Este artista francés dejó una huella indeleble en el imaginario occidental con sus ilustraciones de algunos de los libros más importantes de la historia.
La importancia de Gustave Doré (1832-1883) no solamente radica en las piezas de arte que produjo durante su vida (testigos, sin duda alguna, de una grandiosa maestría): este grabador, dibujante, ilustrador, acuarelista, pintor y escultor francés fue el creador de una estética que hasta hoy ilustra en nuestro imaginario colectivo varios de los libros más importantes que ha producido la humanidad.
Antes de convertirse en uno de los más famosos ilustradores de la historia, este artista —que vivió una vida excéntrica, fue un apasionado del alpinismo y amante de la cultura anglófila— comenzó dibujando caricaturas para la prensa francesa; Doré nació en Estrasburgo, nunca se casó, y vivió con su madre la mayor parte de su vida.
La profunda importancia de las ilustraciones de Doré (que fue también un notable paisajista) radica en su monumental fuerza dramática, un sentido épico que es producto de la sensibilidad que permitió al artista imaginar y plasmar imágenes literarias colmadas de una fantasmagoría insospechadamente original.
A pesar de que en vida fue excluido de las altas esferas del arte, Gustave Doré fue, paradójicamente, un divulgador del arte occidental y, específicamente, de la cultura visual europea del siglo XIX. Así, el poder de las ilustraciones del francés ha influenciado a expresiones como la pintura, el cine e incluso la novela gráfica (Doré fue un renovador del género del relato a través de la imagen). La manera en que imaginamos, por ejemplo, al Quijote de la Mancha y Sancho Panza, a Lucifer o las calles de Londres durante la época victoriana, se deben en gran parte al invaluable trabajo gráfico de Doré, sus lecturas y su privilegiada imaginación.
A continuación seis libros que fueron ilustrados por el gran Gustave Doré…
Biblia
El paraíso perdido, de John Milton
Divina comedia, de Dante Alighieri
Don Quijote, de Miguel de Cervantes
La tempestad, de William Shakespeare
El cuervo, de Edgar Allan Poe
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