La inclusión de palabras inventadas dentro del idioma y la adaptación de
aquellas que en castellano ya forman parte de la costumbre popular
genera posturas encontradas en el seno de la Academia de la Lengua
Guaraní.
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Miembros de la Academia de Lengua Guaraní con el entonces presidente Federico Franco. |
Dentro de la institución existen dos grupos de académicos que
defienden el “purismo lexical” y aquellos que trabajan por un “guaraní
paraguayo”, señala Tadeo Zarratea, integrante de la Academia que plantea
la adaptación de ciertas palabras castellanas al guaraní.
Como
ejemplo, comentó que la palabra “voto” genera oposición de algunos
académicos, quienes defienden la palabra “jeporavo”. Según Zarratea,
esta visión purista sobre el guaraní generará que próximamente sea
incorrecto decir frases como “Che vóto ovale”, “Maria ndovotaichéne”,
“Pevota kuaa piko”, entre otras.
“De estas expresiones y de muchas
otras se verá privado el idioma guaraní por causa de sus propios académicos. Lo triste del caso es que vienen a frenar el desarrollo de
la lengua quienes la estudiaron porque la aman y fueron puestos en
cargos esenciales para promover su desarrollo”, subrayó.
Otra palabra que los académicos puristas se resisten a aceptar son “pelota” (la cual es sustituida por “vakapipopo”).
“Sobre
la asimilación de los hispanismos, he sostenido siempre que los
paraguayos padecemos de una inconcebible estupidez, porque mientras la
Real Academia de la Lengua Española ya tiene incorporado a su
diccionario más de 300 palabras del idioma guaraní, nosotros resistimos
tercamente a la incorporación de dos palabras del castellano, alegando
que puede destruir el idioma”, afirmó el estudioso del guaraní.
Sostuvo que la ley de lenguas declara que el soberano de la lengua es el pueblo hablante y que la Academia es su representante.
“Pero
si la representante se alza contra su representado, cuyos intereses
tiene el deber de defender, la cuestión se torna muy delicada. Una
Academia que lleva al idioma hacia la pobreza lexical, no es una
Academia, es un clavo”, concluyó.
A continuación, la carta de Zarratea enviado a ABC.
"La lengua guaraní y los académicos de su Academia
En
la tarde de hoy salí muy decepcionado de la sesión de la Academia o más
que eso: exasperado; porque esta Academia es una de las más preciosas
instituciones de cuya creación participé, y por tanto, tengo el deber de
evitar que fracase. Pero, sobrellevar la tarea se me hace cuesta
arriba. Es una lucha diferente de aquellas libradas contra los
detractores y enemigos del guaraní. Ahora debo lidiar contra
guaraniólogos que alegan estar al servicio de la lengua y que buscan lo
mejor para ella, pero tienen un exagerado apego al purismo lexical.
Buscan pureza para la lengua y creen que la pureza está en el léxico del
idioma. Esta postura es consecuencia del desconocimiento de uno de los
principios cardinales de la lingüística: toda lengua se dialectaliza y
por ende todos hablamos dialectos. La falta de aceptación de la variedad
idiomática denominada: guaraní paraguayo ya ha causado estragos al
interior de la lengua y tiende a seguir perjudicándola. El guaraní
paraguayo es, simplemente, el que usamos los paraguayos.
En
la sesión, en un momento dado y habida cuenta la necesidad, propuse que
usáramos una palabra que llegó al guaraní paraguayo por vía de préstamo
del castellano. Se trata de la palabra VOTO, la cual, les dije, tendrá
que incorporarse en su momento al léxico del idioma. Los puristas
sostuvieron que debemos usar para el caso una palabra genuinamente
guaraní: jeporavo. Traté de convencerles que la misma no es funcional
para el caso y argumenté: la palabra “voto” no figura en el diccionario
de Montoya ni en ningún otro por una razón muy simple: los guaraní no la
inventaron ni la van a inventar porque no la necesitan. La democracia
guaraní no usa la votación y por tanto allí no se conoce el voto; es una
democracia de consenso. Ellos debaten las ideas insumiendo más de tres
veces del tiempo que nosotros dedicamos para resolver un asunto. Tratan
de aproximar las posturas y de llegar a una transaccional o intermedia.
Quienes sostienen argumentos poco racionales en la asamblea van
perdiendo credibilidad. El consenso puede ser pleno o simplemente
amplio. Cuando se evidencia una mayoría amplia la cuestión queda
resuelta y la resolución se hace obligatoria para todos.
