Las causas
Jorge Luis Borges
Los
ponientes y las generaciones. Los días y ninguno fue el primero. La
frescura del agua en la garganta de Adán. El ordenado Paraíso. El ojo
descifrando la tiniebla. El amor de los lobos en el alba. La palabra. El
hexámetro. El espejo. La Torre de Babel y la soberbia. La luna que
miraban los caldeos. Las arenas innúmeras del Ganges. Chuang-Tzu y la
mariposa que lo sueña. Las manzanas de oro de las islas. Los pasos del
errante laberinto. El infinito lienzo de Penélope. El tiempo circular de
los estoicos. La moneda en la boca del que ha muerto. El peso de la
espada en la balanza. Cada gota de agua en la clepsidra. Las águilas,
los fastos, las legiones. César en la mañana de Farsalia. La sombra de
las cruces en la tierra. El ajedrez y el álgebra del persa. Los rastros
de las largas migraciones. La conquista de reinos por la espada. La
brújula incesante. El mar abierto. El eco del reloj en la memoria. El
rey ajusticiado por el hacha. El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca. La escrupulosa línea del calígrafo. El
rostro del suicida en el espejo. El naipe del tahúr. El oro ávido. Las
formas de la nube en el desierto. Cada arabesco del calidoscopio. Cada
remordimiento y cada lágrima. Se precisaron todas esas cosas para que
nuestras manos se encontraran.
[Ilustración: M.C. Escher - fuente: www.hotelkafka.com]
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