Me he dado cuenta de que muchas palabras tienen un significado distinto en la definición oficial de la RAE y en el vocabulario cotidiano o incluso periodístico y una de ellas es «inmigrante».
Según la definición oficial, «migrante» se refiere a cualquier persona que se desplaza de una región geográfica a otra para vivir y trabajar, sea de forma permanente o durante un periodo temporal. Se puede referir tanto a gente que se desplaza de un país a otro como dentro del mismo país, de una zona a otra.
Estrictamente hablando, tanto un senegalés que se desplaza a Francia, un asturiano que se desplaza a Madrid, un inglés que se desplaza a Pekín, un japonés que se desplaza a Corea o un californiano que se desplaza a Nueva York puede clasificarse como «migrante», independientemente de su puesto de trabajo o nivel económico.
Sin embargo, en la lengua cotidiana, todos sabemos que la palabra «inmigrante» no describe todos aquellos fenómenos sino solamente a algunos y, normalmente, está cargada de connotaciones negativas que va asociada a la pobreza, la marginalidad y la falta de integración social.
Inmigrantes en estatus, pero estadounidenses de corazón. |
En el Reino Unido, «inmigrante» = extranjero de origen no anglófono
El Reino Unido es un país cosmopolita, donde ciudades como Londres, Edimburgo o Birmingham son urbes que atraen a miles de trabajadores, empresarios y estudiantes de otros países, así como a británicos de otras regiones. Durante los últimos años, la inmigración se ha convertido en un tema político muy candente con partidos populistas, como el UKIP, que han sacado millones de votos con su discurso contra la inmigración. Sin embargo, no todos los extranjeros residentes en el Reino Unido son considerados como tal.
Según percepción popular, los trabajadores procedentes de India, Pakistán, Rumanía, Polonia, Bulgaria, Grecia y España son «inmigrantes»; los de Japón, Francia, Alemania y Escandinavia pueden o no, dependiendo del contexto, pero los cientos de miles de australianos, neozelandeses, norteamericanos y sudafricanos de ascendencia británica, y que muchas veces hasta carecen de permiso de residencia, son raras veces percibidos como tal.
De hecho, durante décadas, millones de australianos se han desplazado a trabajar durante algunos años al Reino Unido, igual que los británicos a Australia, pero pocas veces se han oído quejas de que esa gente «les quite trabajo» a los británicos. Ahora bien, con un millón de ciudadanos de la Unión Europea con pleno derecho a vivir y trabajar en el Reino Unido, mucha gente ya habla del «hundimiento del país».
Ahí se nota que el sentimiento popular británico está todavía más vinculado a la «Commonwealth» que a la Unión Europea, en la que personas procedentes de países anglófonos de ascendencia británica son considerados menos «extranjeros» y con más derechos a vivir y trabajar en el Reino Unido, aunque legalmente no sea así.
Carnaval en Londres. ¿Quiénes son nacionales y quiénes son “inmigrantes”? |
En España, «inmigrante» = extranjero de país pobre
En España, se escucha que la inmigración es un fenómeno muy reciente que surgió a partir de finales de los años 90. ¡Es una gran mentira!
Si clasificamos cualquier persona nacida en el extranjero residente en España como «inmigrante», la inmigración habría empezado ya en los años 70, cuando docenas de miles de británicos y alemanes se instalaron en las costas para vivir de su pensión de jubilación o montar negocios de hostelería para sus compatriotas que venían de turismo. Esos, sin embargo, no son considerados «inmigrantes».
Cuando la gente habla de <<inmigración>>, suele referirse a los marroquíes, rumanos y latinoamericanos que llegaron a partir de finales de los 90 para trabajar en la construcción, la hostelería y el cuidado de los ancianos, o los africanos subsaharianos que llegan en patera o saltan la valla de Melilla.
La clave, en mi opinión, está en el nivel económico del país al que vienen los extranjeros. Los de países pobres son «inmigrantes», los de países ricos son «extranjeros» o «expatriados».
Según me cuentan varias personas, la palabra inmigrante se utilizaba en la España de los años 50 y 60 hasta para describir a los españoles de las provincias que se desplazaban a Madrid, Barcelona y Bilbao en busca de trabajo. ¿Por qué? Porque eran pobres y se concentraban en los guetos de andaluces, manchegos, extremeños o gallegos en la periferia de las grandes ciudades, donde intentaban recrear las costumbres de sus pueblos en la ciudad.