La
cuestión es diferente para la población paraguaya que usa el guaraní,
porque ésta ya no vive en comunidad ni en pequeñas tribus sino en un
Estado enorme; ya no dispone de tanto tiempo para discutir y por ello ha
adoptado el sistema europeo de resolver las cuestiones echando manos al
voto. Pero la sociedad paraguaya no le dio al voto un nombre en
guaraní; en vez de hacerlo, adoptó directamente la palabra castellana; y
lo hizo porque la palabra “voto” no plantea ningún problema fonético ni
silábico al idioma ni al hablante. Se realiza con 3 fonemas (v/t/o/)
propios del idioma y con 2 sílabas directas (consonante-vocal) propias
del idioma. Estas son las razones por las cuales la lengua realizó el
préstamo directo, sin modificación fonética, y el pueblo paraguayo viene
usando la palabra desde los albores de la independencia. Pero hoy la
Academia de la Lengua Guaraní le negó a su representado (EL PUEBLO) el
uso de esta palabra.
Es importante señalar que con esta
actitud no se le niega solamente la incorporación de una palabra, sino
de todas aquellas otras que el guaraní, como lengua polisintética, forma
con ella. Es así que, de mantenerse la Academia en esta postura hoy
asumida, en adelante quedaría desautorizado el uso de frases y palabras
tales como: Che vóto ovale. Aháta votohápe. Aháta avota. Avotase.
Avotáta. Avotáma. Sepi ndovotái. Ndovotaséi. Maria ndovotaichéne. Kili
oime oporombovotahína. Javotava’erã. Votorã ouva’ekue hikuái. Heta che
votorangue oho upépe. Ivótore orairõhína chupe. Revotápiko. Evotána che
ra’a. Pevota kuaa piko. Pevotáke. Araka’épiko javotáta. Ojevotapa rire.
Ojevotahína. Ojevotárõ mante. Ojevotakuévo. Ovota haguãite ou. Ha che
vóto to’u jagua.
De estas expresiones y de muchas otras
se verá privado el idioma guaraní por causa de sus propios académicos.
Lo triste del caso es que vienen a frenar el desarrollo de la lengua
quienes la estudiaron porque la aman y fueron puestos en cargos
esenciales para promover su desarrollo. Cuando un hombre común se
equivoca, su error lo pagará él; pero el error de un intelectual lo debe
pagar todo un pueblo. Esa es la diferencia en materia de
responsabilidad.
Otra palabra muy resistida por los
puristas en la palabra: PELOTA. Para evitar su uso inventaron la
palabra: VAKAPIPOPO. Un engendro absurdo para una resistencia estúpida
porque “pelota”, en castellano es hoy un arcaísmo; fue sustituida por:
BALÓN. Pero el guaraní paraguayo perdería una importante cantidad de
frases y palabras con el rechazo de “pelota”. Ya no se podrá
decir:Pelóta jára. Ndopeloteái chéve. Omombo chéve pelóta tata. Ombokua
chehegui che pelóta en vez dechemollanta. Ipelotapa. Oñembopelóta.
Ipelotarã. Ipelotakue. Nome’ẽi chéve pelóta. Epeloteamiẽna oréve.
Ndopeloteapái ñandéve, etc. El guaraní paraguayo asimiló esta palabra
castellana, en el uso oral, hace siglos y ha desarrollado con ella una
serie importante de frases y figuras retóricas, como puede verse en
estos ejemplos. ¿Acaso es tolerable que el guaraní sea privado de toda
esta fraseología que constituye su riqueza lexical?
Sobre
la asimilación de los hispanismos he sostenido siempre que los
paraguayos padecemos de una inconcebible estupidez, porque mientras la
Real Academia de la Lengua Española ya tiene incorporado a su
diccionario más de 300 palabras del idioma guaraní, nosotros resistimos
tercamente a la incorporación de dos palabras del castellano, alegando
que puede destruir el idioma.
La ley de lenguas declara
que el soberano de la lengua es el pueblo hablante y que la Academia es
su representante. Pero si la representante se alza contra su
representado, cuyos intereses tiene el deber de defender, la cuestión se
torna muy delicada. Una Academia que lleva al idioma hacia la pobreza
lexical, no es una Academia. Es un clavo.
La impotencia
personal es, en ocasiones, madre de soluciones imprevistas. No lo
pensaba hacer, pero como consecuencia de lo ocurrido hoy tomé la
resolución de hacer saber al pueblo, soberano de la lengua, en todos los
casos, las trabas que se ponen a su lengua y todas las mezquindades que
se manifiestan en el seno de la Academia"
[Foto: ABC Color - fuente: www.abc.com.py]
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