Racismo no es reconocido como un problema público de carácter estructural, indica asociación Chirapaq.
La asociación Centro
de Culturas Indígenas Chirapaq demandó que el Estado peruano asuma el
racismo y la discriminación racial como problemas de primer orden y
asuma como política de Estado el desarrollo orgánico de políticas
públicas a todo nivel, en especial en el campo educativo.
Mediante un pronunciamiento difundido con ocasión del Día
Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, la indicada
asociación solicitó “Resignificarnos como sociedad, asumiendo como
fundamental el aporte, presencia y derechos de los pueblos indígenas y
de los grupos étnicos históricamente excluidos.”
En tal sentido, mencionó la necesidad de constituir un ente estatal
encargado de estudiar, diseñar y monitorear una estrategia de
erradicación del racismo.
Asimismo, institucionalizar la participación de los pueblos indígenas
dentro de los diferentes organismos de Estado, para la participación
directa en el diseño y gestión de los programas que los afecten o
involucren.
Chirapaq también llamó a incentivar y fortalecer los sistemas de vida
indígena para el fortalecimiento y pervivencia de los pueblos
indígenas, pero también como modelos de manejo sostenible a ser
utilizados dentro de propuestas de desarrollo soberano.
Chirapaq instó a organizaciones indígenas a renovar esfuerzos para
superar los efectos del racismo y la discriminación, y mantener viva la
identidad cultural.
La discriminación racial
El racismo se entiende como la consideración de que existen grupos
humanos mejores que otros, y que por lo tanto, la cultura, costumbres y
formas de vida serán valoradas dependiendo a cual grupo se pertenezca.
En el Perú, el racismo se ha ido desarrollando a lo largo de siglos
en nuestro país y se ha arraigado tan profundamente en nuestras
relaciones sociales, que casi es imperceptible su presencia.
Prueba de ello es que frases despectivas o burlescas y
representaciones con igual orientación no son cuestionadas por la
sociedad, e inclusive cuando esto ha sucedido, ha despertado más condena
que apoyo, aduciéndose que cualquier señalamiento al problema del
racismo es apelar a un problema que no existe.
En lo cotidiano, son frecuentes las denuncias de maltrato por parte
de funcionarios públicos o en servicios de diversa índole, referidos a
falta de atención con respeto o en el idioma predominante en la región.
Esto se ve particularmente más acentuado en los servicios de salud,
educación y justicia.
Son frecuentes las alusiones a la falta de “cultura” cuando una
persona indígena bilingüe no se expresa fluidamente en castellano, o en
el caso de los centros educativos, los profesores se niegan y los padres
también, a la enseñanza en alguno de los idiomas originarios, por
considerarlos “un atraso”.
Diferentes organizaciones indígenas han señalado que los contenidos
educativos no contribuyen a fortalecer la identidad indígena y que
inclusive la dificulta sobremanera, al no contar su historia, al hacerlo
de manera sesgada o introducir modelos culturales que les son ajenos. en
detrimento de sus prácticas propias.
Una de las consecuencias más palpables del racismo es el
empobrecimiento de los pueblos indígenas. Resulta irónico que las zonas
que presentan mayores recursos económicos minerales o de hidrocarburos
correspondan a territorios indígenas, y muchos de los proyectos de éste
tipo no han mejorado la vida y el desarrollo de los pueblos indígenas.
Especialmente afectadas en este proceso son las mujeres y niñas
indígenas, resultando la pobreza en una de las formas de violencia más
sistemáticas a consecuencia del racismo.
Acceda al pronunciamiento de Chirapaq con un clic en el siguiente enlace:
[Fuente: www.servindi.org]
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