Estos libros no superan las 100 páginas y los puedes ver en el mismo tiempo que verías un capítulo en Netflix.
Escrito por Beatriz Esquivel
En tiempos recientes, la lectura rápida que facilita la memorización, así como poder terminar un texto más rápido de lo usual se ha popularizado y difundido con todo tipo de clases y cursos. Si bien tales técnicas tienen beneficios, también inciden en un problema que aqueja a más de una persona: aquellas que quieren leer, pero no tienen demasiado tiempo para hacerlo… pero después se encuentran ocupando su tiempo viendo un capítulo de su serie favorita en Netflix.
Es por ello que en esta ocasión no solo te recomendamos un par de libros que se caracterizan —entre otras cosas— por su brevedad, sino te retamos a que de vez en cuando, en lugar de sentarte a ver una serie, tomes cualquiera de estos libros durante 50 minutos e incrementes tu lista de libros leídos sin perder demasiado tiempo:
Albert Camus, El extranjero, 1942.
Con poco más de 30 páginas, Camus logra contar una de las grandes historias existencialistas de la literatura del siglo XX, aunque tanto su autor como otros críticos han renegado de tal categoría y más bien lo han clasificado como una historia del absurdo. A pesar de su brevedad, esta obra ha sido adaptada tanto al cine con las películas Lo Straniero de Visconti, Yazgı de Zeki Demirkubuz, así como al rock con la canción de The Cure “Killing an Arab”.
Juan Ruiz de Alarcón, La verdad sospechosa, 1620.
Si nunca has leído una pieza dramática de Ruiz de Alarcón, esta obra será una buena introducción a su literatura, pues se trata de la obra más afamada del autor. Inserta en el periodo conocido como el Siglo de Oro español, en el que otros autores como Lope de Vega o Cervantes estaban publicando. Esta obra es irónica y está escrita en verso —la forma usual para el teatro del Siglo de Oro— por lo que podría parecerte extraño en un principio, sin embargo, descubrirás que su trama y el enredo te atraparán hasta su última página.
Jean Anouilh, Antigona, 1944.
Inspirado en la Antigona de Sófocles así como Los siete contra Tebas de Esquilo —ambas referencias cuentan con menos de 90 páginas, por lo que si te interesa conocer los textos originales, también podrías leerlos en poco tiempo—, Anouilh, un escritor y dramaturgo francés, lleva la trama a la modernidad sin que se trate de una copia del texto anterior, al tiempo que irremediablemente se inscribe en el contexto de su estreno: la ocupación nazi en París.
Antoine de Saint-Exupéry, El principito, 1943.
Esta novela goza de fama internacional y es considerado uno de los libros imperdibles de la literatura mundial, al grado de que a la fecha es el libro más vendido y con más traducciones. A pesar de ser considerado un texto infantil, en su prosa se plantean cuestiones filosóficas que giran en torno al amor, la amistad y el sentido de la vida.
Xavier Villaurrutia, Dama de corazones, 1928.
Se trata de la única novela del afamado poeta mexicano, que a pesar de estar escrita en prosa, recuerda a las figuras retóricas propias de su poesía, una obra misteriosa que juega con la realidad a través de visiones oníricas en primera persona que van más allá de la muerte.
Carlos Fuentes, Aura, 1962.
Situada en el mismo año de su publicación, Aura es una novela que a pesar de ser considerada una de las grandes obras de la narrativa mexicana del siglo XX, en su momento fue criticada e incluso, años después, hacia el 2001 fue censurada por sus temas inapropiados para los jóvenes de secundaria. Pero el resultado solo fue que las ventas del libro se incrementaran.
Jose Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, 1981.
Adaptada al cine y, así como Aura, un libro básico en la educación secundaria de México, Las batallas en el desierto también es considerada una obra importante de la narrativa y en particular de la historia de la Ciudad de México durante la década de los 40 e inicios de los 50.
[Fuente: www.culturacolectiva.com]
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