Las cadenas en inglés dicen ‘migrants’, y eso puede haber influido en
el uso continuo de “migrantes”
Un grupo de inmigrantes en patera llegan al puerto de Motril
Escrito por ÁLEX GRIJELMO
Las noticias hablan
continuamente sobre los “migrantes” que se trasladan por tierra y por mar en busca de un
futuro mejor. Gran parte de los españoles se preguntará por qué el primer
mundo no sabe resolver esos problemas, pero también —ya en otro plano de las
preocupaciones— acerca del éxito de este término, que está desplazando tanto
a “emigrantes” como a “inmigrantes”.
Quizás la
explicación radique en que los informativos en inglés de las cadenas
internacionales usan el vocablo migrants; si bien cabe también la
posibilidad de que se desechen las otras dos opciones al considerarlas
despectivas, quizás por error.
En español, “emigrar”, “inmigrar” y “migrar” no
son términos equivalentes, aunque en latín sí se hallaban más próximos. Tanto emigrare como migrare se aplicaron a quien se marchaba de algún sitio; incluso se
utilizaban como eufemismo de la muerte. Así, se hablaba a menudo de migrare ex vita o emigrare ex vita (literalmente, marcharse de la vida), sin
que eso evitara en absoluto que la gente se muriese. Por su parte, immigro significaba “introducirse”.
En castellano, estos verbos adquirieron con el
tiempo connotaciones más especializadas. “Emigrar” implica abandonar la
residencia habitual para instalarse en otro lugar, ya sea en el propio país o
en el extranjero, en busca de mejores medios de vida. “Inmigrar” significa
llegar a un país extranjero, o a un lugar distinto en el propio país, para
radicarse ahí, también en busca de una mejor situación. Sin embargo, la
definición de “migrar” es mucho más simple: “Trasladarse desde el lugar en
que se habita a otro diferente”. Es decir, con esta palabra no se da idea de
la intención que se halla detrás de ese viaje ni de si la persona va o viene.
Por tanto, cuando se llama “migrantes” a los que
viajan en precarias embarcaciones desde África hacia Europa se está
prescindiendo de la idea de que aspiran a establecerse en el Viejo Continente
para vivir mejor; y por tanto son definidos sólo en lo que concierne a su
mero movimiento físico: irse desde el lugar donde se habita a otro diferente.
Una definición compatible con el acto de salir de vacaciones.
Ahora bien, quizá conviniera retocar las dos
definiciones académicas de “inmigrar” y “emigrar” referidas a personas
(dejamos al margen las aves migratorias). El Diccionario sólo precisa en la segunda acepción de
cada término (la referida a quienes se trasladan dentro del mismo país) que
el emigrante y el inmigrante quieren instalarse o radicarse “en busca de
mejores medios de vida”; no así cuando alguien se va al extranjero, pese a
que por lo general le mueva el mismo propósito. Convendría tal vez unificar
esas dos respectivas acepciones en una sola, de modo que tanto “inmigrar”
como “emigrar” equivalgan a que una persona se va a otro lugar (si emigra) o
llega a él (si inmigra) para quedarse allí y buscar mejores condiciones de
vida, ya se trate del propio país o del extranjero.
Entre los “migrantes” se dan situaciones muy
diferentes, desde luego. Unos son refugiados de guerra, otros huyen de una
dictadura, los demás buscan una vida mejor arriesgando la que tienen. Pero
todos ellos reúnen una característica común: no viajan por viajar, sino con
la intención de ser acogidos, de instalarse, de radicarse en otro lugar. Y
eso no está incluido en el significado actual de “migrantes”, un término con
el que a menudo se desperdician la riqueza y la precisión de la lengua.
[Foto: PEPE MARIN – fuente: www.elpais.com]
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Isac Nunes da Luz Cordeiro *** Tradutor Público e Intérprete do Comércio *** Idiomas: francês, espanhol, catalão e galego *** Matriculado na Junta Comercial do Estado do Paraná *** Curitiba *** República Federativa do Brasil
segunda-feira, 29 de outubro de 2018
Ahora todos son “migrantes”
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