffrir de la gale – que les autorités israéliennes ont laissé se propager de manière effrénée dans les prisons pendant la guerre – et d’une fatigue intense. Lors de la deuxième visite, il avait perdu 30 kilos. Le Dr Al-Farra a souligné à plusieurs reprises qu’Abu Zuhri n’avait aucune affiliation politique, qu’il était simplement un homme bon et un médecin qui respectait son serment d’Hippocrate, traitant tous ses patients sans distinction de religion, de race ou de sexe.  

Ce n’est qu’après que la famille eut quitté la pièce qu’il expliqua pourquoi il tenait à souligner ce point. « Nous pensons qu’il a soigné deux otages israéliens, et que c’est pour cette raison qu’on lui refuse la libération », a déclaré Al-Farra. « Mais vous voyez, il les a soignés comme il soigne tous ses patients. » Enfin, j’ai parlé avec la famille du Dr Omar Ammar, un gynécologue à la retraite âgé de 67 ans originaire de Khan Younis, qui a contribué à populariser l’utilisation du frottis cervical pour dépister le cancer du col de l’utérus à Gaza. Contrairement aux autres médecins qui ont été arrêtés lors du raid de l’armée israélienne sur l’hôpital Nasser, Ammar a disparu en mars 2024 lorsque l’armée a encerclé Khan Younis. Sa femme, Jihan, et leurs filles ont appris qu’il était en détention seulement lorsqu’elles l’ont reconnu sur une photo diffusée sur les réseaux sociaux : un groupe d’hommes palestiniens dénudés, les yeux bandés et agenouillés dans une grande piscine vide, gardés par des soldats israéliens. 

Il a fallu plusieurs mois à Jihan pour confirmer où il se trouvait. Selon le témoignage qu’Ammar a donné au PHRI en octobre 2024, huit mois après son arrestation, il a été transféré entre trois établissements avant d’être placé à la prison de Nafha dans le Néguev/Naqab, où il se trouve depuis juin. Grâce à la Croix-Rouge, qui l’a mise en contact avec le PHRI, Jihan a pu trouver un avocat, qui a rencontré Ammar à deux reprises. L’avocat a rapporté qu’il avait perdu 25 kilos, qu’il perdait ses cheveux et qu’il avait développé la gale, mais qu’on ne lui fournissait pas de vêtements propres. La prison de Nafha ne fournit pas de savon ; les détenus sont attaqués par des chiens de garde et sont délibérément réveillés toutes les deux à trois heures pendant la nuit. Jihan et les trois enfants du couple ont été déplacés 15 fois depuis le début de la guerre et vivent désormais dans une tente à Deir Al-Balah. Les deux filles souffrent d’hypotension et ont chacune perdu plus de 10 kilos. Jihan elle-même souffre de diabète, d’hypertension et de problèmes cardiaques chroniques, et n’a pas pu se procurer ses médicaments habituels depuis des mois. « Je préfère mourir plutôt que de déménager à nouveau », a-t-elle déclaré à +972. « Je n’en peux plus. La guerre m’a complètement changée. »

 

[Source : www.972mag.com - reproduit sur www.mcinformactions.net]

Cincuenta años después de Franco: Sánchez contrapone la democracia a la derecha actual

Algunos historiadores advierten de que el encuadre de Sánchez desdibuja los hechos. El Gobierno dice que no celebra la muerte de Franco, sino que reafirma los logros democráticos de España.

     La noticia de la muerte de Franco en las primeras páginas

Escrito por Inés Fernández-Pontes

El jueves se cumplieron 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco. Más que un momento de reflexión nacional, el aniversario se ha convertido en un campo de batalla político clave para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y en una herramienta para mantener unida su cada vez más frágil coalición de gobierno.


En enero, Sánchez bautizó 2025 como «50 años de libertad», presentando un calendario de actos culturales y educativos dedicados al final de la dictadura.


La sublevación militar de Francisco Franco en 1936 desencadenó una guerra civil de tres años que derrocó al gobierno republicano de España y dio paso a una dictadura militar de casi 40 años. Los expertos calculan que entre 500.000 y 600.000 personas murieron en el conflicto, cientos de miles huyeron al extranjero y miles más murieron bajo la represión franquista hasta la muerte del dictador en 1975.


Presentada como una advertencia contra el «ascenso del fascismo en Europa», la iniciativa pretende contraponer la «España democrática» a una derecha cada vez más radicalizada.


