quinta-feira, 21 de novembro de 2013

Etimologías improvisadas

Escrito por Esteban Hernández


Hola. Un consejo. Si pasáis mucho tiempo haciendo algún trabajo automático, algo que os permita escuchar música o radio y prestar atención, probad con alguna conferencia de quien tengáis interés. Aunque no sustituye la lectura de un libro, tampoco es ningún audiolibro infernal. Seguro que si vais sobrados de idiomas ya andaréis de vuelta.

A veces leo algo y de puro nudo o despiste, por algún acento que me salto o porque el texto es denso y simplemente no me entero, me entretengo con los ojos clavados en la página, divago, y no apunto nada en ningún sitio para no estropearme el buen rato. Hay quien me ha confesado que pasa los ojos por las líneas de demasiadas páginas y su cabeza está en otra cosa, quizá torturándose por algún recuerdo o completamente iluminado en algún formidable trance universal.

El caso es que muy mal disfrazado de lingüista me encontré hace poco dándole vueltas al sentido. Inventándomelo todo, claro. Parece evidente, pensé, que ‘sentido’ tiene que ver con cierto orden, con que un cuadrado sea un cuadrado y no cualquier otra cosa: como la ley de la gravedad, como la lógica inmediata de lo básico para cada cual y para casi todos, como lo evidente de tirarse desde un undécimo piso y sí o sí destruirse. Por otro lado, seguí, el gusto, el tacto, la vista, el oído o el olfato también son sentidos, herramientas básicas, cinco sentidos. ¿El gusto es un sentido, así, de tener Sentido, de tener Orden?: Mezclaba las cosas. Continué fantaseando con que al argumentarle al prójimo que un algo no tiene sentido debería hacer de ese algo un asunto inexperimentable o quizá inexistente, una nada, y no sé por qué me acordé de lo sinérgico, de que en la comprensión de un cómic, texto y dibujo se suman y uno más uno a veces son tres, cuando por separado no suele funcionar. Mi pensamiento dislocado casi acabó en que además, cuando cualquier objeto va cargado de información, éste cobra otra lógica, algo así como ciertos sabores u olores aborrecidos.

Estaba entretenido: Si a esto improvisado le añadía una tercera pata, si a “sentido” y a “sentidos” le aproximaba “sentimiento” por su raíz de “sentir” ¿tendría un taburete? Acabo de mirarlo y el sufijo -miento significa herramienta, pero interpretándolo a lo idiota y en conjunto ‘sentimiento’ me pedía una permanencia del sentido, que fuese “acción de” como la de quien camina, algo en proceso, en algún tipo de desarrollo. Ojo, pensaba y escribo como si me tocara asociar colores y figuras geométricas, como si se tratara de un test de Rorschach. De hecho, ya que me lo estoy inventando mucho ¿que tal si ese “-miento” se derivara de mentir? Si no es exacto, que sea un poema malo, y si no, un historial psiquiátrico.

“Sentido” tiene muy poco que ver con nada, y si no me creéis, sometedlo, por ejemplo, a treinta días seguidos de lluvia, y si no es suficiente, ya sabéis que el sol calienta y genera fotosíntesis o melanomas a su aire.

Pese a todo creo que el sentido lo vivimos y lo somos sin escapatoria. Ahora bien, es importante reconocer que menuda suerte y menuda broma de locos es que a veces llueva y me moje, oiga y escuche o lea y comprenda. 

[Fuente: www.clubcultura.com]

Sem comentários:

Enviar um comentário