sábado, 5 de outubro de 2019

La llegada de la vid a Bolivia


Escrito por Laura Decurnex 
Sommelier

Corría el año 1550 cuando la planta de la vid llega de la mano de misioneros religiosos al Alto Perú, actual territorio de Bolivia.
La Iglesia católica fue un actor importantísimo para la expansión de la vitivinicultura en América, puesto que sin vino, representante de la sangre de Cristo, no se podía efectuar la misa, en especial la eucaristía. Por lo tanto, allí por donde iban los misioneros con la intención de convertir al cristianismo a los originarios americanos debían llevar consigo plantas de vid para poder proveerse cada año del valioso vino.
Para la Corona Española la evangelización fue incluso más importante que el comercio, y esto se hizo evidente cuando en 1595, poco antes de morir, Felipe II prohíbe las nuevas plantaciones de viñedos en América, buscando proteger el comercio de vino español en vistas de que las “nuevas tierras” muy rápidamente se hacían autosuficientes. Pero la prohibición no contaba para todos, los misioneros religiosos tenían permisos especiales que les permitían hacerse con plantas de vid siempre que las necesitaran, de forma que allí donde quisieran alzar una nueva capilla pudieran contar con plantas de vid cercanas que les garantizaran la obtención de vinos.
influencia de la iglesia en el vino de Bolivia
En el caso de Bolivia, la planta de la vid llega en primer lugar a Luribay, en La Paz, y a Mizque, en Cochabamba. Estos dos lugares era sedes arozbispales y por ende lugares muy importantes para la iglesia dentro del territorio nacional, lo que explica el porqué del arribo de las plantas a estos parajes en particular. Luego, muy rápidamente los misioneros continuaron con su incansable labor y llevaron el cultivo de la vid hacia el resto del país. De esta manera, las cepas llegan a Chuquisaca, que durante mucho tiempo fue el principal productor de vinos de Bolivia. Esta región vitivinícola floreció y fue fuerte durante los años de la intensa explotación minera del Cerro Rico de Potosí, cuando en aquella ciudad, gracias al auge de la minera, se cobijaba a una población mayor a la de París o Londres, y la demanda de vinos era muy grande. Importantes productores de la época fueron Ilo, Moquegua y Pisco, ubicados en el sur de Perú, sin embargo el trasporte del vino desde allí podía demorar hasta un mes; en cambio, de Chuquisaca a Potosí el vino llegaba en apenas cuatro días. Esto permitió a Chuquisaca convertirse en el principal proveedor de vinos de la región.
Viñedos La Cueva en Chuquisaca
El singani, destilado nacional de Bolivia, tiene también su origen en la época de oro de la minería y en su momento en Chuquisaca. Para poder satisfacer la demanda, se creó la Cooperativa San Pedro, que centralizaba la industrialización de la vid y la transformaba en vinos y singanis. Con el paso del tiempo comienza el declive de la minería, y el consecuente descenso de la demanda de estas bebidas provoca que la cooperativa se cierre y la industria vitivinícola de Chuquisaca se adormezca. Muchas familias productoras se trasladan a Tarija, donde las vides se adaptan de gran manera al suelo y clima y ofrecen un vino de calidad superior; estas familias, además, invierten en plantas de alta calidad enológica y en tecnología para viñedos y bodegas, lo que da como resultado la supremacía de Tarija, que hasta el día de hoy es el principal productor de vinos del país.


[Fuente: laumalbecblog.wordpress.com]

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