Por Jshbell Naymes
El proyecto Visitas guiadas en el barrio judío dirigidas de la mano de Mónica Unikel y junto a todo su equipo; empieza una nueva etapa en la que Abigail Jottar; que inició, como guía de este recorrido a través del tiempo, donde podemos ver, sentir, tocar y hasta convivir con los descendientes de nuestros antepasados…
Este domingo, en punto; fuimos invitados a la cita que se dio en Justo Sierra, para luego comenzar a prepararnos para el recorrido de esta maravillosa aventura a través de los tiempos… Armados con gorras, lentes, anotadores y lápices, zapatos cómodos para el recorrido, y mucho entusiasmo, salimos hacia tiempos de la inmigración judía del siglo XX; a principios de esa era, cuando los barcos llegaban de tierras lejanas como Turquía, Grecia y países balcánicos. En los años 20, tuvo la dicha de recibir la llegada de los judíos; y estos a la vez crearon diferentes comunidades judías en el actual México.
Describiendo los lugares y direcciones de la ciudad del Centro Histórico, donde se esconden detrás de las paredes momentos y recuerdos vividos, de relevantes personajes que marcaron el comienzo de una comunidad; el comenzar de nuevo, en un continente por descubrir y sobre todo, el adaptarse a la convivencia de una nueva sociedad, cultura e idiosincrasia; sin perder por completo sus nacionalidades; de un país que les abrió los brazos para recibirlos y darles la oportunidad de poder crecer materialmente, económicamente y espiritualmente, para luego poder lograr formar una familia, y de esa manera, a través de las enseñanzas, transmitir las tradiciones y costumbres para las nuevas generaciones…
La actividad de Mónica y de todo su grupo es caminar sin rumbo y perderse en el tiempo… traspasando el límite maravilloso de los lugares, rincones, olores, sabores, vivencias y tradiciones, para retomar y volver a la actualidad; recorriendo nombres, casas, comercios templos, casas de estudios y secretos vividos. Que a cada paso que uno va dando, va encontrando cosas increíbles; observar detenidamente por unos momentos los mobiliarios y husmear a través de cualquier puerta, para que las sorpresas nunca terminan…
Recorriendo el barrio Judío:
-Nuestra primera parada fue el Parque Loreto; para luego ingresar a la primera sinagoga en México, Monte Sinaí, correspondiente a los judíos de Damasco.
Siguiendo el recorrido por la calle Jesús María, nos encontramos con un viejo edificio de dos pisos; donde el Dr. Lorenzo Rish (él se enteró de este recorrido solo dos días antes y lo encontramos en el público presente); nos platicó que en ese edificio festejó su Bar Mitzvá, que hoy, en la actualidad es un comercio llamado “Bara Bara”.
Siguiendo por la misma calle a pocos metros. encontramos el edificio donde vivió el primer rabino en México, Salomón Lobatón de Siria, que llego al país en el año 1910, para sorpresa de todos y murmullos de muchos de los presentes; Abigail Jottar nos presentó al bisnieto del primer rabino, Abraham Saade, de 31 años, quien nos contó, con su voz entrecortada de emoción, una anécdota de su ancestro: su yito (abuelo) jamás dejaba de trabajar, ni cuando se encontraba enfermo, siempre encontraba fuerzas para recibir a cualquier persona que lo necesitara; con orgullo y con una gran sonrisa nos mostró el retrato de su bisabuelo.
A una cuadra más adelante, en Jesús María 23 # 12, encontramos una vecindad donde vivió Jane, la cocinera, donde, celosa de su cocina y con su fiel compañero el babero, preparaba deliciosos platillos a los cuales, sin olvidar sus originales recetas, tuvo que adaptarse a nuevos ingredientes, para deleitar a todas las personas que día tras día la visitaban para poder complacer sus estómagos con abundantes comidas. En el mismo edificio encontramos al Sr. Goldberg, el panadero, que cada mañana atraía a sus clientes, con el aroma de sus panecillos recién horneados. Y sin olvidarnos del Sr. Burak, quien hacía abrigos, el cual tuvo que cambiar sus pesadas telas por telas ligeras, para que toda la comunidad que vivía en la ciudad se vieran elegante y fresca por el cambio drástico del clima tropical. En esta misma vecindad, también vivió “el Rebe” que les enseñaba a los niños Torá.
En el # 22, encontramos la tienda de la Sra. Sara Makovski, quién proveía a todos los judíos con todo lo que ellos necesitaban para su vida diaria.