En la cola de la comisaría para conseguir papeles |
En Francia, Bélgica y Holanda, «inmigrante» = musulmán del gueto
Recuerdo que una vez hablé con un francés sobre el tema de la movilidad social. Él me contó que en Francia hay muchos «inmigrantes» que trabajan en el sector de la informática. Cuando oí esta frase, la primera impresión que tuve es que el sector tecnológico en Francia contrata a mucha gente que viene del extranjero: británicos, españoles, norteamericanos, chinos, indios, filipinos, colombianos… Luego me di cuenta de que se refería a otra cosa: que hay muchos franceses de origen magrebí y africano trabajando en informática.
Así me di cuenta de que en Francia hay mucha gente que utiliza la palabra «inmigrante» como sinónimo de «musulmán francés», sobre todo si es un musulmán pobre que vive en un banlieue (suburbio). Es cierto que durante las décadas de los 60 a los 80 la gran mayoría de inmigrantes eran de países musulmanes, pero, en la Francia actual, no todos los inmigrantes son musulmanes, tampoco todos los musulmanes son inmigrantes. Estrictamente hablando, los descendientes de los argelinos, marroquíes, senegaleses y costamarfileños nacidos en Francia ya son ciudadanos franceses tan nativos como Juana de Arco, pero se les sigue percibiendo como «inmigrantes» porque muchos aún viven en las comunidades de inmigrantes fundadas por sus padres y abuelos.
Marjane Satrapi, autora de “Persepolis”, no es lo que la gente percibe como “Inmigrante” |
Los musulmanes de clase media, sin embargo, escapan de esta categorización. Un buen ejemplo son los iraníes que huyeron a Francia después de la revolución islámica en 1979. Como la mayoría es gente que posee un alto nivel académico con costumbres laicas, pocos los perciben como «inmigrantes» y aún menos a sus descendientes.
Durante el último siglo, Francia también ha recibido millones de trabajadores extranjeros procedentes de Italia, Portugal, España, Grecia, Vietnam y otros países de Europa y Asia Oriental. Al principio ellos también vivían en guetos y realizaban trabajos mal pagados, pero sus descendientes están generalmente bastante integrados en la sociedad francesa. A día de hoy, cuando hablan de la «inmigración», no suelen referirse a ellos y cuando alguno gana un premio nobel o es elegida alcaldesa de París, pocos medios mencionan su origen nacional o el origen nacional de sus padres.
Anne Hidalgo, alcaldesa de Paris |
En Pekín y Shanghái, «inmigrante» = chino (pobre) de provincias
Durante los últimos 30 años, China ha experimentado un gran movimiento de población, en concreto desde que la economía del país pasó de una basada en la agricultura a una basada en la producción industrial. Cientos de millones de campesinos se desplazaron de los pueblos del interior hacia las grandes ciudades de la costa para trabajar en las cadenas de montaje de las fábricas. Y la tendencia continúa.
Por proceder de entornos sociales muy contrastados, la convivencia de los recién llegados del campo y los «urbanitas» no siempre es fácil. Muchos inmigrantes rurales se concentran en la periferia de las grandes ciudades, a veces levantando barrios «improvisados» con infraviviendas sin agua corriente o servicios sanitarios, otras veces alquilando apartamentos antiguos en los que conviven varias familias en un solo cuarto. En general, viven en comunidades muy segregadas y realizan trabajos que nadie desea. Jamás se mezclan con los autóctonos de la ciudad.
Flujos migratorios en China |
Para empeorar la situación, China no es un país en el que sus ciudadanos tienen derecho a la libre circulación: cada uno tiene asignado su “hukou” (provincia de origen) y sólo tiene derecho de vivir y trabajar ahí. Para mudarse a otra provincia, tiene que solicitar un cambo de “hukou”, que involucra un proceso burocrático muy complejo. Así que, legalmente, un gran porcentaje de «inmigrantes» internos de China no tiene papeles y trabaja de forma ilegal en su propio país.
