- Excelente traductor de clásicos franceses como Balzac, Stendhal, Baudelaire
y Tournier
Carles Geli (Barcelona)
Si el premio Planeta tenía un rostro, éste era el del erudito Carles Pujol,
uno los miembros del jurado desde hace 40 años, en 1972, y secretario del mismo
desde 2006. En la próxima edición ya no podrá ejercer porque inopinadamente el
editor, pero también prolífico escritor y traductor barcelonés, falleció la
noche de ayer víctima de un fulminante derrame cerebral.
Nacido en Barcelona en 1936 y doctor en filología románica (1962), parecía
que sus vastos conocimientos de las letras castellanas y francesas sobre todo,
pero también de la inglesa y la italiana, predestinaban su carrera hacia la
enseñanza, como así fue hasta mediados de los años 70, cuando dejó de impartir
literatura francesa en la Universidad de Barcelona. Fue por esos años que
aterrizó en la editorial Planeta, donde poco antes ya había publicado diversos
estudios sobre sus queridos Voltaire y Balzac.
Hombre de confianza absoluta del fundador del imperio editorial Planeta, José
Manuel Lara Hernández, se convirtió en uno de sus pilares literarios y su labor
se tornó fundamental en la selección de los manuscritos que podían optar a los
premios Planeta, Ateneo de Sevilla y Ramon Llull. Aún seguía siendo así como
recordaba hoy mismo, el actual presidente de Planeta, José Manuel Lara Bosch:
"Erudito, culto, afable, destacaba por su discreción y su humildad; ha sido un
extraordinario colaborador de editorial Planeta".
Cargado de una inmensa cultura al estilo de su añorada Ilustración, de una
exigencia altísima hacia sí mismo, Pujol era una especie de enciclopedia en
la sombra de muchos editores del grupo y autor de un sinfín de prólogos y
estudios introductorios que precedían buena parte de las ediciones de clásicos
publicados en la editorial y que, por su rigor casi enfermizo, eran piezas tanto
o más valoradas que sus ensayos.
Tan tímido como irónico, parapetado tras unas gafas de grosor notable, rehuía
por sistema la notoriedad pública. Ello y un afán de documentación notable le
ayudaron a forjar una especie de doble vida que le permitió escribir cerca de 90
libros, una tercera parte de ficción entre novelas y cuentos (una quincena),
poesía (otra quincena) y una decena de ensayos. La novela Los fugitivos
y los versos de El corazón de Dios fueron sus últimos títulos
aparecidos el año pasado y que cierran una producción en la que destaca la
novela Jardín inglés (1987). Pero más de la mitad de su bibliografía se
la lleva sus traducciones, especialmente del francés, donde volcó en un
castellano tan pulcro, puro y sugerente como parco en barroquismos, obras de
Balzac, Stendhal, Baudelaire, Tournier y una decena de las mejores piezas de
Simenon. Su funeral tendrá lugar mañana en el tanatorio de Les Corts a las 13
horas.
[Fuente: www.elpais.com]
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