Y en el # 26, donde vivía el Sr. Shiele, cuyo oficio era cocinero, el cual no se daba abasto en recibir a los comensales que todos los días exigían sus maravillosos y exquisitos platillos junto con alguna deliciosa bebida fresca. En el apartamento de al lado se encontraba el Mohel Klip, que en aquella época era una persona con una agenda muy ocupada, ya que su presencia era muy importante para poder realizar la circuncisión a todos los recién nacidos. Y claro también en ese mismo lugar se encontraba la dentista, la Dra. Moshinsky, quien se encargaba del cuidado de la sonrisa de toda la comunidad.
Nuestro recorrido nos llevó a la esquina donde se puede observar una casa amarilla que antes era la carnicería para toda la comunidad, que se encontraba en La Santísima, y en los días, lunes y jueves se vendía carne kosher, que se traía del rastro, de la cual el Rab. Salomón Lobatón, era el shojet (persona que mata y supervisa al animal).
A unas cuadras más adelante, en una habitación no muy grande, en el segundo piso, vivió la partera Rosenberg, que solo contaba con diez camas para recibir a las futuras mamás y sus recién nacidos, que en esa época, serian la primeras generaciones de judíos mexicanos.
Academia 9, donde vivió el despachista Guindik, quién apoyó a los jóvenes judíos que recién llegaban al país, para que prosperaran y surgieran los futuros aboneros, para que un día no muy lejano pudieran hacer crecer sus talleres con maquinarias y mejorar sus productos y emplear a más personas.
En la calle Guatemala # 90 vivió la Sra. Elke, que le cambiaron el nombre por Elsa, esta familia como tantas otras, tuvieron la necesidad, o por circunstancias de la vida en esa época, de conocer otras tradiciones y festividades como la navidad y los bautizos… Como algunos mexicanos que trabajaban para la comunidad judía, que por primera vez, tuvieron la suerte de conocer una boda judía, y las fiesta mayores (Rosh Hashaná y Yom Kippur). Y no nos olvidarnos del Sr. Simón Feldman; que tuvo su negocio en la Santísima y fue prosperando…y que llegó a ser el activista principal de la comunidad judía.
En este recorrido se encontraba entre los asistentes la Sra. Susana Hirsch de Wolff, quien pertenece a la comunidad judía y vivió en su niñez en el barrio judío del centro. Es hermoso poder contar con su presencia y, sobre todo, poder escuchar sus detalladas explicaciones a los jóvenes que se le acercaron para caminar a su ritmo y poder llenarla de preguntas que muy gentilmente respondió en todo tomento del recorrido…
Ya de regreso en Justo Sierra, sentados en sus bancas y observando la belleza y energía de este templo y atentos a todos los detalles de la última parte de este mágico e interesante recorrido, Abigail Jottar nos contó que esta sinagoga abrió sus puertas en 1941 y fue el centro de la vida comunitaria ashkenazí por más de 25 años, hasta que en 1965, con la inauguración de Nidje Israel en Acapulco 870, la gente se fue mudando a las Colonias Hipódromo Condesa, Roma y otras, abandonando el centro. Todavía había algunas familias en los 70, y ya entrados los 80 la familia Herrera decide ir allí y recuperar este lugar para hacer rezos, lo cual se hizo por muchos años, incluso ofrecían algo de comer a los que iban, pero era complicado, a veces no se completaba el Minián (los 10 hombres necesarios para su rezo), y la zona era caótica debido a los ambulantes.
Hasta que dejó de hacerse, y quedó algunos años abandonada. En 2008 se restaura y se le devuelve su antiguo esplendor, abriendo sus puertas a todo público en el 2010, como espacio cultural. Sus horarios son de domingo a viernes de 10 a 17 horas. Ofrece conciertos, visitas guiadas, conferencias y muchos eventos más, que muestran la cultura y la historia judía a un público abierto.
En este día de recorrido por los barrios judíos, también tuvimos otra sorpresa: poder contar con la sorpresiva presencia del Sr. Joel Herrera (hijo) y su mamá la Sra. Esther, de 86 años, que suele visitar el templo junto a su hijo y su enfermera; cuando la Sra. Esther se encuentra con energía para poder disfrutar de la paz y la tranquilidad que el lugar le otorga… Los de esta familia fueron los que se dedicaron a mantener vivo el lugar y que hoy podemos disfrutar de este bello templo.
Las visitas al barrio judío se ofrecen de manera permanente el segundo domingo de cada mes, a las 10 a.m y tienen una duración de 2 horas.
Para informes y reservaciones: info@sinagogajustosierra.com
Este recorrido se puede organizar en horarios y días especiales.
[Fuente: www.diariojudio.com]
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