quinta-feira, 5 de fevereiro de 2015

“Como intérprete no creas nada, eres solo escultura”

A los 15 años decidió marcharse a EE UU, de donde no volvió hasta acabar sus cinco licenciaturas

Anxo Pérez ha inventado un método para aprender chino en 8 meses y ha sido 
interprete en el FBI y la ONU. 
Escrito por BELÉN HERNÁNDEZ 

Anxo Pérez (Finisterre) le apasiona adivinar los acentos de la gente. Lo hace con el camarero del restaurante al que, mientras le sirve agua, le explica en perfecto brasileño que la primera y única vez que viajó a Brasil lo confundieron con un nativo. Más tarde, casi a la hora del postre, recordaría que lo aprendió durante su estancia en Ginebra (Suiza) como consultor de la ONU en un proyecto de desarrollo económico. Allí, aclara, el secretario general y algunos de sus compañeros tenían el portugués como lengua nativa. Este lingüista español, que domina nueve idiomas —español, gallego, inglés, francés, italiano, alemán, portugués, chino y empieza a hablar ruso— convierte su charla apasionada en una retahíla de máximas que han marcado su vida, aunque prefiere no confesar su edad.

Tiene una máxima: “Para buscar la aguja en un pajar hay que retirar la paja y brillará sola”. Eso lo ha aplicado a los idiomas y ha ideado un método para hablar chino en ocho meses: “Cuando estaba de voluntario en una ONG en el estado de Georgia trabajaba con refugiados políticos bosnios y aprendí serbocroata. Luego lo perdí y eso me mató. De ahí surgió mi idea de crear un método que evitara el olvido y que fomentase la retención de un idioma”. Para ponerlo en práctica eligió el mandarín porque no estaba dispuesto “a estar dos o tres años” intentando aprender a hablarlo. De esta idea nació la plataforma 8belts.com, de la que son alumnos, entre otros, Eugenio Bregolat, embajador de España en China, y César Alierta, presidente de Telefónica.
Pérez y su equipo, tras más de 30.000 horas de trabajo y seis años de investigación, han jerarquizado las palabras por grupos y creado un mapeo del idioma para acelerar su aprendizaje a través de un software inteligente: “Vimos que el 20% se usa el 80% de las veces y el 80% no se usa casi nunca. Hemos cambiado el modo de enseñar un idioma”. Para Pérez los métodos tradicionales están “alejados de la realidad” y defiende un aprendizaje en espiral: “No se aprende porque el 99% de lo que se enseña nunca se debería hacer al principio. Si concentras tu energía en ese otro 1%, el milagro se produce y aprendes más rápido. Si se enseñara correctamente se podría aprender cualquier cosa en menos de un mes”.
Pérez tiene otra máxima: “Los tesoros se encuentran fuera de casa”. Eso explica que a los 15 años decidiera marcharse a estudiar a EE UU, de donde no volvió hasta acabar sus cinco licenciaturas. Encadenando trabajos como repartidor de pizza y jardinero en Ohio y Virginia, decidió sacar partido a los cuatro idiomas que ya dominaba: “Para mí, el enemigo de la vida no es la muerte, sino el desaprovechamiento. Me llené de coraje y con 19 años hablé con el jefe de la policía local. Le expliqué que siendo una ciudad con una gran comunidad hispana acabaría necesitando el servicio de un intérprete”.
Así es como Pérez participó en más de 2.000 procesos legales para la policía y el sheriff de Harrisonburg (Virginia), además del FBI. Recuerda con especial viveza una redada para capturar a un narcotraficante mexicano y su trabajo durante el caso como traductor del número dos de la red. Pero le resta importancia a su trabajo para la Agencia Federal: “Como intérprete no creas nada. Eres escultura, no escultor”.


[Foto: CLAUDIO ALVAREZ - fuente: www..elpais.com]

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