Fue la recuperación de un disco fundamental en la trayectoria de la mallorquina y en la historia de la música hecha aquí. “Alenar” (1977) recibió los honores de ser revivido en 2015 en el festival Blues & Ritmes de Badalona. Santi Carrillo salió embelesado de un concierto tan especial.
Por Santi Carrillo
La noche del 25 de abril en el Teatre Zorrilla de Badalona se vivió un pequeño gran acontecimiento: Maria del Mar Bonet interpretó el emblemático y, por momentos, majestuoso “Alenar” (1977) en el Blues & Ritmes; brillante encargo del festival. La mallorquina lo arropó con un bloque de canciones de su primera época, algunas de ellas no habituales en su repertorio actual, dotando de más valor a una velada inusual que coronó, en los bises, con una estupenda y todavía no publicada “Blau i sol de roses blanques”, otra perla de esta sensible sultana del Mediterráneo que durante casi cinco décadas ha ido construyendo un mundo único, conjunción de su folk de raíces y de una visión poética aferrada al paisaje, que está a la altura de las mejores cantantes imaginables. Los fans de los (efímeros) mitos de culto Vashti Bunyan o Linda Perhacs, por ejemplo, deberían tenerla muy en cuenta.
Apoyada en una banda de seis músicos, dirigida por Dani Espasa al piano y acordeón, la exigente y sentida entrega a “Alenar” demostró la valía de un disco que, como escribió Ferran Llauradó en la crítica del especial del veinte aniversario de Rockdelux –puesto 25 en la lista de los mejores 100 álbumes españoles del siglo XX–, “ocupa un espacio central” en la obra de Maria del Mar Bonet y es “compendio de todas sus facetas”.
Con textos suyos y de Vicent Andrés Estellés, Edith Södergran, Lluís Serrahima, Joan Vinyoli y Francesc Parcerisas, y arreglos y dirección musical del multiinstrumentista Lautaro Rosas, “Alenar” (“Respirar”), en cuyo tema titular, flamenco, colaboró el gran Paco Cepero a la guitarra, sigue sonando hoy tan bello como en su día.
En este disco se incluye la demoledora oda a la muerte del amor “Es fa llarg, es fa llarg esperar”, poema iluminado de Pau Riba –grabado en su “Electròccid àccid alquimístic xoc” (1975): a lo rock’n’roll animal ácido– que la Bonet versionó y supo llevar a la cumbre de la tristeza infinita en una interpretación sublime que potenció una letra gloriosa de impotencia y desesperación. Fue el momento cumbre de un recital –como ella lo definió, haciendo acopio de un vocabulario de vieja escuela– en el que el público, finalmente en pie, se entregó a los matices de su exuberante pero delicada voz, la cual, desde la ternura y una cierta ingenuidad encantada, hipnotiza y reconforta igual, o mejor, que siempre.
[Foto: Jordi Vidal - fuente: www.rockdelux.com]
Sem comentários:
Enviar um comentário