quinta-feira, 7 de agosto de 2025

Carta abierta al Darmstadt Ferienkurse por la censura (antipalestina) de la obra «Huella Winka»



A la organización del Darmstadt Ferienkurse:

Escribo esta carta en estado de shock. El jueves 29 de julio se me comunicó que mi obra-performance-instalación «Huella Winka» (parte del workshop 
«The Enby Future Manifest», dictado por Luxa M. Schütter), a presentarse este sábado 2 de agosto en la fundación Schader Stifung, tenía que ser retirada por contener palabras como “free Palestine” y “stop genocide”. Sí, dos palabras escritas en un papel.

Al parecer, la fundación Schader Stifung, que al principio nos recibió con un discurso progresista y de aceptación de la diversidad, los derechos humanos y bla bla bla, no tolera que se mencione un genocidio en curso ni se haga alusión a un pueblo en resistencia contra la desaparición y exterminio por parte del Estado genocida de Israel (y sus cómplices occidentales). Si quitaba esas palabras, la presentación de toda la performance podía seguir con tranquilidad. Si las palabras no se quitaban, se cancelaba toda la presentación, incluyendo las performances e instalaciones de mis compañeros provenientes de muchas partes del mundo. Luego de comunicarme la noticia, se tomaron la atribución de retirar mi obra del espacio, con probabilidad de arruinarla, ya que se trata, entre otras cosas, de grandes tiras de papel escritas con carbón, donde al enrollarlas se manchan y se desdibuja todo el trabajo.

Esto me parece un acto repugnante de censura fascista y colonialista. Se lo están haciendo a una travesti pobre sudamericana que proviene de Argentina, a la cual le costó muchísimo llegar a Darmstadt. Y cuando digo muchísimo, les explico un poco mi situación: soy la única compositora argentina que viene desde su país de origen (los demás compositores argentinos en Darmstadt, viven en Europa). Argentina está sumida en una crisis económica, política, social y cultural sin antecedentes desde el restablecimiento democrático. Nos cuesta mucho llegar a estos espacios. El gobierno del ultraderechista y sionista Javier Milei avanza con una política de destrucción del Estado y de toda garantía democrática posible: salud pública, educación pública, derechos humanos básicos, entrega total de territorios (eso que mal llaman recursos naturales) a empresas extractivistas, megaendeudamiento con el Fondo Monetario Internacional y más desastres. Sufro en mi carne propia estas políticas: perdí mi beca, perdí acceso a tratamientos hormonales y acceso al sistema de salud, sufrí corporal y mentalmente el aumento de la violencia callejera hacia las diversidades exacerbada por el discurso oficial del Gobierno, y ni hablar del empobrecimiento estructural en el que me encuentro. Yo vendí instrumentos muy queridos para llegar aquí. A mí no me apoya nadie. Ni mi universidad, ni el Ministerio de Relaciones Exteriores, ni tampoco ninguna fundación privada. Y todo esto no lo digo en plan victimización, sino más bien en plan concientizar que están censurando una obra de una persona que está atravesada por múltiples opresiones y que una situación de tal magnitud no puede pasar como algo desapercibido.

Y subrayo que me parece muy cínico que se esté censurando mi trabajo que habla de la relación entre el terricidio (ecocidio y destrucción de comunidades) y el genocidio palestino (entre tantas otras cosas). Se trata justamente, de una obra que intenta situarse en los puntos ciegos de la civilización occidental actual: el genocidio palestino es la punta del iceberg de un proceso de exterminio mucho más grande a nivel planetario, donde se interconectan muchas opresiones: desde la megaextinción de especies, las resistencias indígenas y de comunidades del sur global, sus cosmopolíticas y las tensiones que generan contra el mundo winka (palabra mapuche para describir a los conquistadores blancos) y tantas otras cuestiones espirituales, ecológicas, sociales que la atraviesan.

El festival de Darmstadt es históricamente un estandarte contra el fascismo y se enhebró como un espacio de libertad en la música contemporánea. A más de 70 años de su fundación, luego de la terrorífica Segunda Guerra Mundial y el genocidio hacia el pueblo judío, hago hincapié en la necesidad de volver sobre los pasos de su propia huella (esa huella winka…) y replantearse esta actitud de censura.

Agradezco a la solidaridad de mis compañeros de taller, con quienes acordamos irnos de este desagradable espacio sionista e intentar hacer la presentación en otro espacio (que obviamente, no va a ser lo mismo, ya que tenemos que montar todo lo que fue pensado y trabajado en un espacio en otro).

Para cerrar, solicito determinadas cuestiones a la IMD:

-Enmendar en términos materiales y simbólicos la censura de mi trabajo.

-Enmendar en términos materiales y simbólicos la interrupción de los trabajos de mis compañeros.

-Tomar una postura clara sobre el genocidio en curso al pueblo palestino.

-Romper relaciones con instituciones que promuevan la censura y el genocidio israelí hacia el pueblo palestino.

No son tiempos para neutralidad. Hay un genocidio en curso. Los artistas contemporáneos tenemos que situarnos en el presente. La abstracción es un oxímoron winka. Detrás de nuestros sonidos hay identidades, culturas, historias, condiciones materiales muy específicas para que podamos hacer lo que hacemos y estar donde estamos.

Espero que esta carta pueda ayudar a reflexionar y tomar conciencia.

Ada Gomiz

Viernes, 01 de agosto. Desde el Darmstadt Ferienkurse.

[Fuente: https://adagomiz.wordpress.com/open-letter-to-the-imd/ - reproducido en losotrosjudios.com] 

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