El ídish y el humor judío vuelven al cine con Woody Allen

Durante los últimos años, el cine de Woody Allen sufrió algunas transformaciones particulares. Las tomas dejaron de retratar el puente de Brooklyn, el Río Hudson o las calles del Central Park para mostrarnos facetas fascinantes de los cafés parisinos, de la arquitectura de Barcelona o incluso de la lluvia londinense.

Y en esas grandes creaciones como fueron Midnight in Paris, Match Point, Vicky Cristina Barcelona, entre otras, no solo el universo neoyorquino se había disipado, sino también las famosas referencias a las vivencias judías que tanto lo habían caracterizado.

Si bien entre líneas se podía seguir encontrando grandes afinidades, (sobre todo en Midnight in París) el universo no solo geográfico había cambiado; también las referencias socioculturales en cada una de las historias narradas.

Y en “Café Society” parece haber regresado Woody Allen. No porque alguna vez se haya ido, de hecho continuó con su maravilloso récord de estrenar una película por año. Sino porque mucho de lo que a él lo caracterizaba parecía estar lejano.

“Café Society”, definida por el propio director como una comedia dramática, narra la historia de Bobby (Jesse Eisenberg, Red Social, Vínculo Sagrado). Un joven neoyorquino de una familia judía de clase media baja que decide ir a probar suerte a Hollywood. Allí se vincula con su tío Phil, quien ha prosperado en los negocios, mientras que se enamora de su joven secretaria (Kristen Stewart).

A la par que se ironizará sobre Hollywood en los años 30, Woody lo describió como el cine que admiraba de pequeño. Veremos también el crecimiento de New York ligado al glamour y los gangsters.

El humor judío, las frases en ídish, un guion impecable, una fotografía sumamente cuidada y un retrato de época maravilloso serán gran parte de los condimentos que hacen a esta película imperdible.

[Fuente: www.radiojai.com.ar]