sábado, 3 de maio de 2014

Tan inútil como el erotismo (e igual de necesario)

¿Para qué queremos las cosas superfluas, las que no "sirven" para nada? El novelista Paul Auster se lo preguntó esta semana, de visita en Argentina. La respuesta me parece una joya.


Por Julia Santibanez


John M. Coetzee y Paul Auster. El primero, Premio Nobel 2003. El segundo, Premio Príncipe de Asturias 2006. Más allá de eso, juglares de palabras, creadores de personajes, ambientes, aromas. Se encontraron en Argentina, en la Feria del Libro del Buenos Aires, pero antes fueron a la Universidad de San Martín, donde recibieron doctorados Honoris Causa por su trabajo.

En San Martín, Auster se hizo esta pregunta fundamental, que muchos nos hemos formulado: “Qué sentido tiene el arte en lo que llamamos ‘mundo real’. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento, nunca evitó que una bomba [cayera] sobre civiles inocentes”. Luego añadió, según la revista Ñ: “En otras palabras, el arte es inútil. Pero qué tiene de malo la inutilidad. Yo sostengo que el valor del arte consiste en su inutilidad. Es lo que nos define como seres humanos, hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo”. 

Lo suscribo por completo. La literatura es inservible, ociosa, tanto como esas otras sutilezas que disfrutamos porque sí: el erotismo y la música, las caricias, los amigos, las carcajadas. Así de inútil. Pero que alguien trate de explicar lo que somos sin ellas.

[Fuente: www.sohomexico.com]

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