El Cervantes ‘redimensiona’ sus instalaciones en Shanghái mientras
el idioma no consigue desarrollar su potencial entre el alumnado del
gigante asiático
![]() |
'Ambiente español' en una de las aulas de la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái. |
Por Zigor Aldama
España es la mejor puerta para acceder a Latinoamérica, y el español
es la llave que la abre”. Este es el mantra que se repite en todas las
actividades culturales y empresariales que desarrollan los organismos
gubernamentales españoles en China. Pero no parece que esté calando el
mensaje. De hecho, el propio ministro de Educación, Cultura y Deporte,
José Ignacio Wert, tuvo que viajar a Pekín a finales de octubre para
tratar de incrementar el número de estudiantes chinos que se forman en
nuestro país. A pesar de que el gigante asiático es ya el país que más
alumnos envía al extranjero, nada menos que 400.000, solo 6.000 eligen
España.
La realidad es terca y la crisis económica se impone. Y donde más se
notará el próximo año será en Shanghái, la megalópolis más rica y
poblada de China, con 24 millones de habitantes. Según ha podido
confirmar este diario, este jueves cesará en su cargo allí la actual
gestora cultural de la Biblioteca Miguel de Cervantes, un departamento
dependiente del Consulado General de España en Shanghái que sirve de
sucursal no oficial del Instituto Cervantes. Su marcha se traducirá en
una reducción al mínimo de las actividades culturales en la capital
económica de China.
“Se apuesta claramente por China, porque es un país con gran potencial.
Pero los presupuestos que hay ahora no son los que había hace unos años.
Y la crisis afecta a todos los centros de la red. En función de eso se
va a adecuar la programación cultural, como se hará también en Pekín.
Ahora buscamos financiarla en cooperación con otras instituciones, y,
por ejemplo, muchos consulados latinoamericanos están dispuestos a
trabajar con nosotros”, explica Inma González Puy, directora del
Instituto Cervantes en China. “Pero es innegable que la situación actual
no es la que teníamos cuando empezamos a trabajar aquí en 2006. En
Shanghái, la actividad de la biblioteca continuará, y el auditorio lo
compartiremos, pero no hay ninguna razón justificada para mantener un
aulario que se utiliza poco”. Se estima que, actualmente, unos 25.000
chinos aprenden español, 4.500 de ellos en el Cervantes.
Pero el Instituto sólo tiene permiso para operar en Pekín. Aunque se
ha buscado en todas las visitas oficiales del más alto nivel, las
autoridades chinas le han negado siempre las licencias necesarias para
impartir clase en Shanghái, algo que tampoco han obtenido la Alliance
Française o el Goethe Institut alemán. Por eso, allí las clases de
español se impartirán en colaboración con un socio chino que se encarga
de las instalaciones sin coste alguno para la administración española.
“Es una nueva modalidad de Cervantes para determinados sitios en los que
no se puede hacer de forma autónoma”, apunta Puy. “Llevamos varios
meses y está funcionando bien”.
Hu Yuan tiene una opinión diferente. Hace ya cuatro meses que hizo el
examen requerido para determinar su nivel de español y pagó 2.850
yuanes (350 euros), el precio más bajo ofrecido, por las 60 horas
lectivas del curso en el nivel B 1.1. “Tendríamos que haber empezado las
clases el 4 de noviembre, pero ni siquiera se matricularon los siete
alumnos que se exige como mínimo para impartirlas y nos hemos quedado
esperando un mes. Algunos han exigido que se les devuelva el dinero”,
explica. Finalmente, su curso comenzó ayer, con casi cinco semanas de
retraso. “Si quiero matricularme en francés, alemán, o incluso en ruso,
no tendría este tipo de problemas. Así, España da mala imagen”.
La suya es una opinión que comparten muchos españoles residentes en
China. “España se esfuerza mucho en traer vino, queso, jamón o aceite de
oliva, pero en lo que respecta a la cultura y al diseño hay más interés
por promocionarlos entre los españoles que trabajamos en China que en
el Gobierno”, critica Roberto Gamero, director de arte en la sede de una
importante multinacional en Shanghái que impulsa proyectos en el ámbito
audiovisual.
“El problema está en que si realmente existe una estrategia de promoción
cultural, no se percibe”, añade Julen Asua, arquitecto en un estudio
chino, en referencia a los tópicos de fútbol, toros y flamenco que aún
dominan el imaginario colectivo chino de España. “Parece que España no
entiende que hace falta una fuerte imagen como potencia cultural también
para vender embutidos”, sentencia un empresario perteneciente a la
Cámara de Comercio de España en China que prefiere mantener el
anonimato. Y zanja: “El desmantelamiento del Cervantes en esta ciudad es
una muestra más de cómo España da la espalda a China”.
_____________________________________________________________________________________________
Una embajada cultural
Aurora Intxausti
España y China firmaron ayer un programa de cooperación cultural para
los próximos tres años, enmarcado en el 40 aniversario del
establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, en un
acto con el que se inauguró el Centro Cultural de China en Madrid. El
secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y el viceministro
de Cultura de la República Popular China, Yang Zhijin, destacaron que
este convenio estrechará los lazos entre ambos países y fomentará el
conocimiento mutuo de sus culturas. Lassalle subrayó la necesidad de
potenciar el aprendizaje de estos dos idiomas de futuro, el chino y el
español, que hablan más de una cuarta parte de la población mundial, y
recalcó el papel que desempeñan el Instituto Cervantes en Pekín y el
Centro Cultural de China en Madrid.
El centro, adscrito al gobierno chino, tiene sala de exposiciones,
biblioteca y salón de actos. El acuerdo suscrito entre ambos países
pretende potenciar los intercambios de contenidos y de profesionales de
las industrias culturales.
[Fuente: www.elpais.com]
Sem comentários:
Enviar um comentário