Cerca del corazón salvaje y Un soplo de vida, una
novela que intenta olvidar la muerte y otra escrita en agonía por
Clarice Lispector (1920-1977), se reincorporan a la cartografía librera
local con cuidadas reediciones presentadas por el especialista en
literatura brasileña, Basilio Losada, y por Olga Borelli, amiga de la
autora.
Se trata de la primera y última novela de Lispector, principio y término
de un proceso en su escritura que signó a la literatura latinoamericana
contemporánea y que en su intimidad tuvo que ver con una búsqueda de
sentido más allá de la palabra.
La propuesta de Grupal-Siruela deja seguir a una escritora que va
metiéndose cada vez más hondo en su propia piel, pasando de un relato
íntimo y personal (en sus comienzos y en sus crónicas) a textos
intravenosos, raigales, que en su caso convocan la más universal
sensibilidad femenina.
Si las primeras obras de Lispector fueron originales porque imponían la
voz y subjetividades de los personajes a la trama, mientras avanzaba, la
autora fue liberando su escritura hasta debilitar tanto las estructuras
narrativas que sus últimos libros "no pueden definirse como novelas en
el sentido taxativo del género, sino por lo que no son", dice a Télam la traductora Florencia Garramuño.
Estas "no tienen una estructura clara ni una trama definida, no hay
intriga, los personajes se confunden entre unos con otros y si aparece
la trama es interrumpida constantemente por la voz del narrador para
reconstruirla", describe Garramuño sobre la autora de "La pasión según
GH", obra cúlmine que se lanzará en septiembre próximo en Argentina.
Y si Cerca del corazón salvaje es el intento por construir una biografía, Un soplo de vida
es la obra definitiva de Lispector, escrita mientras convalecía del
cáncer que le provocó la muerte en 1977 y "nacida de un impulso doloroso
que no podía detener", de su intensión por escribir "un movimiento
puro", señala Borelli al comienzo de la coedición.
Estos títulos se suman a otros 14 de la cuidada colección de tapas duras
y gruesas páginas de papel ecológico, compuesta por novelas, crónicas,
cuentos y correspondencia privada que delinean un ilustrativo panorama
sobre el misterio que la misma Lispector quiso encarnar y sobre su
obstinación por torcer el lenguaje para ir más allá de las palabras.
"Clarice toca lo sensible, lo no especulativo, sería imposible
explicarla, entrás o no, no la intelectualizás. Es cuerpo, sensaciones,
su palabra -como el Brasil de su saudade- es música, tonos,
intensidades", dice la psicoanalista y poeta Laura Hana, especialista en
la escritora ucraniana responsable de poner de cabeza buena parte las
nociones sobre lo literario en el Brasil de los 70.
"Hacer una literatura sin literatura", escribe Lispector, "tejer
escritura, bordear lo indescriptible -dice Hana-, su escritura nos da el
danzar y la musicalidad sin ninguna representación": "Solo me interesa
lo que no se puede pensar: lo que se puede pensar es demasiado poco para
mí", transcribe una de las páginas de "Un soplo de Vida".
Lispector escapó a convenciones y etiquetas, su escritura guardó la
cadencia ancestral nordestina de la tierra de infancia -su familia se
instaló en Recife cuando ella tenía dos años- y su vida el quiebre y
ritmo de la modernidad; con 40 años educó a sus hijos Paulo y Pedro,
dejó un marido diplomático en Europa y los mantuvo con traducciones y
crónicas que escribía para periódicos cariocas.
Nacida el 10 de diciembre de 1920 en Ucrania -murió un día antes de su
cumpleaños número 57 en Río de Janeiro-, es una de las pocas escritoras
reconocida en vida por sus pares de manera bastante colectiva
-especialmente generaciones jóvenes y feministas-, aunque no disfrutaba
mucho esa exposición.
"Su presencia en la literatura brasileña es muy llamativa, una escritora
muy reconocida internacionalmente entre los 70 y 80", comenta
Garramuño, considerada una de las escritoras del Brasil más importantes
del siglo XX, se autodefinía con un "no estilo" y dejó una producción
menor de libros infantiles, poemas y pintura.
"A ella la lee Helene Cixous, filósofa feminista francesa, que la coloca
en el centro de la discusión; muchas teorías desarrollan a partir de
obras que llegan a Estados Unidos de su mano", repasa Garramuño.
"Citada por la literatura joven de esos años que reflexiona claramente
sobre lo que estuvo haciendo", reseña sobre el proceso alquímico
emprendido por Lispector, usando la palabra como sortilegio para
interrogar la soledad de lo femenino, su esencia, lo enigmático.
La recuperación planteada por Siruela-Grupal en Argentina incluye Queridas mías, correspondencia con sus hermanas Tania y Elisa entre 1940 y 1957; las novelas Aguaviva, La lámpara, La hora de la estrella, La ciudad sitiada, Aprendizaje o el libro de los placeres y La manzana en la oscuridad; así como Cuentos reunidos, la parte más variada de su obra.
Donde se enseñará a ser feliz reúne piezas esenciales para
entender su literatura, con cuentos, crónicas, conferencias, la obra de
teatro "La pecadora quemada y los ángeles armoniosos" y la extensa
entrevista que concedió un año antes de su muerte a Affonso Romano de
Sant`Anna y Marina Colasanti.
En tanto que Correo femenino, reúne notas a la prensa de 1940; Aprendiendo a vivir, compila meditaciones de temas domésticos escritas para el Jornal do Brasil entre 1967 y 1973; Para no olvidar, antologa relatos de no ficción, embrionarios de varias de sus novelas; y Sólo para mujeres, recupera 290 crónicas publicadas de 1959 a 1961.
[Fuente: www.telam.com.ar]
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