Con motivo del Día Mundial de la Poesía, recordamos la utopía política que llevó a cabo el escritor Gabriele D’Annunzio, que conquistó una ciudad en la actual Croacia y la gobernó siguiendo los dictámenes la «política de la poesía»
Gabriele D’Annunzio (izq) |
Sin embargo, aquello no tardó en degenerar. Fiume también se había convertido en un paraíso para los delincuentes, que allí encontraban impunidad, además de divertimento –el lugar también se conocía como el País de la Cocaína–. Sin embargo, aquella utopía no aguantó ningún golpe. Después de un leve bloqueo económico, la ciudad comenzó a sufrir un desabastecimiento que afectaba a los bienes de primera necesidad. La violencia se extendió como la pólvora y a la población eslava se la perseguía con crueldad. Aquella política de la poesía comenzó a hacer agua y los fervientes seguidores de D’Annunzio terminaron convirtiéndose en sus detractores.
Todo se precipitó muy rápido. Aquella utopía derivó en farsa y recibió un final tan ridículo como su comienzo: un breve bombardeo sobre la ciudad desalojó a D’Annunzio de su palacio. Poco después, este entregó «su» ciudad.
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