Me encanta René Magritte, observar sus cuadros es como presenciar un sueño. Hay que añadir que el mundo onírico de Magritte guarda una gran crítica filosófica, además de desvelarnos el mundo del inconsciente como buen surrealista, con su particular iconoclasia y su estilo naíf nos confiesa ser un gran seguidor de los filósofos de la sospecha, como son Marx, Nietzsche y Freud.
Le blanc seing, Una cita con Magritte, 2016.
Su cuadro más famoso incluye un texto que genera en el espectador un profundo extrañamiento, que resulta además ser muy divertido, bajo el dibujo de una pipa, nos dice: “esto no es una pipa” y se queda tan ancho. La explicación, el lenguaje es una representación. Sin duda Magritte asistió a clases de Ferdinand Saussure, la arbitrariedad de la cadena significado – significante es patente en toda su obra.
The Treachery of Images, Una cita con Magritte, 2016.
Me gusta el arte que cuestiona, que transgrede, que impacta, que desconcierta.
¡Ayyy! Que obsesión con la verdad, yo me considero cada vez más ignorante y es perfecto, porque eso significa que cada día tengo más cosas con las que sorprenderme. Uno de los mensajes encubiertos de los cuadros de este artista belga, creo que trata de decirnos que la realidad es única, de cada uno, y es que la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
La Clairvoyance, Una cita con Magritte, 2016.
Aparentemente es más fácil refugiarse en una realidad absoluta y objetiva donde cada problema tiene una única solución, explicación y por supuesto son los más listos y los más científicos los que me la van a poder decir, pero me temo, que todo eso no es más que la apariencia, porque en lo que se refiere al universo de las ideas, a la maravillosa problemática de la existencia humana, quien más sabe de los problemas y de las soluciones es el que los sufre, y sobre todo su inconsciente, así que te invito a que leas más tu inconsciente, y menos estudios científicos. ¡Más Magritte y menos prozac!
Elective Affinities, Una cita con Magritte, 2016.
[Fuente: www.verbotenmagazine.es]
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