terça-feira, 13 de junho de 2017

El argentino Manuel Abramovich presenta su documental “Soldado” en el Festival de Berlín

El cineasta estrenará el lunes en el 67mo. Festival Internacional de Cine su documental, en el que sigue de cerca la cotidianidad de un joven conscripto que quiere convertirse en militar, al mismo tiempo que intenta responder sus propias dudas acerca de la utilidad de un ejército en un país como la Argentina, “donde hace más de 30 años no hay conflictos armados ni amenazas de guerra”.
El director de “Solar” y del multipremiado cortometraje “La reina”, donde también se propuso la observación detallada y reveladora de la vida íntima de otros jóvenes argentinos acuciados por presiones sociales y familiares, viajó a Berlín acompañado por su productora, Gema Juárez Allen, con quien presentará su nuevo filme en la sala Zoo Palast 1, una de las más importantes del certamen alemán.

“Siempre me interesó el ejército como una gran puesta en escena, como una gran obra de teatro. Me pregunto de qué sirve en un país donde hace más de 30 años no hay guerras. Ser soldado en Argentina sería como vivir en una puesta en escena, algo casi protocolar, una fantasía”, afirmó Abramovich, que compite en la sección Generation Kplus, dedicada a temáticas relacionadas con jóvenes y adolescentes.

En la misma competencia concursará la película argentina “Primero enero”, ópera prima del cordobés Darío Mascambroni, sobre la relación entre un padre y su hijo, durante un fin de semana en una casa de veraneo en las sierras, mientras que en el apartado Generation 14Plus se verá el corto “La prima sueca”, de Inés Barrionuevo y Agustina San Martín.

“Soldado” registra -con una interesante mezcla de observación documental y puesta en escena ficcional- los días que el joven Juan José Gonzalez, de 20 años, oriundo de la localidad correntina de Monte Caseros, pasa dentro del Regimiento de Infantería 1 de Patricios, en el barrio porteño de Palermo, donde se entrena, desfila, se somete a la disciplina militar y se integra a la banda de música, tocando el tambor.

En una entrevista con Télam, Abramovich sostuvo que le interesaba saber “cómo es un ejército y qué significa ser soldado en un país que no tiene guerra. Es casi como ser un actor de una obra de teatro. El soldado debe comportarse con ciertas reglas, saludar como debe, vestirse como debe, pero luego termina y se va a su casa como si se tratara de una obra”.

En ese sentido, Abramovich señaló que la cuidadosa elección y composición de los encuadres, con una cámara fija, que filma de cerca o a cierta distancia, tenía que ver con esa “teatralidad que destaca el lado artificioso del ejército, casi como si fuera un ballet o una ópera en la que la cámara es una observadora que ve cómo entran y salen los actores. Por eso me interesaban esos encuadres tan estáticos y construidos”, añadió.

El director recordó que pasaba todos los días por el Regimiento de Infantería 1 de Patricios y se quedaba mirando hacia adentro, a través de las rejas, atraído por “ese mundo paralelo donde todas las personas estaban vestidas igual, se movían de la misma forma, se saludaban y hacían rituales. Veía a los soldados y me preguntaba quiénes eran esos chicos, por qué decidieron entrar al ejército y hacer esa carrera”.

En el caso del protagonista de su película, Abramovich piensa que probablemente halla elegido ser soldado “un poco por no tener otra posibilidad de trabajo y porque el ejército es como una carrera a largo plazo, que incluye casa, comida y la posibilidad de hacer carrera. Pero además estaba su necesidad de cumplir los deseos de la madre, que siempre quiso tener un hijo militar”.

Y sostuvo que, tanto en este documental como en sus filmes anteriores, su intención es averiguar “hasta qué punto hacemos lo que quieren nuestros padres y no exactamente lo que deseamos. Uno está cumpliendo las expectativas de los otros: de la sociedad, de lo que los demás esperan que uno sea. Y el deseo de los padres es algo muy fuerte, porque a veces uno hace lo que ellos quieren y no lo que verdaderamente desea”.

“Empecé a entrar al Regimiento y entrevisté uno por uno como un periodista y enseguida me di cuenta que detrás de esos uniformes cada uno de ellos tenía una historia, ya que habían abandonado sus hogares, sus pueblos y sus familias. Me interesaba que la historia se contara a través de una sola persona y me llamó la atención Juan José, porque lo veía muy inseguro e incómodo, como si algo no terminara de encajar”, señaló.

Si bien el filme es un documental de observación sobre el primer año de formación de un joven para convertirse en soldado, Abramovich explicó que, aunque es un punto de partida, “en realidad elijo trabajar con un intermedio entre personas reales y situaciones de observación, y otros momentos de puesta en escena”.

“Quería liberarme un poco de la realidad y trabajar como si las personas reales fueran actores en algún punto. Es algo que cada vez voy profundizando más. Hay una mezcla de observación y puesta en escena. No podría trabajar con actores ni un guion y por eso busco personas que estén en una situación particular de su vida. Me gusta ese terreno de confusión entre la simple observación y personas reales trabajando como actores”, agregó. 



[Fuente: www.telam.com.ar]




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