Por Graciela Melgarejo
A veces llegan cartas... Eso solía cantar Julio Iglesias hace mucho. Hoy podríamos parafrasearlo así: "A veces llegan tuits...", que ayudan a reflexionar sobre la actualidad de nuestras ideas acerca de la lectura, la escritura y el aprendizaje, y para revisar la puesta en práctica de todo ello.
El tuit que llegó a Línea directa es de Jaime G. Mora (@jaimegmora), está tomado de su blog http://jaimegmora.tumblr.com y es éste: "Escribir nunca es fácil: en caso de que alguien no lo sepa, es lo más difícil que existe". La cita es de Truman Capote y está en sus "Retratos", en el dedicado a la escritora estadounidense Jane Bowles.
Escribir como lo entendían Capote y Bowles es lo más difícil que existe, porque se va la vida en ello. Pero escribir es siempre difícil para todos: significa acatar algo que ha sido regulado por otros y aun los grandes escritores deben ceñirse a las normas lingüísticas, no sólo para mantener el código de comunicación, sino por algo inmanente a la lengua escrita, ese poder de lo simbólico encerrado en pequeños caracteres en tinta.
En una entrevista que ya tiene sus años -la hizo la periodista Nora Veigas para Página 12 el 29/9/2003: "No es un pecado capital cometer un error de ortografía" (http://bit.ly/1On9qfb)-, la escritora y pedagoga argentina Emilia Ferreiro sostiene que los chicos sí piensan sobre la escritura y que eso pone en duda la imagen clásica de la autoridad sin límites del docente, el de "la palabra consagrada". El objetivo debería ser formar un escritor autónomo, es decir, el que produce textos. Y señala Ferreiro que la revisión del texto, "el momento para revisar la forma", es lo que es propio de una "escritura responsable".
Este concepto de escritura responsable es el que interesa, probablemente porque no parece primar en ciertos ámbitos; particularmente, el político. Veamos un ejemplo reciente: el 14/4, el diario digital español www.eldiario.es publicó un artículo, "La concejala de Cultura de Valencia se despide con más de 30 faltas de ortografía en un texto de 19 líneas" (http://bit.ly/1Onwwm1). Mayrén Beneyto (PP), que así se llama la concejala, decidió agradecer la confianza puesta en ella por la alcaldesa Rita Barberá con un escrito en su muro de Facebook, sin revisarlo ni una vez, evidentemente, porque el texto está "plagado de faltas de ortografía, comas mal puestas, errores de puntuación y erratas. Sin contar las expresiones confusas o los fallos provocados por el autocorrector («Aria» por área, por ejemplo), suman más de 30 en un breve texto de 19 líneas de mensaje en móvil". Eldiario.es encargó a una profesora de Lengua y Literatura corregir el texto en el mismo artículo, lo que se transformó en una imprevista clase práctica para los lectores también.
Como dice Emilia Ferreiro, "con la misma pantalla, el mismo teclado, entramos en el procesador de palabras y ahí tengo un corrector ortográfico que lo puedo activar y me alerta (...) «revisa porque yo te estoy diciendo aquí pasa algo»". El ejemplo de la concejala de Valencia es sólo uno entre muchos en donde no hubo una "escritura responsable": no importa si uno tiene o no tiene errores de ortografía, importa que se consulte -a la máquina o a un ser humano- porque lo que se vuelque a la corriente general de la información llegará a todos...
[Fuente: www.lanacion.com.ar]
Sem comentários:
Enviar um comentário