Por Carlos Mackevicius
Diego Fernandez Pais nació en 1987, vive en Córdoba capital, y acaba de publicar su primera nouvelle El nerromanticismo, (Alción, 2012). Le hicimos algunas preguntas.
¿Cómo surge El Neorromanticismo?
En un primer momento escribí Mora, el
primer capítulo del libro. Y a partir de ahí empecé a pensar en la
tradición de la tratadística amorosa (de Stendhal a Pauls) y en cuál era
el estado actual de la situación. Influenciado por el género sci-fi, la literatura europea y La invención de Morel
de Bioy, luego de constatar que el estado actual de la situación era
calamitoso, se me ocurrió desarrollar el tema para proponer una solución
científica, enrolada en la línea de un socialismo utópico como el de
Charles Fourier. Pero en seguida comprendí que estaba en Argentina, un
país donde la ciencia no existe. Quizás en la época de Bioy existía, o
al menos existía su posibilidad. Pero ya no: en Argentina, si tenemos
que pensar en un sustituto de la ciencia, en la mayor herramienta de
transformación de la realidad social, inmediatamente caemos en la
política. Es así: es nuestra tradición. Entonces el libro empezó a
convertirse en otra cosa. Y yo, que pretendía darle un cierto barniz de
realismo a la historia, quise que ese quiebre, ese descubrimiento,
persistiera en el texto, algo que no fue comprendido y, por culpa de esa
misma incomprensión, muy criticado. Sin embargo, insisto, creo es
importante: también revela algo sobre nuestra impotencia como país.
Estamos hablando de una novela que quiso ser de ciencia ficción pero
tuvo que conformarse con ser político-ideológica.
¿Es tu único texto publicado?
Sí, es mi única publicación autónoma. Antes había publicado una serie de cuentos policiales en la revista Dadá Mini,
pero nunca los edité. Son textos demasiado adolescentes, ni siquiera
pasan mi dilatado filtro de calidad. Un amigo que es de cine un día me
ofreció filmarlos, porque tienen cierta estructura de unitario
televisivo, pero al final ese proyecto quedó en la nada. El tiempo dirá:
creo que sería la única forma de que volvieran a ver la luz. Y luego de
El neorromanticismo publiqué algunas reseñas en blogs como El lince miope y en revistas como Paco, entre otras.
Nicolás Mavrakis lee tu novela como una posibilidad de “la gran novela del kirchnerismo”. ¿Cómo entendés esta lectura?
Lo que sucede es que Nicolás, aparte de
ser generoso, es muy inteligente: por ahora es el que mejor supo leerla.
Si el kirchnerismo vino a plantearse como la parodia refundacional de
un movimiento como el peronismo, El neorromanticismo juega a ser una obra refundacional de la literatura argentina como en algún momento lo pueden haber sido El matadero, Amalia, Facundo o Martín Fierro. Y encima tiene un plus: incorpora el esquema de la novela de la década a través de obras más recientes como Respiración artificial, de Piglia, y Vivir afuera, de Fogwill. En mi novela, por otra parte, están resumidas todas nuestras posibilidades como país. El neorromanticismo, ya lo verán, es El Aleph de la relación entre literatura y política en la Argentina.
¿Qué relación tenés con la política?
Provengo de una familia con amplia
tradición política. Estoy emparentado con un presidente del siglo XIX y
con un vicepresidente electo a principios del siglo XX. Ésa es toda mi
relación con la política: en mi casa siempre se habló mucho, pero ya
están todos desencantados. Una tía militaba en el ERP, y hubo un momento
en mi vida en que me pasé largas horas escuchando sus anécdotas
setentistas. Supongo que eso, de algún modo, también me debe haber
servido como material. Mientras escribía el libro me surgió una duda:
¿acaso no estaba escribiéndolo para exorcizar mi voluntad militante?
Quería que la escritura consumiera toda esa energía. En fin, creo que es
un conflicto presente a lo largo del texto.
¿Tenés vínculo con otros escritores
cordobeses de tu generación como Lamberti, Godoy, Falco o Busqued
(aunque es nacido en Chaco)? ¿Los leés?
Mi único vínculo con ellos es que somos amigos de facebook.
Con Busqued tenemos un amigo en común: Eduardo Lacoste. Siempre le pido
que me lo presente, pero es un deseo que todavía no pude concretar. Y
sí, los leo a todos: soy de mantenerme al tanto de las novedades
literarias. De esos cuatro, creo que Godoy y Busqued son los más
interesantes: se nota que tienen una formación muy sólida.
¿De qué trabajás?
Le doy una mano a mi viejo en su estudio jurídico. Sólo me falta defender la tesis para recibirme de abogado.
¿Qué estás escribiendo?
En el último tiempo estuve escribiendo
mucha poesía y mucho ensayo, cosas que probablemente nunca se van a publicar. Pero en octubre me voy a Barcelona a cursar un máster en
Creación Literaria y mi tesis, que debe ser presentada en julio del año
que viene, será mi segunda novela. Me gusta que el motor de mi escritura
sea una razón externa, no creo en la literatura que surge de una necesidad personal. //RT
[Fuente: www.revistatonica.com]
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