La ciudad medieval de Carcassonne se encuentra al sur de Francia, en la soleada provenza,cuna de la poesía moderna por sus trovadores occitanos de los siglos XII y XII. En aquel entonces los trovadores se decantaban por una u otra de estas tradiciones: el Trobar Leu (poesía fácil, ligera, llana) y el Trobar Clus (“cantar o componer de forma cerrada”, “hermética”). Como sigue ocurriendo, esas dos tendencias dividían las aguas de la poesía, generando incluso disputas apasionadas y ya famosas entre los trovadores. El llamado género “tensó” es una de ellas. Pero, hablando de géneros, no olvidemos que toda esta literatura era en principio oral, recitada y cantada, y quienes se atrevían a versificar oscuro y cerrado perdían probabilidades de perdurar en la memoria del pueblo.
De los trovadores clus, el más importante es Arnaut Daniel, inventor de la sextina, al que inmortalizó Dante en la Divina Comedia definíendolo como il miglior fabro (“el maestro artesano”), calificativo de inmortalidad actualizada en el siglo XX en la consabida dedicatoria que le hizo T. S. Eliot a Ezra Pound en La tierra baldía (1922).
Los poemas de Juan Arabia en Hacia Carcassonne que aquí presentamos son una rememoración de aquellos andares, una vivencia de esos lugares y un recorrido por aquellos poetas que nueve siglos después no pierden su modernidad.
Tensó
Hacia Carcassonne, dijo el jefe,
captando el sentido de lo distinto
mucho antes de que otros poetas
estuvieran ahí.
Avanzando de pie y junto al sol
de Provenza, desgastando las suelas
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junto al pan que mojaban los trovadores
con la cerveza del pueblo.
Avanzando, por encima del mástil,
imitando el sonido de los pájaros
mucho antes de que otros poetas
invadieran el cerco con canciones
tontas y estancadas.
***
Capitular de un cancionero provenzal del siglo XIII que muestra a Arnaut Daniel. Fuente: Gallica, Bibliothèque Nationale de France. Dominio público
Infierno: Marcabrú
bos moz clus
Asesinos y traidores,
simoníacos, magos,
libertinos y usureros
que viven de actividades ajenas
y los que hacen hechicerías
y las repugnantes hechiceras
estarán juntos en la hoguera.
Borrachos y entrometidos,
falsos profetas y falsos clérigos,
falsas reclusas, falsos reclusos,
allí penarán, dice Marcabrú.
Todos los falsos tienen su lugar reservado,
el verdadero amor lo ha prometido,
en el reino del dolor y la desesperación.
***
Serratz e clus
Agradable y simpático resulta para Peire d’Alvernha
cantar con algunas palabras apretadas y cerradas
y de las que uno no teme avergonzarse.
Maestro de todos con tal de que aclare
un poco sus palabras
porque apenas nadie las comprende.
Voz que canta como rana en un pozo,
recibiendo así cien garrotazos
sin un amigo que no hable de su locura.
Versos inéditos contra los enflabotz
hinchados de tanto beber y comer,
en Puigverd, riendo y jugando.
***
Estaciona esa mula, Giraut
Estaciona esa mula, Giraut,
porque mientras los trovadores se ríen
en el patio de una taberna
yo me debato entre el cantar oscuro
y el cantar liviano.
Todo lejos y presente,
mientras unos bordan las palabras del viento
como la risa de los juglares desaparecidos.
Estaciona esa mula, Giraut,
porque mientras los trovadores se ríen
en el patio de una taberna
Arnaut y Raimbaut desaparecen
en los rincones de la colmena.
Así que cuando lleguemos a Carcassonne
donde hay algunas cosas que hacer
estaciona tu mula junto a la taberna
porque la canción que se entiende
extorsiona a los viles y levanta los ánimos.
• Juan Arabia, Hacia Carcassonne, Valencia: Pre-Textos, 2021, 44 p.
[Fuente: www.nexos.com.mx]
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