
Escrito por SONIA RICO
Parece
que desde que el mundo es “global” y a medida que todos estamos cada
vez más interconectados las fronteras se diluyen; esto nos da la
posibilidad de conocer a autores que vienen de otros países y, este es
el caso, de Juan Manuel Chávez, a quien vamos a ir conociendo más en
nuestro país.
Sorprende
que de Juan Manuel a día de hoy en España solo pueda encontrarse un
libro publicado recientemente. Se trata de una antología de cuentos en
colaboración con otros autores: “Cuentos EX” (Editorial Magma, 2019). Y
digo sorprende porque es un autor muy prolífico en su país de origen, que
lleva mucho tiempo comprometido con las letras.
Juan Manuel es Mención especial del Premio Nacional de Literatura 2017 (categoría LIJ) en el Perú,
ganador de la Bienal de Cuento para Niños del ICPNA 2016, Premio de
Ensayo de Radio UNAM 2016, primera mención del Premio Nacional de Novela
Federico Villarreal 2004 y Premio Copé de Plata en Cuento 2002, entre
otros galardones. Es autor de las novelas Cassi, el verano, El barco de San Martín, Ahí va el señor G y La derrota de Pallardelle; el libro de cuentos Sonríen los desamparados, el ensayo Limanerías y la historia para niños El rinoceronte que quería ser unicornio;
además de crónicas e investigaciones académicas. Actualmente sigue el
programa de doctorado en Lenguas, Literaturas, Culturas y sus
Aplicaciones en la Universidad de Valencia y es investigador de la
Unidad de Estudios Biográficos de la Universidad de Barcelona.
Actualmente
es representado por la Agencia Literaria Silvia Bastos y me he acercado
a él con motivo de la presentación del libro Cuentos EX para hacerle
algunas preguntas sobre literatura.
-Juanma, llevas un tiempo
viviendo en España, ¿qué supone para ti que por fin se comercialice en
librerías algo tuyo en este país?
Implica
que el diálogo que formula lo que escribo puede encontrar interlocutores
acá, donde vivo, tal como viene sucediendo en Perú, Argentina o Italia.
Si bien hace unos años salió un libro mío con el Ayuntamiento de
Valencia y la Fundación CeiMigra (el trabajo interdisciplinar Un idioma para la integración social), esta fue una publicación institucional que no se puso a la venta. Recién ahora, con mi inclusión en Cuentos EX de
Magma Editorial, figura algo de mi narrativa breve en librerías que
visitan mis colegas y los amigos que uno va forjando… y, sobre todo,
asoma la oportunidad de que cualquiera entre a un local y tome el libro
en que figura mi obra; entonces, sucede lo que ennoblece a la
literatura: el encuentro entre dos desconocidos gracias a páginas que
los unen.
-Para un autor de éxito como tú ¿es difícil dar el salto y darse a conocer en otro?
Ante todo, me acojo a Calderón de Barca: “Acudamos a lo eterno / que es la fama vividora / donde ni duermen las dichas, / ni las grandezas reposan”.
Amparado por estos versos, voy a la orilla contraria: comenzar en nuevo
sitio y ser extranjero, ese paisaje de incertidumbres que ruedan como
bolas de nieve; y pienso en los desafíos para un zapatero, un médico y
también de un escritor. Para saltar hay que estar entrenado, sino la
iniciativa puede terminar en descalabros; entrenado incluso en los
desengaños. Con todo, qué importante es moverse, tentar el paso a nuevas
culturas y sumergirse en otras lenguas. Este salto no asegura la
conquista del reconocimiento; por el contrario, es cosa esquiva y no
depende exclusivamente de la calidad de cuanto uno hace. Si el salto es
una acción personal cuyo origen es una decisión tan introspectiva, el
reconocimiento es un resultado colectivo que nunca podrá dominar el
individuo que arriesga. Por ello, es difícil y, en ese margen de suplicio
y emoción, vivificante; migrar es la vanguardia de una valentía que
inspira: la mundana.
-Juanma, abandonaste la carrera de Ingeniería Civil para dedicarte a la literatura ¿lo volverías a hacer?
Para
serte franco, Sonia, diría que cada día lo sigo haciendo. Fue una
determinación del pasado que, como todo giro de vida, no pierde
vigencia; marca mi dirección y me da un sentido.
-Has llevado durante varios años en Perú un programa de radio dedicado a entrevistas a escritores ¿cómo recuerdas aquella etapa?
Lo
hermoso de aquella etapa, que duró hasta 2006, fue el trabajar
meticulosamente cada programa: para recibir al peruano Santiago
Roncagliolo, al nicaragüense Sergio Ramírez, al español Javier Cercas o
al húngaro Péter Esterház, había que leer obra consolidada y revisar
las novedades, analizar algunas aproximaciones críticas y confrontar
entrevistas del pasado. Un intento algo desquiciado y juvenil de ser,
semana tras semana, el divulgador de una literatura en particular. En el
equipo, desde producción a conducción, buscábamos que cada invitado
notara cuánto nos importaba su escritura y que estábamos al frente para
ahondar en ella en favor de nuestra audiencia. Años después volví a
tener una secuencia radial, pero en vez de una hora duraba seis minutos;
intenté concentrar los universos librescos en pocas palabras. Ya lo
decía Baltazar Gracián: “Lo bueno, si breve…”
-¿Cómo nos explicarías tu visión actual del panorama literario en Perú?
