segunda-feira, 22 de setembro de 2014

Lo que viene siendo la güeva mexicana


Por JULIA SANTIBANEZ

La güeva sirve para muchas cosas, se acomoda a múltiples contextos y es la mejor excusa para evitarnos hacer lo indeseado tanto en la oficina (aunque ahí se disfrace de “exceso de trabajo”) como con la familia, los amigos o la pareja. Como buena mexicana, eso lo tengo claro desde siempre. Lo que sí me resultó innovador en este texto de Pepe Rojo publicado por NitroPress fue el carácter filosófico profundo de la güeva, ese que nos hace entender que como el destino humano es siempre desear algo más, da lo mismo que liguemos ahora o después, salgamos esta noche o mañana, comamos ahorita o al rato. Aquí va:
“Güeva es un útil mexicanismo que describe un estado particular de pereza. Se malescribe con ‘g’ para denotar el uso impropio, vulgar. Es una grosería, mas no un insulto. Es, como la describe un amigo (practicante, por cierto), ‘una pesadez en la que sientes que los testículos se te derriten y se derraman en el piso’ [...] La ‘güeva’ es ese particular estado en el que el deseo no es lo suficientemente fuerte como para movernos hacia el acto. Quizás tengo ganas de ver la película, pero ‘qué güeva salir’. Quizás tengo hambre, pero ‘qué güeva hacerme de comer’. Quizás mi objeto de deseo se aparezca en la fiesta, quizás ir a trabajar acabe con mi incertidumbre económica, quizás si voy sí acabe cogiendo. Quizás, quizás, quizás… La ‘güeva’ hace que el objeto de deseo aparezca como ilusorio, o no tan importante. Es la intuición de que uno nunca dejará de desear, y que por esa razón, a veces se puede descansar [...]“. 

Pepe Rojo, “Retazos”, Lados B. Narrativa de alto riesgo. Antología 2014 (NitroPress). 

Ahora me resulta aún más querible.

[Fuente: www.palabrasaflordepiel.com]

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