Es bastante común oír a la gente nativa de Shanghái, Pekín y otras grandes ciudades quejarse de que los inmigrantes «les quiten el trabajo», «se queden con todos los beneficios sociales», «aumenten la delincuencia», «arruinen el barrio», «rebajen la calidad de vida», «ensucien la calle» o que no quieran que sus hijos vayan a cierto colegio porque está lleno de «inmigrantes». No se refiere a nadie que viene del extranjero, sino a los propios chinos que proceden de entornos rurales o ciudades provincianas.
Inmigrantes en una estación ferrocarril |
En Suiza y Alemania, «inmigrante» = residente sin nacionalidad
En Suiza y Alemania, para conseguir la nacionalidad, uno tiene que tener un padre que sea de esta nacionalidad, si no, no eres un ciudadano del país, aunque hayas nacido ahí.
Este es el caso de los cientos de miles de «turcos» que viven en Alemania. Les llaman «inmigrantes» porque carecen de nacionalidad, pero muchos han nacido ahí y no han «emigrado» en su vida a ningún sitio.
En Suiza, se oye decir, que el 20% de su población es «inmigrante». Se refieren, sobre todo, a las personas de los países balcánicos, España, Italia y Turquía. La realidad es que el porcentaje de gente venida de fuera asciende solamente a un 10% ya que el otro 10% ha nacido en Suiza.
Muchos turcos en Alemania nacieron ahí |
En Norteamérica, el uso de la palabra es más o menos correcto
En EEUU y Canadá el uso coloquial de la palabra «inmigrante» suele ser correcto. Se refiere a las personas que han venido a vivir desde otros países. Tanto un alemán, un mexicano como un congoleño que se desplaza para vivir en EEUU son considerados «inmigrantes», pero sus hijos nacidos ahí ya no.
Eso se debe a una parte porque son países hechos por inmigración, y países donde reconocen su multiculturalidad. Ahí no suelen llamar «inmigrante» a los hijos de extranjeros, sino un «americano étnico», por ejemplo: italo-americano, chino-americano, mexicano-americano, irlandés-americano etc.
EEUU es una nación de inmigrantes. |
La diferencia entre «refugiado» e «inmigrante»
En algunos países se distinguen entre «refugiado» e «inmigrante», en otros países no, entre ellos, España.
Oficialmente, un «refugiado» es alguien que huye de una guerra, desastre natural o persecución política a otro país, un «migrante» es alguien que se desplaza a otro país o región por su propia voluntad, normalmente por motivos económicos. ¿Cuál es la diferencia? Un refugiado no tiene la opción de volver a su país de origen porque, si lo hace, lo pueden matar o encarcelar. Un inmigrante sí que tiene esta opción.
Muchas veces, cuando escucho en el telediario sobre los «inmigrantes» que naufragan en el Mediterráneo en un intento por llegar a Europa pienso: ¿cuántos realmente son «inmigrantes» y cuántos son «refugiados»?
Refugiados de Siria |
Estadísticas reales
Aquí presento algunas estadísticas tomadas por Naciones Unidas en el año 2013:
- En el año 2013 había 232 millones de inmigrantes en el mundo, un 3.2% de la población mundial, un ligero aumento de 2.9% en el año 1990.
- De 1990 a 2013, el número de inmigrantes en los países desarrollados ha aumentado un 65%, y en el de los países en desarrollo ha aumentado un 34%.
- El número de inmigrantes que se desplazan de un país pobre a un país rico casi iguala al número que se desplazan de un país pobre a otro país pobre
- La mitad de los inmigrantes del mundo residen en 10 países: EEUU, Rusia, Alemania, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Reino Unido, Francia, Canadá, Australia y España.
- Casi 30% de los inmigrantes en países desarrollados son trabajadores cualificados y 20% de ellos originarios de India, China y Filipinas.
Estas estadísticas, por supuesto, clasifican como «inmigrante». a las personas nacidas en un país que residen en otro. Lo que no incluyen son los millones de chinos rurales que se desplazan a la ciudad, los españoles, italianos y turcos nacidos en Suiza, ni los hijos de magrebíes y africanos que residen en los banlieues de Francia.
Desde luego, la palabra «inmigrante», en casi todos los países, siempre se refiere a personas de bajo estatus económico con una fisionomía, cultura o religión distinta a la mayoría, da igual donde hayan nacido o la nacionalidad que tengan.
Las mayores rutas migratorias, 2005-2010 |
[Fuente: elimperiodedes.wordpress.com]
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