Con una
preminencia de la literatura escrita por mujeres, desde Yeniva Fernández
y Claudia Salazar hasta Christiane Félip Vidal y Carmen Ollé, pasando
por Karina Pacheco y Julia Wong, por mencionar solo algunas. También,
una reivindicación de figuras cuya obra había sido soslayada en el
pasado o cuanto menos poco atendida como Lastenia Larriva de Llona y
Magda Portal, por un lado; la de Cromwell Jara, por otro. Finalmente, la
narrativa de no ficción se mantiene en un periodo estelar. Y si
hablamos de visión, conviene hablar de un vislumbrar: que el prestigio
de los diarios, cuentos, cartas y prosas de Julio Ramón Ribeyro sea
pasión hispanohablante; además, que suceda algo equivalente con Miguel
Gutiérrez, quien es fundamental para comprender la novelística de
América Latina durante los últimos cincuenta años.
-¿Cuáles son tu referentes literarios?
Pienso
en los referentes no como un modelo inamovible para mi escritura, sino
como una constelación que va cambiando de acuerdo con las estaciones en
que va mi vida. Sigo admirando la poesía del peruano José Watanabe y la
del español José Hierro, de cuyos versos extraje la intimidad amigable.
Así como me paralizó Ensayo sobre la ceguera de Saramago hacia 1996, también me asombró Infinito viajar
de Magris en 2008; literatura que además de sobrecogedora es política.
Miro hacia atrás y nunca he dejado de leer las novelitas de Stefan
Zweig, de quien envidio la capacidad de fabular. Personalidades como
Mario Vargas Llosa y Fernando Iwasaki fueron en su momento
particularmente generosas conmigo, es una ejemplaridad que busco emular
con quienes lo precisen. Y ahora en Barcelona, sigo la vida y obra de
Anna Caballé, que es admirable.
-¿Cómo se plantea tu carrera de escritor en España?
Qué
estimulante pregunta, Sonia. Con inagotable asombro en esta ciudad con
mar. Puedo dedicarme a investigar desde lo humanista hasta lo académico y
tengo el tiempo para crear sin la necesidad de acorralar mi escritura
contra un horario laboral; en estos años, en que además me dejo tentar
por algunos encargos narrativos que coinciden con mis intereses, vivo un
segundo nacimiento de mi ambición literaria. Si la primera vez fue hace
veinte años, cuando lo único importante en la universidad era leer y
escribir, ahora siento el privilegio de un déjàvu de todo aquello.
-Tienes una novela publicada por Planeta en Sudámerica, Cassi, el verano ¿puedes contar de manera breve de qué trata, qué temas aborda?
Trata de
una pareja de peruanos y una mexicana que estudian un posgrado en
España, una España en crisis; es la historia de una amistad que se
arropa de amor en un mundo que se tambalea por las reclamaciones
sociales y políticas. Es también la historia de alguien que, a la sombra
de estos tres personajes, mueve hilos ajenos para sacar provecho. Cassi, el verano es
una novela de migrantes, de los linderos con que concebimos el afecto,
de algún tabú, del español como lengua diversa y rebelde. Planeta ofrece
la novela como un thriller sentimental; y es que, los afectos están en
juego y en medio de ellos asoma un crimen.
-¿Veremos esta novela en España?
Silva
Bastos, mi agente literaria, seguro que respondería que sí; y agregaría
que sin duda. Yo le creo a sus futuras gestiones y acuerdos.
-¿Qué le dirías a un escritor novel que a veces se siente desanimado ante la dificultad de publicar?
Pues que
sienta orgullo de lo que hace, antes de preocuparse por la cuestión
clave de salir de imprenta e irradiar literatura sobre otras personas.
Lo que siempre debe recordar es que, si decidió escribir una historia o
trazar sus versos fue por esa urgencia desalmada para liberar de sí un
mundo interior que bulle; y eso, tan desprendido y temerario, vale por
sí mismo. La publicación es un asunto ulterior y tiene su origen en el
romance; una editorial se apasiona por un original y lo quiere de forma
exclusiva, hay posesión e intensidad. Para que un escritor novel concite
este nivel de atención tendrá que laborar no solo en sus procesos
creativos, conviene investigar el abanico de sellos locales e
internacionales, así como sus líneas guía; no es cuestión de remitir lo
propio a diestra y siniestra en un sobre, sino ponerlo en manos de
quienes tienen afinidad con su propuesta estética o su visión de mundo.
Discernir entre las potenciales casas para una obra sirve para
centralizar esfuerzos y no dinamitar la voluntad; además de una
investigación de posibilidades, esto exige autoevaluación y respeto por
lo que hacemos.
-¿En qué estás trabajando ahora?
Ando en
mi tesis doctoral sobre un Tupac Amaru que fue expulsado a Ceuta desde
el Virreinato del Perú, el exilio fue su castigo por la participación en
la rebelión de 1780 en el Cusco; la historia no queda ahí: él escribe
sus memorias, pero ni en Cusco ni en Ceuta, sino en Buenos Aires, luego
de un cautiverio de media vida. A la vez, sigo con un proyecto al que
llamo Noble Nobel, que implica leer semana tras semana un libro de cada
galardonado en literatura por la Academia Sueca; con esa lectura,
escribo un par de páginas en que cabe el análisis y el apunte
autobiográfico, la conexión interdisciplinaria y la cita literaria.
Además, acumulo en un archivo mis prosas de algo que llamo BarceLima,
una intersección entre Barcelona y Lima para develar singularidades
históricas, sociales y lingüísticas en común. Aunque sean, en
apariencia, proyectos tan diferentes, estos tres se acercan a mis
obsesiones por el cruce de fronteras o el registro del paso del tiempo
en la cultura; escribo sobre las señas en un territorio y los restos del
pasado, las huellas que dejamos.
[Fuente: www.culturamas.es]
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