segunda-feira, 23 de novembro de 2015

Rodrigo Fresán: “Celebro que mis libros no puedan ser adaptados para TV”

Conversamos con el escritor argentino sobre su más reciente novela, La parte inventada, en la que a puro estilo literario se planta de cara a las modas (y los medios).

Ambiciosa, fragmentada y de lenguaje torrencial, la novela de 566 páginas publicada por Random House navega a contracorriente, como todo lo que hace Fresán, y además aborda un tema difícil: la mente de un escritor. Trata sobre un autor, rabiosamente antielectrónico, que tuvo éxito en el pasado y ya no puede escribir. Pero nadie se equivoque. A pesar de todo, es fantástica, un derroche de estilo, igual que el trapecista que hace piruetas descabelladas y cae en el banquito al redoble del tambor, como si nada. Tal cual. 
Estamos en la Feria del Libro de Guadalajara. Mientras saludo a Martín Caparrós, su amigo y compatriota, aparece Fresán. Es muy alto. Trae un libro en la mano: Galápagos, de Kurt Vonnegut. "Lo estoy releyendo. No tenía esta edición", dice. Mientras nos sentamos a platicar, le pregunto qué leyó en el vuelo desde su casa en Barcelona. Contesta que en los viajes sólo relee, no le gusta empezar algo en el avión y terminarlo en casa, así que carga libros que casi sabe de memoria, para interrumpirlos sin problema. "Ahora traje los cuentos de Salinger y Música para camaleones, de Truman Capote, de los libros más estremecedores que hay". Así empieza la conversación con este escritor que se define como "muy lector".
Leer y escribir tanto... en TwitterLa parte inventada destroza las redes sociales, pero es una postura exagerada. Aunque no la comparto, sí creo que destruyen narradores. El momento top de mi infancia eran las vacaciones: tres meses de no ver a tus amigos y luego contarles lo que habías hecho, volverlo fascinante. Ahora, en 140 caracteres todos saben a dónde fuiste. Me irrita que se lea y escriba tanto y que el resultado sea eso. Tuitear El Quijote no lo entiendo como vanguardia. En cuanto a la lectura, el gesto vanguardista insuperable es que unos caracteres negros se te metan por los ojos. ¿Qué más?
Defender la soledadMi literatura es retaguardista, se ocupa de la retaguardia de este oficio. La vanguardia son ferias, festivales, premios, pero a mí me preocupa el momento de la escritura: ahí se libra la verdadera batalla. Uno se hace escritor porque le gusta estar solo, es una de las pocas formas legítimas de defender la soledad. Hasta el siglo XIX era algo noble. Hoy, si dices: "Quiero estar solo", todos se preocupan, pero si dices "Quiero estar solo porque tengo que escribir", todavía te lo dejan pasar.
Siguientes 14 portadas La novela tenía siete partes inconexas y no encontraba cómo unirlas, estaba bloqueado. Un día, llevando a mi hijo al colegio pasamos por una tienda en cuyo aparador había un muñequito de cuerda. Mi hijo lo vio y dijo: "Es el protagonista de tu libro. Ponlo en la portada". Lo compramos y de vuelta en casa vi que era la solución: terminó de unir el libro. De hecho, la portada lleva el crédito de mi hijo y él cobró lo correspondiente. Ahora, claro, ya tiene las de mis próximos 14 libros. 
Disfrutar sin interferenciasLos odontólogos y los panaderos se desconectan al llegar a casa, pero el escritor no, porque todo es escribible, literalizable. Nabokov decía que la realidad no es más que información más especialización: hay una realidad neutral que habitamos todos, del tipo "esto es una silla", y luego un carpintero se detiene en su estructura carpenterística, mientras un escritor piensa qué hacer narrativamente con ella. En cambio, cuando estoy de vacaciones me gustaría disfrutar y sufrir las cosas sin interferencias literarias. Y además está el respeto: no puedes estar en el funeral de tu amigo y decir "mmm, esto que escuché me interesa".
Literatura y televisiónVivimos un momento tan crítico para la literatura que, paradójicamente, te permite arriesgar más: si nada vende, por qué no intentar lo que quieras. Yo escribo libros parecidos a los que me gustan, con cierta complejidad, cierto juego. Ante el bombardeo audiovisual, la única batalla que puedo ganar es la del estilo, me interesa que la literatura sea diferente a la televisión. Para mí es un logro que ninguno de mis libros pueda ser filmado o adaptado para una serie.
Vida y ficción, inexactasMi metáfora favorita sobre escribir es la frase de John Updike que cito en La parte inventada: el artista trae al mundo algo que no existía y lo hace sin destruir nada a cambio, "en una especie de refutación de la conservación de la materia". Me gusta esa referencia químico-física, disciplinas sobre las que no tengo idea, porque tanto la realidad como la literatura son ciencias inexactas.
Bioy, por sobre BorgesEl estilo de Borges acaba comiéndoselo, sus últimos libros parecen escritos por un admirador suyo. Bioy, en cambio, se sostiene. Me parece un mejor escritor y me deja alucinado lo bien que escribe, con sus toques de rareza, como esquirlas destellando en una aparente normalidad.
Devorados por la literaturaDesde niño quise ser escritor. No conozco otra cosa, nunca pensé que la vida podía ser distinta. Mis amigos son escritores, estamos en lo mismo, así que el único antídoto que me saca de cierto solipsismo es que estoy enamorado de mi mujer y de mi hijo, me llevo muy bien con ellos. Yo tengo esa suerte, pero entiendo a los escritores que tienen situaciones familiares complicadas y son devorados por la literatura.
"Argentino"Disfruto mucho la amplitud temática de la literatura argentina, pero en otros temas no me envuelvo en la bandera de mi país. No me interesa el futbol, no pienso que Gardel cante mejor cada día, estoy seguro de que Dios no es argentino, no me psicoanalicé nunca.
Lo que vienePara 2015 quiero escribir una novela y en tándem hacer un cuento por mes. Todos mis libros de cuentos están imbricados, unidos, pero ahora me apetece hacer cuentos sueltos: uno sobre el verano, otro sobre Marte, otro sobre no levantarte de la cama, aunque no sé si podré, porque me pierde la idea de ensamblar estructuras.
Soho recomienda: La parte inventada, Rodrigo Fresán, Literatura, Random House.

[Fuente: www.sohomexico.com]


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