Así se titula el video humorístico-musical de los hermanos Juan Andrés y Nicolás Ospina, colgado en YouTube y al que pudimos acceder desde El Espectador.com el pasado 3 de marzo.
Por Tulio Elí Chinchilla
Reviviendo el mejor estilo de Les Luthiers, los dos jóvenes bogotanos se mofan de las dificultades de comprensión idiomática surgidas de la polisemia multicultural del castellano (los múltiples significados que una palabra de uso cotidiano puede llegar a tener en España y en los países de Latinoamérica).
Con gracia y estilo refinado, el dueto muestra lo que puede la
creatividad musical unida al ingenio literario, cuando se trata de
ironizar sobre temas tradicionalmente serios y académicos. Mensaje: la
polivalencia semántica de expresiones tales como “estar mamado”
(significa “estar borracho” en Argentina, “haber sido chupeteado” en la
Península y “estar agotado” en Colombia) es signo de riqueza y
diversidad cultural, aunque para un anglosajón ello constituya una
barrera comunicativa casi infranqueable.
En verdad, la polisemia es fenómeno común a todos los idiomas; todo
símbolo está condenado a la multivocidad, sobre todo en el lenguaje
natural en el que las palabras se construyen con imágenes y metáforas
del ingenio popular. Tampoco es la ambigüedad la dificultad mayor para
aprender español, debe ser más torturante la intrincada y caprichosa
gramática de nuestra lengua, especialmente la conjugación de verbos.
Pero ninguna de tales observaciones resta valor al video, porque, en el
fondo, los ocho minutos y medio de esta obra festejan el orgullo de
hablar castellano.
De hecho, cuando españoles y latinoamericanos de diversas naciones
comparten amigablemente, un motivo de disfrute y jolgorio es constatar
la radical diferenciación entre los significados de nuestras palabras
más entrañables. Resulta divertido el que la misma voz pueda nombrar
aquí algo sagrado, mientras en el país vecino refiere algo prosaico o
una grosería (verbigracia, “concha”, “capullo”, “chiva”, “chucha”).
Prueba que la diversidad no nos separa ni aleja; antes por el contrario,
nos atrae y acerca, es grata y alegra.
Otro pasaje del video se burla de la anglización del español: “Y el
que cuida tu edificio es un ‘guachiman’, y con los chicos de tu barrio
sales a ‘hanguear”, y la glorieta es un ‘romboy’, y te vistes de
‘overol’”. Fenómeno de aculturación que traduce una ridícula reverencia a
la cultura anglo, un ignorante desprecio por nuestras formas
lingüísticas e idiosincráticas.
A los anteriores anglicismos, los Ospina podrían agregar otros de uso
frecuente que nos ponen a sentir y pensar a la americana: en vez de
solicitar una beca, “aplicamos” a ella (de apply); los autores no
componen canciones sino que las “escriben” (de write); disculparse exige
“presentar apologías” (de apologize); en vez de ennoviarse, los jóvenes
“salen” (de go out) con alguien, y “hacen el amor” (make love),
locución esta que no alude a un sentimiento sino a una actividad física
(tanto que, hoy, los doblajes de películas nos están vendiendo otra
peor: “tener sexo”). Con razón el video concluye socarronamente: “this
is exhausting”.
[Fuente: www.elespectador.com]
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