¿Mejor morir pronto, tomando rosbif y armagnac bajo la mirada de un retrato del duque de Wellington, o mejor cuidarse y compartir un aguacate con tu profesor de spinning? Es el tipo de preguntas que nos lanza, con fino humor, el periodista y escritor Ignacio Peyró (Madrid, 1980), que acaba de publicar ‘Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida’ (Libros del Asteroide). Un libro que ensalza el placer de comer bien, reír y celebrar la vida. Que todo va unido. Nada hay más sano.
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La calma laboriosa es propia de los grandes restaurantes.
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Escrito por Antonio García Maldonado
Nunca me ha interesado la cocina, ni la cultura culinaria más allá de algunas nociones sobre aceite de oliva, pasta y pescado mediterráneo. Sí comer bien, pero en gustos siempre fui algo más que conservador: reaccionario. Entre un plato con alguna innovación y un filete empanado con patatas, sin dudarlo elegía lo segundo. Y entre un vino añejo al que mi padre estuviera cantando alabanzas y una cerveza Victoria bien fría y bien tirada, sin pestañear lo segundo. Soy poco –y cada día menos– sofisticado en el comer y el beber. Si por sofisticado entendemos el gusto por platos sofisticados. Porque exigente sí lo soy con aquellas comidas que me gustan.
A veces pienso en mi desapego a la cocina, y siempre he creído que la culpa fue del listón tan alto que puso mi madre en casa. Nací y crecí en la cúspide del bien comer, donde las mejores croquetas y el mejor bacalao a la portuguesa eran la norma, y la excepción de mis primos y tíos, que parecía que pasaban hambre en sus casas cuando llegaban a comer con nosotros.
Desde que me fui de casa de mis padres, el mangiare ha sido para mí una decadencia irreparable a la que ya me he resignado. Las veces que vuelvo a la casa familiar solo sirven para recordarme lo que fue y ya no es, y con toda seguridad ya no será. Algo que da a mi conservadurismo culinario un aire proustiano. Me acuerdo, incluso, de los trucos que tenía ante la tendencia de mi madre a ponernos sobreabundancia de albóndigas o empanadillas. “¿Cuántas quieres?”, me preguntaba ella. Y yo, si quería 5, le decía 3, y si quería sólo picar un par de ellas, le decía que prefería no comer nada.
Siendo esto así, me alegré mucho cuando el periodista y escritor Ignacio Peyró (Madrid, 1980) me dijo que iba a publicar Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida (Libros del Asteroide), pero pensé que el libro me interesaría poco, ajeno como soy a un mundo al que consagra aquí unas páginas ya inolvidables. Lo abrí con el cariño con el que se abren los libros de los amigos, y lo leí en tres sentadas en las que iba subrayando y comentando con otros amigos a través de mensajes.
Y es que Comimos y bebimos es un libro de cocina, pero también de vida, como deja claro el subtítulo. De una vida generacionalmente como la mía, con experiencias, anhelos y desencantos similares, que Ignacio Peyró cuenta aquí a través de la comida en 12 capítulos con el nombre de cada mes del año. Un libro con mucho de último adiós a una cultura y a unas costumbres que dejan ver su final tras el auge del cuidado del cuerpo y la salud a todas horas.
El autor explicita este leitmotiv al principio: “La escritura sobre cocina ha sabido encarnar no solo una retórica para especialistas o un mundanismo dichoso, sino –por decirlo al modo de Perucho- una estética del gusto y una belleza de vivir que va mucho más allá de la crudeza del comer. Temo que algo de eso se está perdiendo ahora –y este libro lo quiere reivindicar”. Y bien que lo hace, porque el libro es una sucesión de ataques de síndrome de Stendhal culinarios narrados con exquisitez.
Ignacio Peyró es un anglófilo irredento, y con los platos recuerda a un inglés hablando del imperio británico en 1950, cuando parece que se escapa irremediablemente tras tantos años gloriosos. “¿Mejor morir pronto, tomando rosbif y armagnac bajo la mirada de un retrato del duque de Wellington, o mejor cuidarse y compartir un aguacate con tu profesor de spinning?”, se pregunta recurriendo a otra de las virtudes del libro: la ironía y el finísimo sentido del humor.
Comimos y bebimos funciona también como una guía de restaurantes clásicos, especialmente de Madrid, donde Peyró se detiene a hablar también del personal y sus historias. Yo, particularmente, no he ido a ninguno de los que cita todavía. Pero como el tono es elegíaco temo ir y que ya estén cerrados y no pueda disfrutar de “esa calma laboriosa que también es propia de los grandes restaurantes: un lugar donde se abolieron las “ganas de marcharse”.
Pero también está muy presente Londres, ciudad en la que Peyró dirige su Instituto Cervantes. Y es que el retrato de la historia y la idiosincrasia de los selectos clubs ingleses está entre lo más descacharrante de un libro que saca la carcajada continuamente: “En definitiva, el club es el lugar para que un lord se convierta en un salvaje, pero dentro de un orden”. Una definición que amplía a todo tipo de local: “Hay que honrar el bar como institución de civilidad para que la gente vaya pecando con un cierto orden”.
El humor con aroma a Julio Camba está siempre presente, y se entremezcla con agudos comentarios de observador social nostálgico. “Lo irónico es que no hacemos más que abrir locales que intentan parecerse a los que acaban de cerrar”, escribe sobre esa tendencia de entronar lo vintage y lo “auténtico” tras haber dejado de ir a bares y restaurantes castizos para echarnos en brazos de la nueva cocina.
“Lejana ya la ilusión adolescente, enterrados los sueños de poder y de gloria, cumplidos todos los posibles desengaños con uno mismo, llega un momento en el que las epifanías de la vida se resumen en un desayuno con calma y algo de sol”, afirma. Y yo no puedo estar más de acuerdo, aunque con algo menos de nostalgia. Un libro maravilloso también, o quizá sobre todo, para los que aún tenemos por descubrir el mundo de la cocina y todo lo que le rodea. Un merecido homenaje a una forma de ser, de cocinar y de comer –y beber– que nos define y con la que fuimos felices antes de que la sociedad se pusiera a dieta y se apuntara al gimnasio.
[ Foto: Pixabay - fuente: www.elasombrario.com]
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