El destacado poeta y dramaturgo alemán falleció a los 58 años, tras convertirse en una de las figuras más importantes del teatro a nivel global.
"Escriba usted que era incómodo, así debo ser recordado después de mi muerte", dijo Brecht días antes de su deceso. |
Este domingo se cumplen seis décadas desde la muerte de uno de los
mayores genios del teatro internacional: Bertolt Brecht. El alemán
cambió la manera de hacer teatro el siglo pasado, al incluir nuevos
códigos que permitieron dar con una dramaturgia mucho más experimental.
Tenía
fama de mujeriego y un tanto desconsiderado. Pero eso él lo sabía, y
pocos días antes de morir el 14 de agosto de 1956 dijo al párroco y
publicista Karl Kleinschmidt: "Escriba usted que era incómodo, así debo
ser recordado después de mi muerte".
Las
producciones del talentoso artista siguen presentes en los teatros
actuales, sus poesías se leen en todo el mundo y sus teorías se enseñan
en escuelas y universidades.
Hoy en día Bertolt Brecht es, después de Shakespeare y Schiller, el dramaturgo más llevado a escena en los teatros en lengua alemana. Sus obras más exitosas siguen siendo la anticapitalista "La ópera de los tres centavos", "Santa Juana de los mataderos" y "El alma buena de Sezuán".
Hijo del director de una fábrica de papel, escribió 48 obras de teatro, más de 2.300 poesías y mucha prosa.
"Cambia el mundo, que lo necesita", era la máxima de este intelectual nacido en la localidad bávara de Augsburgo que luchó por medio del arte para lograr un mundo más justo, libre de explotación.
Para
alcanzar la popularidad utilizó conscientemente las últimas técnicas en
fotografía y cine de su época, subraya Stefan Keppler-Tasak, de la
Universidad de Tokio e investigador en la Universidad Libre de Berlín.
"Mientras estrellas de la literatura como Thomas Mann miraban al mundo
mediático con recelo, Brecht fue el primer profesional de los medios de
la era del cine".
Comunismo es modernidad
Con
chaqueta de cuero, gorro, una sonrisa desvergonzada y lentes
niquelados, el poeta se presentaba al mundo como el bolchevique de la
cultura. "A eso hay que añadir su actitud de rechazo y las
indisposiciones de un divo", agrega Keppler-Tasaki.
Para
Brecht, el comunismo era como una declaración a favor de la modernidad.
Casi se podría decir que "fue comunista porque el rojo le quedaba muy
bien con el color de su chaqueta", apunta el experto.
El
14 de agosto de 1956 fallecía a los 58 años en el Berlín oriental,
debido a una trombosis coronaria. Al regresar del exilio en Estados
Unidos se había decidido por la extinta República Democrática Alemana
(RDA).
Al principio, el Partido Socialista
Unificado de Alemania (SED) de la RDA no lo recibió con los brazos
abiertos, pues Brecht nunca se había afiliado al mismo. Pero después se
fue haciendo un espacio y en enero de 1949 pudo fundar junto a su mujer,
la actriz Helene Weigel, la compañía de teatro Berliner Ensemble.
Esa
compañía empezó a representar sus obras en el afamado Deutsches
Theater, donde el dramaturgo pudo hacer realidad su sueño de un teatro
socialista a medio camino entre la instrucción y la diversión. En 1954
se trasladó a su ubicación actual, al histórico Theater am
Schiffbauerdamm, hoy dirigido por Claus Peymann.
El espectador dentro de la escena
Brecht
es considerado el inventor del teatro épico, que logra que el
espectador, valiéndose de técnicas como pantallas de texto, canciones, o
cambios de rol de los actores, adopte una relación de observador
crítico con lo que está ocurriendo en el escenario.
A
su juicio, lo que sucede en la obra teatral debe verse como un
comportamiento dependiente de la sociedad y, por tanto, sujeto a cambios.
Logró
el reconocimiento incluso de Thomas Mann, quien era muy contrario a él.
"Ese monstruo tiene talento", dijo refiriéndose a la poesía y la prosa
de trabajos como "Poemas y Canciones", "Historias del señor Keuner" y
"Elegías de Buckow".
Sin embargo, el nuevo
orden que tanto anhelaba Brecht no dejó de ser un sueño. Mientras en la
RDA sus obras recibían con frecuencia duras críticas, en el extranjero
los expertos lo ovacionaban.
A su fama mundial
no contribuyó solo la legendaria "Madre Coraje y sus hijos" con Helene
Weigel en el papel principal, sino que también fue clave "La evitable
ascensión de Arturo Ui". Ekkehard Schall encarnó al mafioso Arturo Ui
más de 500 veces hasta su muerte. Actualmente es Martin Wuttke quien da
vida a Ui en la versión de Heiner Mller.
Brecht y las mujeres
A
Brecht le fascinaba la "inestabilidad de la naturaleza humana". Una
variabilidad que podía observar en sí mismo, en su comportamiento
explotador con las mujeres, por ejemplo. Elisabeth Hauptmann, Ruth
Berlau y Margarete Steffin fueron sólo algunas de ellas.
"Tenía
un efecto en las mujeres del que era muy consciente", afirma el
director del archivo de Bertolt Brecht en Berlín, Erdmut Wizisla. En
ocasiones tuvo relaciones con dos y tres a la vez.
"Brecht
era una mente vital y muy despierta, que superó su entorno con su
constante presencia, con su disposición a la confrontación y su
incapacidad de mantener una armonía sencilla", añade Wizisla. "No creo
que fuera cínico. Tenía algo muy atento, cariñoso y cuidadoso".
El hombre de las parábolas
Lo
que queda de él hoy son obras en lenguaje directo y de mensaje claro.
"Brecht es considerado en todo el mundo como un autor que a través de
parábolas transmite un mensaje político", apunta Hermann Beil,
dramaturgo en la Berliner Ensemble.
"Cuando se
representa por ejemplo la 'Ópera de los tres centavos' en Estambul y en
la obra aparece un jefe de policía corrupto, los espectadores lo
trasladan al propio país. El mensaje se entiende", agrega.
[Fuente: www.emol.com]
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