Quizá la calificación de “asombrosas” sea un poco exagerada para
ciertas palabras; sin embargo, al remontarnos a su origen, pero también a
su larga y accidentada historia, en algunos casos a lo largo de varios
siglos, nos daremos cuenta de que a veces se justifica tal
adjetivación.
En efecto; nace una palabra en un momento determinado para definir
una situación de la realidad; o bien, si no se origina en ese momento,
al menos puede provenir de alguna que, en su haber, tenía ya el latín o
alguna otra lengua que contribuye para esta situación. Sin embargo,
muchas veces, con las distintas circunstancias que se presentan a lo
largo del tiempo, hay palabras que pueden cambiar de significado o de
sentido, alejándose, incluso, de su significado original para ilustrar
la realidad. Siempre, de todos modos, existirá un nexo, aunque sea
mínimo, con la expresión original.
“Iam magis”
Para entender mejor lo que precede, nada mejor que ejemplos. Todos
conocemos y usamos la palabra “jamás” para negar algo que nunca
quisiéramos hacer o encarar. Ese término lo tenemos a flor de labios,
listo para sacarlo cuando nuestra memoria lo convoque por ser necesario
para ese mensaje que trataremos de estructurar, con la mayor claridad y
contundencia posible, de modo que nuestro interlocutor entienda
cabalmente lo que pretendemos decir. Aunque no fuéramos capaces, en ese
momento, de saber la definición que de él tiene el diccionario,
estaremos seguros de que será el adecuado para nuestro mensaje. Pero,
¿qué dice el diccionario de este vocablo?
El DRAE lo define así: “(Del latín "iam magis', "ya más') adverbio
de tiempo. "nunca' // 2. Antiguo. "siempre' // 3. Antiguo. "alguna
vez'”. Según podrán apreciar, en la actualidad tiene un significado
inequívoco: “nunca”. Pero si lo rastreamos en la antigedad,
comprobaremos que, en algún momento de su historia, tuvo el sentido
contrario ("siempre'); y, en algún otro, un sentido distinto a los dos
anteriores, en un nivel intermedio ("alguna vez'). Es que, si
analizamos el sentido en su origen latino, vemos que deja abiertas
todas las posibilidades, con su expresión "ya más', producto de las dos
palabras latinas. "Iam' indica “ahora, en este momento, al instante”;
y "magis', “más, en mayor cantidad”. La combinación de ambas abre la
puerta a las otras dos alternativas que he nombrado. Y eso se va
gestando, caprichosamente y al azar, de acuerdo con las motivaciones,
inclinaciones y otros aspectos comunicacionales que maneja el hablante
creador.
Ojalá, limosnero, corbata
Tres palabras que conocemos y, además, las utilizamos normalmente. ¿Qué tienen de raro para que las cite aquí?
"Ojalá' es una interjección procedente del árabe hispánico ("wa sa
lláh' o "wo sa lláh', si Dios quiere, según el DRAE) que “denota vivo
deseo de que suceda algo”. Se ha originado, en el idioma árabe, en una
invocación que los musulmanes realizan a Dios para pedir algo. Como los
árabes estuvieron tanto tiempo en España, casi ocho siglos, esta es
una de las muchas expresiones que el español heredó de ese idioma.
"Limosnero', citando a la misma fuente anterior, es un adjetivo que
se refiere a quien es caritativo, inclinado a dar limosna o que la da
con frecuencia. Pero también, en una segunda acepción, es el mendigo o
pordiosero, usado más en América y Andalucía. La tercera, por su parte,
dice “encargado de recoger y distribuir limosnas”. Por fin, la última
implica a la “escarcela o bolsa con dinero para dar limosna”.
Apreciamos, llamativamente, en las distintas versiones de este
adjetivo, sentidos no solo diferentes, sino hasta contrapuestos: no es
únicamente el que da limosna, sino el que la recibe. Es, además, el que
se encarga de pedirla para luego darla a los que la necesitan. Pero,
también, es el recipiente en el cual se la coloca.
No se encuentran en el diccionario muchos términos que tengan tanta
disparidad de significaciones como los dos que citamos ahora. Por eso
se justifica la denominación de "palabra asombrosa', aunque tampoco
deje de ser una exageración.
La tercera de esta lista es "corbata'. Según el “Breve diccionario
etimológico de la lengua castellana” de Joan Corominas, este vocablo,
cuya primera aparición data de 1679, proviene del italiano de "corvatta'
o "crovatta' e indica esa prenda que conocemos pero atribuida, en aquel
entonces, a los croatas, o sea a los procedentes de Croacia. El
motivo de tal nombre se debe a que los soldados de la caballería de ese
pueblo la llevaban como parte de su uniforme. La palabra italiana, a
su vez, deriva de la croata "hrvat', denominación que se otorgan a sí
mismos los habitantes de Croacia.
Por su parte, el DRAE la define de la siguiente manera: “f. Tira de
seda o de otra materia adecuada que se anuda o enlaza alrededor del
cuello, dejando caer los extremos. // 2. Banda o cinta guarnecida con
bordadura o fleco de oro o plata, que con breve lazo o nudo, y caídas a
lo largo las puntas, se ata en las banderas y estandartes en el cuello
de la moharra como insignia de honor. // 3. Insignia propia de las
encomiendas de ciertas órdenes civiles. // 4. En el juego de
carambolas, lance que consiste en que la bola del que juega pase como
ciñendo la contraria, sin tocarla, entre ella y dos bandas que forman
ángulo. // 5. En el teatro, parte del proscenio comprendida entre el
borde del escenario y la línea donde suele descansar el telón. // 6.
Pastel de hojaldre almendrado en forma de corbata. // 7. Colombia.
Parte anterior del cuello de los gallos. // 8. Colombia. Empleo de poco
esfuerzo y buena remuneración. // 9. Masculino. Ministro de capa y
espada. // 10. Desusado. Hombre que no seguía la carrera eclesiástica
ni la de la toga”.
Apreciarán que este término es, asimismo, bastante asombroso por la
cantidad de acepciones que reúne, algunas de las cuales están muy
alejadas de su sentido original. Sin embargo, si afinamos nuestra
puntería e investigación, comprobaremos que alguna coincidencia, aunque
lejana, guardan con su etimología.
[Fuente: www.eltribuno.info]
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