segunda-feira, 13 de janeiro de 2014

La remera que generó escándalo

Con la palabra “depression” estampada, salió hace días a la venta en la cadena de ropa alternativa Urban Outfitters y levantó una ola de ira tal que los dueños tuvieron que retirarla de la venta y pedir disculpas a la multitud de ofendidos.

Por Eduardo Villar

FURIA. La tienda tuvo que pedir disculpas y retirar la remera de la venta.
Cuando uno se entera de reacciones como las que produjo en Estados Unidos la aparición de una simple remera con la palabra “depression” estampada, puede creer que la gente extraña la presencia del Gran Hermano. El de George Orwell en 1984, no el de Jorge Rial en 2011. La remera salió hace días a la venta en la cadena de ropa alternativa Urban Outfitters y levantó una ola de ira tal que los dueños tuvieron que retirarla de la venta y pedir disculpas a la multitud de ofendidos. Las protestas masivas del público en Twitter y demás redes sociales sostenían que Urban Outfitters trataba de “glamurizar y convertir en moda una enfermedad mental”.

Hablamos de Estados Unidos, donde el Prozac, más que un antidepresivo, es un concepto omnipresente en la cultura y el léxico cotidiano. Prozac es una palabra común en el cine, en la literatura, en la televisión estadounidense. Bastará recordar el éxito que tuvieron hace años el libro Nación Prozac, de Elizabeth Wurtzel, y su adaptación al cine para entender hasta qué punto esa droga es un asunto de todos los días en Estados Unidos.

La palabra “depresión” no es tabú en la cultura norteamericana. Y sin embargo, una inocente remera –con un diseño que hasta le quita significación a la palabra con su repetición al infinito– se convierte en escándalo. ¿Por qué? Es obvio que la remera no propone la depresión ni es la depresión, de la misma manera que la palabra perro no es un perro… Quizá la clave esté no en “Depression” sino en la cadena Urban Outfitters, la más popular entre los jóvenes modernos y alternativos de los Estados Unidos. Parece que la tienda es la preferida de los jóvenes de la cultura hipster, corriente urbana con raíces –hoy completamente distorsionadas- en los años 40, el jazz y cierta intelectualidad un poco fuera del establishment.

La definición de hipster hoy es imprecisa. Se supone que son bohemios, de clase media y media alta, a los que les gusta la música alternativa, el cine independiente, la comida orgánica, el diseño, con cierta tendencia a la creatividad, a la búsqueda intelectual, y con un sentido irónico de la moda. Pero, según escribió Dan Fletcher en Time, “los hipsters se las arreglan para atraer un odio único en su intensidad. Los críticos han descripto al grupo vagamente definido como engreído, lleno de contradicciones y, por último, la muerte final de la civilización del oeste”. Ahora se entiende: el problema no es con la depresión, es con los hipsters. 

[Fuente: www.revistaenie.clarin.com]

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