segunda-feira, 23 de janeiro de 2017

El encanto del mar

Escrito por Alberto Sáez

“A lo mejor necesitamos estar así para ver lo que nadie más ve”.

Arturo encuentra un dedo en la orilla de la playa y lo primero que se le ocurre en ese momento es agarrarlo para quedarse con él. Aquel extraño hallazgo le recuerda a la película El terciopelo azul, del director David Lynch. ¿Cuál es la razón para que alguien haga algo así? Puede que no haya ninguna sensata excusa que pueda asumirse como una razón, pero lo que es cierto es que la premisa de esta historia, por más insólita que parezca, es el motor que da inicio a una novela que transita entre el suspenso, el humor, lo poético, lo crítico y lo reflexivo. Así es El dedo de David Lynch, novela finalista del Premio Herralde de novela, del escritor venezolano Fedosy Santaella.

El dedo de David Lynch
Todo comienza cuando nuestro protagonista y su pareja, Mariana, dos jóvenes estudiantes de literatura, deciden dejarlo todo para irse a vivir a las playas de Chirimena y encontrar la paz que en el caos de la ciudad no han podido hallar. En ese paraíso sin ataduras convencionales trabajan vendiendo pulseras, beben, se enamoran y se hacen parte de un pueblo que decide aceptarlos como miembros permanentes de un grupo selecto al que suelen llamar “los elegidos”. Se sienten plenos, felices, sin saber que todo cambiará, que sus vidas serán parte de una tormenta con sol que ocurrirá a la orilla del mar. A medida que avanza, conocemos de forma paralela la historia de los otros personajes, historias secretas que se van interconectando, permeándose entre sí, atraídas por la absurda fuerza de aquel dedo que, por supuesto, comienza a buscar a su dueño.

Entre estas historias paralelas podemos ver la del Sargento, un policía que vive su vejez como quien ha logrado escapar ileso de su pasado, o la de Marcano, un amable traficante, jefe en el pueblo de todo lo que tenga que estar al margen de la ley. Más allá del mar también está una historia que se acerca por la carretera, la de un padre y su hijo que deciden dar un último viaje familiar para luego despedirse.

Pero la playa en esta novela no solo funge como un paisaje que lo ambienta todo, es un personaje más, aquel que marca la conducta de cada uno de los que cohabitan esta novela, hombres cegados por la luz, por su paz, llenos de una calma que en cualquier momento se quebrará.

Construida como una novela negra, El dedo de David Lynch busca cuestionar al hombre como aquel ser que “solo sabe ser rebaño”, sobre su forma de ver e interpretar el mundo, y también reflexionar sobre esa infinita interrogante que nos aqueja y parece que nunca va a desaparecer: ¿Qué es en realidad el arte?




[Fuente: www.colofonrevistaliteraria.com]

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