Afirma Emilia Ferreiro en una entrevista que se puede leer en el portal de la OEI:
Si alfabetizar no es introducir en la cultura escrita del tiempo que vivimos, no se entiende cuál es la función de la escuela. Y el tiempo que vivimos es tiempo de Internet.
Con esta afirmación se sostiene que la alfabetización –la enseñanza
de las prácticas sociales de la lectura y de la escritura– incluye el
uso de Internet para obtener información y utilizarla con diversos
fines, para elaborar contenidos, comunicarlos y compartirlos.
Así, el término “alfabetización” no requiere de adjetivo alguno, pues
cualquiera de ellos –digital, informacional, mediática, etc.– introduce
restricciones y equívocos.
Este modo de entender la alfabetización –que incluye las prácticas
verbales de la cultura digital– sirve para entender de forma cabal el
lugar de las TIC en la educación: no hablamos –o no sólo– de
herramientas para hacer más fácil, más entretenido, menos árido…– el
aprendizaje; las TIC son antes que nada fuentes de información
imprescindibles, medios para representar el conocimiento y comunicarlo,
espacios para interactuar y para compartir.
Los objetivos de la alfabetización así entendida son demasiado
ambiciosos para circunscribirlos al ámbito de una determinada materia
escolar: educar hoy en la cultura escrita es responsabilidad de todas
las áreas y materias del currículo. Y estos objetivos no se pueden
conseguir si no se cumplen estos requisitos básicos:
- Usar la Red como fuente de información en el aprendizaje.
- Usar los medios de representación y de comunicación del conocimiento que la Red proporciona.
- Usar la Red como espacio para el intercambio y el debate, para el desarrollo de proyectos compartidos.
De esto hablaré el próximo jueves en el curso Hizkuntzen irakaskuntza eta gaitasun digitala, en Donostia, dentro de los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco.
[Imagen: www.drooker.com - fuente: www.fzayas.com]
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