Al son de tres tambores, chico, repique y piano, el candombe -ritmo popular uruguayo- traspasa sus raíces africanas y se extiende por los barrios de Montevideo, derribando prejuicios y sumando cada año más adeptos en un país donde apenas un 10% de la población se declara afrodescendiente.
Como cada febrero, en medio del carnaval, los barrios Sur y Palermo serán testigos el jueves y viernes del desfile de Llamadas, la máxima expresión del candombe en la que más de 40 comparsas desfilan al ritmo frenético de los tambores.
Las Llamadas se celebran para "ir a demostrar algo de cada barrio, porque es como si hiciéramos una visita al barrio madre. No vamos a competir, vamos sencillamente a eso", dijo a la AFP Roberto Righi, director de la comparsa la Gozadera, en medio de los preparativos finales para la presentación.
Y es que "llamadas" ya no se limitan al tradicional desfile de febrero, que se celebra oficialmente desde la década de 1950, sino que cada semana, en cada barrio de la capital y cada vez más en el resto del país, pequeñas comparsas calientan las lonjas y llaman a celebrar el candombe.
El ritmo es "parte cultural del uruguayo, el uruguayo lo ha venido mamando y en algún momento de toda esta historia, si bien era una cultura tapada, políticamente tapada, en un momento dado eso de alguna forma explotó y llegó a todos los barrios de Montevideo", agregó.
Sobre el origen del candombe, el historiador Oscar Montaño, activista y difusor de la cultura afrouruguaya, dijo a la AFP que el ritmo es una síntesis de las prácticas rituales de diferentes pueblos africanos que convivían en el Montevideo de 1800.
"No podemos decir que el candombe haya sido traído de África. Sí es africano en que los pueblos que lo formaron eran africanos, pero nació acá, en Montevideo, donde cada uno fue aportando", remarcó el especialista.
- Desechar prejuicios -
Con 3,3 millones de habitantes y entre 10% y 12% de población que cree tener ascendencia afrodescendiente, el candombe tomó un lugar preponderante en la cultura de Montevideo y cada vez más en otras ciudades del interior del país.
Según Montaño, esta popularización comenzó en la década de 1990, cuando el candombe "comienza a ser atractivo". "Ya no se habla tan mal de la gente que lo baila, que eran las prostitutas, ni tan mal de quien lo toca, que eran los borrachos. El candombe comienza a ganar toda la sociedad", señaló.
En la actualidad hay más de un centenar de comparsas de negros y lubolos -blancos pintados de negro-; unas 60 de ellas en Montevideo.
Montaño admite que este crecimiento "ha sido un poco anárquico" y confía en que no responda a un snobismo. Desde las organizaciones afro se busca que las nuevas comparsas "tengan elementos de raíz suficiente, que sepan sobre el origen del candombe y que no las tomen solamente como algo de divertimento, sino como algo que logró traspasar todas las barreras de la represión que se les impusieron, las barreras del racismo".
Para el historiador, "el candombe ha ayudado muchísimo" en la lucha contra el racismo.
"Muchas de las comparsas tratan de saber de qué se trata el candombe, eso ha servido muchísimo para que la gente blanca comprenda lo que ha sufrido la gente negra. Hoy sigue existiendo la discriminación y el racismo, pero dentro de las comparsas hay otro ambiente".
Miguel Balza, integrante de la Gozadera, reafirma el concepto del académico: "La comparsa somos todos, no importa lo que seas socialmente (...), por eso es tan lindo compartir", al ritmo del tamboril.
[Fuente: www.globedia.com]
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