segunda-feira, 25 de setembro de 2017

Bicicletas y futuro de la movilidad urbana


Mobike - Ofo

Escrito por Enrique Dans

Un simple paseo en cada vez más ciudades chinas permite hacerse una idea de la cuestión rápidamente: desde hace algún tiempo, aparecen tapizadas de bicicletas. Bicicletas por todas partes, esperando a que cualquiera que las necesite las localice y desbloquee con una app en su smartphone y las utilice con total libertad durante una hora por tan solo 1RMB (en torno a 0.13€).

La entidad del movimiento, con dos compañías fuertes y sólidamente capitalizadas actuando como claros protagonistas, Mobike y Ofo, no deja lugar a dudas: mientras la primera cuenta con financiación de Tencent, la segunda está participada nada menos que por Alibaba y Didi Chuxing, lo que implica apuestas importantísimas y la disponibilidad de los fondos necesarios como para pasar de una situación de escasez (relativamente pocas bicicletas, que son habitualmente robadas o vandalizadas con cierta frecuencia) a una de abundancia (muchísimas bicicletas, hasta el punto de minimizar el impacto de este tipo de comportamientos, o poseer suficientes recursos financieros como para soportar su incidencia). Frente a los análisis financieros de los que hablaban de modelos sin sentido desde un punto de vista económico, estas compañías han continuado escalando en oferta y en valoración hasta conjurar la idea de una burbuja, y han comenzado su expansión internacional en ciudades de todo el mundo, junto con algunas otras compañías como oBike, de Singapur.
En muy poco tiempo, China ha pasado de no tener bicicletas en régimen de uso compartido, a tener varios millones de ellas en sus calles, ofrecidas mediante modelos diferentes, y con una popularidad cada vez mayor. Utilizar este tipo de servicios implica abrir una cuenta como usuario, identificarse con datos que incluyen el número de tu smartphone, y hacer un depósito con el que afrontar posibles daños a las bicicletas, pero ninguno de estos elementos parece estar convirtiéndose en un obstáculo significativo para su fortísima expansión. Hace algunas décadas, China optó por transicionar de la bicicleta al automóvil para favorecer una dinamización mayor de su economía, y las bicicletas se hicieron mucho menos presentes en el panorama de sus ciudades. Ahora, el problema de la polución y la disponibilidad de tecnología barata y sencilla para crear servicios de uso compartido han vuelto a llenar las ciudades chinas de bicicletas, y China se ha convertido en el laboratorio del mundo en este tipo de movilidad urbana.

¿Puede la bicicleta jugar un papel relevante en la movilidad urbana? La respuesta es evidente cuando observamos estos casos, o los más antiguos de numerosas ciudades centroeuropeas. Los argumentos de que la bicicleta no ofrece características adecuadas para determinados usos en función de la edad de los usuarios, la temperie o la orografía y dispersión de las ciudades parecen verse contrarrestadas por el éxito de la bicicleta como alternativa habitual de transporte en numerosas ciudades frías o lluviosas, y con la incorporación de motores eléctricos que permiten negociar cuestas independizando el movimiento de la bicicleta del esfuerzo del golpe de pedal. Cada vez más ciudades ofrecen bicicletas compartidas como alternativa de movilidad, de propiedad municipal o privada y utilizadas en muchos casos como soporte publicitario, lo que permite racionalizar los costes operativos. En principio, podría parecer que hace falta más de una generación para que un español se anime a desplazarse en bicicleta en un día de lluvia, aunque en Amsterdam sea completamente normal, forme parte del panorama y la ciudad sea muchísimo más fría y lluviosa, pero la realidad de la expansión de este tipo de modelos parece contradecir esa máxima, y sitúa a los ayuntamientos ante la disyuntiva de dedicar más espacio público a infraestructuras que faciliten el uso de la bicicleta y mejoren la seguridad de sus usuarios.

Todo indica que las bicicletas compartidas terminarán convertidas en uno de los principales bastiones de la movilidad urbana, combinada con redes adecuadas de transporte público para desplazamientos más largos y con otro tipo de vehículos utilizados mediante modelos en los que se primará cada vez más la eficiencia operativa. La expansión de este fenómeno, con compañías ya tan diferenciadas y capitalizadas emprendiendo una fuerte expansión internacional, parece asegurar que pronto veremos este tipo de bicicletas en cada vez más sitios. Ahora mismo, Mobike está presente en 160 ciudades chinas y cuatro mercados fuera del país (Singapur, Manchester, Florencia y Milán en Italia, y desde este mes, Londres), mientras Ofo se ofrece en diecisiete ciudades chinas y diez en todo el mundo (San Francisco, Seattle y Worcester en USA, Cambridge y Hackney en UK, Singapur, Viena, la ciudad tailandesa de Pathum Thani, Praga y Moscú), y oBike está presente en ciudades de once países, además de su nativa Singapur (Taiwan, Corea del Sur, Malasia, Australia, Tailandia, Alemania, Austria, Holanda, Bélgica, UK y Suiza).

Claramente, estamos ante un cambio de mentalidad en aquellos países o ciudades que tradicionalmente no consideraban la bicicleta como una alternativa seria o competitiva a la hora de ser incluida de manera relevante en un plan de movilidad urbana, y poniendo las bases para procesos de adopción social cada vez más sólidos y convincentes. Muy pronto, encontrarás este tipo de bicicletas en la acera de tu casa…


[Fuente: www.enriquedans.com]

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