Según la última encuesta del CIS, el Partido Popular, de centro-derecha, se sitúa en el 22,4%, mientras que Vox podría alcanzar la cifra récord del 18,8%, un resultado que puede complicar el futuro de Sánchez, aunque todavía no garantice a la derecha una mayoría parlamentaria.


«Si algo nos enseña la historia es que la libertad es algo que se puede perder», declaró Sánchez en enero.


Sin embargo, las conmemoraciones de inicio de año comenzaron con notables ausencias. El rey Felipe VI no asistió, alegando compromisos previos. Tampoco asistieron el Partido Popular (PP), partido de centroderecha de la oposición, ni el partido de extrema derecha Vox.


Poco después, más de 100 intelectuales -entre ellos exministros y figuras socialistas- firmaron un manifiesto en el que acusaban a Sánchez de utilizar a Franco para «polarizar» España y deslegitimar a sus rivales.


Lógica de coalición

El momento elegido para la iniciativa no es casual. Sánchez gobierna con una débil alianza de izquierdas dependiente de los partidos nacionalistas regionales. Mostrar a la derecha nacional como una amenaza para la democracia ayuda a consolidar ese bloque.


En un congreso socialista celebrado en Ámsterdam el pasado octubre, afirmó que España ilustra cómo la «derecha convencional se ha convertido en un satélite de la extrema derecha».


A partir de ahí, Sánchez ha tratado de elevar su mensaje al escenario europeo, presentándose como abanderado del campo progresista del continente. En recientes intervenciones, llegó a advertir de que el regreso de Donald Trump espolearía una «reacción en cadena del nacionalismo» en Europa e instó a los líderes de la UE a construir un bloque socialdemócrata más autónomo capaz de resistirlo.


Ese mensaje se ha hecho aún más nítido a medida que el Gobierno de Sánchez se ha visto sacudido por una serie de escándalos de corrupción en los que está implicado su círculo familiar más cercano. Las acusaciones incluyen el uso indebido de varios millones en fondos de la UE vinculados a sus aliados.


Por otra parte, la policía ha vinculado una red de corrupción «mafiosa» a altos cargos del PSOE, lo que ha agravado los problemas de credibilidad y ha suscitado las críticas del Consejo de Europa sobre la gestión de la corrupción política en España y las lagunas de supervisión que existen desde hace tiempo.


Su negativa a dimitir o a convocar elecciones, argumentó Sánchez, evita entregar España a «la peor oposición de nuestra historia democrática».


No todos en la izquierda lo aprueban. El expresidente socialista Felipe González criticó el «argumento antidemocrático» de Sánchez y advirtió de que presentar a los opositores como protofranquistas puede trivializar la dictadura.


Armas contra el pasado

Utilizar el legado franquista da réditos electorales, según Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. «A mayor confrontación y polarización, mayor beneficio político», afirma.


Pero la estrategia puede estar resultando contraproducente. Madrid acogerá el viernes un encuentro neofascista. Además, una encuesta reciente muestra que el 21% de los españoles cree ahora que Franco «era bueno», un resultado que, según los historiadores, refleja la nostalgia alimentada por la política y no por la educación.


El escritor Javier Cercas resumió el malestar en El País en su artículo de opinión «Nada que celebrar» Celebrar la muerte de un dictador que murió pacíficamente «después de destruir una nación» es, cuando menos, moralmente cuestionable.


¿Política de la memoria o memoria política?


Durante décadas, los gobiernos evitaron conmemorar la muerte de Franco, conscientes de las concentraciones de extrema derecha que se celebraban cada 20 de noviembre. El líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero incluso obvió el 30 aniversario.


El Gobierno español dice que no celebra la muerte de Franco, sino que reafirma los logros democráticos de España, argumentando que la democracia «la trajo el pueblo» y debe ser «defendida y recordada», dijo un portavoz del PSOE a Euractiv.


«No celebramos la muerte del dictador, sino el principio del fin», declaró el ministro español de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.


Algunos historiadores, sin embargo, advierten de que el encuadre de Sánchez desdibuja los hechos. «Afirmar que España cumple este año 50 años de democracia distorsiona el pasado», afirma Pablo Pérez López, de la Universidad de Navarra. La democracia no empezó con la muerte de Franco en 1975, concluyó. 


El régimen sobrevivió hasta que las Cortes franquistas votaron a favor de su autodisolución en 1976, reforma refrendada posteriormente por el 90 % de los españoles en referéndum. Solo entonces se celebraron las primeras elecciones libres en 1977 y se promulgó la Constitución de 1978.



[Editado por cs/Euractiv.com y Luis de Zubiaurre - foto: Keystone/Getty Images - fuente: www.euractiv.es]