segunda-feira, 10 de abril de 2017

España consintió el éxodo de miles de judíos a través de Melilla

No hace tantos años, España consintió el paso clandestino a la tierra prometida a través de Melilla (norte de Africa) para ayudar a quienes huían del vecino Marruecos: un éxodo de al menos 5.000 judíos, muchos con destino a Israel, algunos incluso a la América Latina.
Melilla - foto: Miguel González Novo - Wikimedia CC BY-SA 2.0

Una historia que hasta hace poco era casi desconocida incluso en la propia Melilla, relatan el presidente de la Asociación Socio-Cultural “Mem Guímel”, Mordejay Guahnich, y la historiadora que coordina el Proyecto Sefardíes en Melilla (Sefamel), María Elena Fernández.
España permitió que miles de judíos huyeran clandestinamente de Marruecos a través de Ceuta y Melilla, a mitad del siglo pasado.
“Algo que hemos destapado ahora para darlo a conocer en Melilla” , explica el presidente de esta asociación sobre la cultura judía sefardí.
El régimen del dictador Francisco Franco (1939-1975) era poco amigo del entonces recién creado Estado de Israel (1948), pero tampoco veía nada bien a Marruecos tras su independencia de España y Francia, por lo que no persiguió a estos judíos, a los que en Ceuta incluso se les aplaudía cuando llegaban.
Pero Melilla, la otra ciudad española en el norte de África, “era un paso muy tranquilo” y ni siquiera los mismos judíos de la ciudad “sabían que habían llegado”, explica Guahnich, que subraya que “era totalmente secreto ese paso clandestino por Melilla”.

Melilla La Vieja Foto: TonioMora Flickr Wikimedia CC BY-SA 2.0
Melilla La Vieja - foto: TonioMora Flickr Wikimedia CC BY-SA 2.0

Los judíos marroquíes llegaban de noche y al día siguiente partían hacia Gibraltar, en barco principalmente, para desde allí seguir su periplo hasta Marsella (Francia) y finalmente al puerto israelí de Haifa.
Las fechas de aquel éxodo y los nombres de sus protagonistas constan en archivos militares en Melilla, en los que ha trabajado “Mem Guímel”, buscando en cerca de un centenar de documentos desclasificados, aunque ahora muchos se han vuelto a clasificar.
A través de ellos se ha descubierto que fueron al menos 5.000 los que pasaron por la ciudad.
Los propios documentos, aunque detallan nombres y fechas, califican este paso de clandestino, subraya por su parte Fernández.
La historiadora recuerda que, como ahora con la inmigración subsahariana sobre la valla que separa Marruecos de las ciudades españolas en el norte de África, también entonces “había mucha presión” en la frontera.
Solo que en esa época hubo una especie de “acuerdo tácito” por el que, en vez de impedir el paso, las fuerzas de seguridad lo permitían.
“Posiblemente a nosotros no nos molestaba porque no se iban a quedar aquí”, dice la historiadora, en referencia a que incluso en esos documentos hay testimonios de agradeciendo al apoyo de la Guardia Civil.
Al principio, hacia 1955, Marruecos (en donde entonces vivían unos 200 mil judíos) les dejaba salir con pasaporte, pero luego se dio cuenta de que estaba perdiendo mucha población y decidió cortar ese flujo migratorio “de gente que se iba ‘de vacaciones’ y no volvía”, comenta la investigadora.
El Gobierno de Rabat dejó de dar pasaportes y fue el Mossad, el servicio secreto israelí, el que acudía al rescate de los hebreos que querían irse a toda costa de Marruecos.
Atrás dejaban ollas puestas sobre el fuego, simulando que no habían abandonado sus casas, aunque en realidad se habían marchado tan solo con lo que cabía en una maleta.
Otras familias se dividían para no salir todos juntos y no levantar sospechas.
La mayoría llegaba en grupos de 30 a 40 desde Casablanca, Tánger o Fez, recorriendo cientos de kilómetros en autobuses que los dejaban cerca de Melilla “con gran peligro, porque ser en esos momentos detenido en Marruecos te equivalía a pasar varios años de cárcel”, revela la historiadora.
Decían que venían a bodas, fiestas religiosas o a visitar a familiares en un goteo que, de 1956 a 1962, vio pasar al menos a 5.000 por Melilla.
“En Melilla no se quedó ninguno, pasaban 24 horas escasamente”, en palabras de Fernández, porque su meta era Israel, aunque luego desde allí la vida les llevara a algunos incluso a América.
“Mem Guímel” ha contactado con ellos en Israel, pero a otros los ha encontrado en Panamá, Venezuela o Argentina.
Tuvo que producirse una desgracia, el trágico hundimiento en 1961 del “Price”, uno de los barcos en los que huían desde Melilla, para que saltara la noticia de esta inmigración irregular y desatara las iras de Marruecos hacia la “tolerante” España.
El naufragio del “Price” todavía no está aclarado y por eso Semafel sigue investigando su historia, al igual la de miles de judíos que un día sí tuvieron en Melilla un paso amable hacia sus sueños. EFE


[Fuente: aurora-israel.co.il]

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