quarta-feira, 19 de dezembro de 2012

Una docena de palabras con mala prensa en España

En España somos gilipollas. Así, con todas las letras. La maldita dicotomía que nos aqueja en todo y para todo hace que determinadas palabras se utilicen siempre en un contexto peyorativo y/u ofensivo cuando nos dirigimos a alguien. Muchas de estas palabras tienen sus defensores y sus detractores, aunque luego estamos los equidistantes que según lo que nos toque en ese momento pensaremos que esa palabra será mala o buena dependiendo del contexto. O que incluso nos la bufe el significado y dejemos a los demás hacer lo que quieran, que en eso se basa la libertad de elección y de acción.

Muchas de ellas en otros países no sólo no son consideradas como malas en sí mismas, sino que además hasta son útiles y buenas, porque todo ello tiene su punto positivo incluso dentro de la negatividad. Vamos a ver unas cuantas que se me han ocurrido y que, desde mi percepción subjetiva, tienen una muy mala prensa en este terruño cainita.

1. Ambición

¿Por qué tener ambición se considera como negativo siendo un valor en otros países? Seguramente por la envidia cainita de que a otro le va mejor que a ti o porque somos un país de pobres conformistas que no sólo no queremos tener más cosas sino además mejores. Y esto vale para todo: política, empresa, Administración… Y no, para mí una persona ambiciosa no es mala. Sí es malo un trepa, un aprovechado, un egoísta. No os equivoquéis: yo soy ambicioso, tengo la ambición no de ser el mejor, sino de estar mejorando continuamente. ¿Es eso malo?

2. Político

Que sí, que la clase política (incluyendo los que llevan 20 años en eso y critican a los demás con el término casta) que tenemos en España apesta, en general. Pero como todas las generalizaciones, suelen estar equivocadas. Hay políticos buenos y políticos malos, incluso no creo que sea malo que alguien quiera ser político y dedicarse al servicio público. Otra cosa es que sea un chorizo. Y ese chorizo suele ser el trepa, el aprovechado, el egoísta anterior, esté donde esté. Y en la empresa privada a algunos os dará igual, pero son muchos de los que causan los males de este terruño.

Ser político en sí mismo no es malo. O no debería serlo. En los casos que conozco son gente con sus problemas, que van al baño con mayor o menor regularidad, que trabajan mucho y que además toman decisiones. Equivocadas o no, pero ya son más decisiones que elegir la camisa que es lo que hacéis muchos de los que vais al ralentí por la vida.

3. Psicólogo

Que sí, que los argentinos son todos futbolistas o psicólogos. Y que si vas al psicólogo resulta que tienes un problema, que no hay nadie al volante, que no riges, que se te va la olla a Camboya. Y encima, para más inri, hay muchos en los departamentos de recursos humanos de muchas empresas. Bueno, ¿y? Un psicólogo es un especialista que además seguro que ha sudado tinta para sacarse sus estudios, que tiene una cualificación mayor que tu etiqueta de Anís del Mono o mi Licenciatura en Derecho, y que además por sus propios estudios y las habilidades que debería haber desarrollado (recordad que nuestro sistema educativo se basa en destrozar talento en lugar de potenciarlo) puede servir en muchos perfiles. Y no, un psicólogo no es un psiquiatra. Y un psiquiatra tampoco es un loquero.

4. Telebasura

Sí, la telebasura es mierda. ¿Y? ¿Sabéis por qué mucha gente no tiene smartphone? Pues porque es más incómodo escribir un SMS con un smartphone que con un Nokia. Y además, mucho quejarnos de la telebasura pero todos la consumimos. Yo me he tragado el trospidismo como un campeón (la primera temporada, la segunda es que era ver a Isidoro y me entraban ganas de invadir Polonia. O Almansa. Sólo para encontrarle y castrarle para evitar que tuviera descendencia.

La telebasura depende del prisma con el que se mire. Seguramente un documental sobre el pensamiento intrahumano de la Filosofía Moderna a ti te parezca una maravilla y a Manoli, la choni que te sirve el pan en el Carrefour, le parezca basura cada vez que lo ve en la tele. Es decir, telebasura. Así que ya sabes.

5. Best seller

Pues eso, que la literatura, literatura es. Será mejor o peor, pero un best seller no tiene porqué ser malo. Wilt es un best seller y no es malo. Los Pilares de la Tierra es un best seller y no es malo, ni por argumento ni por técnica literaria. Otros serán malos, como El Código da Vinci, pero cumplen con su cometido.

Copón, si cada vez que echan una película de Jackie Chan o de Chuck Norris dices que es una mierda, pero te quedas clisado viéndola, no critiques el esfuerzo de alguien que ha estado escribiendo. Que ya ha ejercitado más el cerebro que tú viendo Sálvame Deluxe, mientras tuiteas poniendo a parir al último fenómeno que se ha zumbado a un pariente lejano de alguien que una vez tuvo una relación con un famoso.

6. Hamburguesa

Ahora que a todos os ha dado por la hamburguesa gourmet que acompañáis después con una macedonia de frutas con un poco de ginebra y mucho hielo, ¿a que las hamburguesas no son tan malas? Que sí, que en las cadenas de comida rápida sirven mierda y demás. Pero seguro que una vez al año no hace daño. Y que un aporte hipercalórico de vez en cuando no está mal. Pero seguro que los que ahora estáis con el rollo guay de la hamburguesa gourmet nunca habéis comido una hamburguesa de las de barrio o la del clásico y típico sitio del centro de tu ciudad en la que llevan poniendo hamburguesas veinte años y que en el hipotético caso que te haya dado por pasar un día, resulta que estaba vacío y te ha dado pereza entrar o muy lleno y lo has dejado para otra ocasión.

 A mí me ha pasado.

7. Nacionalista

¿Te piensas que por criticar este terruño llamado España soy menos nacionalista que tú? No, perdona, tú eres excluyente y un retarded. Ser nacionalista no es malo. Lo que es malo es ser un nacionalista excluyente al que le molesta el nacionalismo de los demás. A mí, realmente me la bufan todos los nacionalismos. Y os los podéis introducir por el recto.

Pero ser nacionalista significa defender lo tuyo. No defender lo tuyo contra los demás o el de al lado. 

8. Independencia

Aparte de que la independencia es algo que a mí también me la bufa de manera épica (relacionada además con lo anterior) ser independiente no es malo por sí mismo, pero como ya hemos tocado el retardismo nacionalismo, cambiamos de tercio.

Ser independiente es hasta bueno, porque no te dejas influir por nada ni por nadie, ni siquiera por tus propias ideas o ideales. Salvo que digas que eres independiente y tengas más servidumbres que pelos en la nariz (que de ahí no se caen), caso en el que harás gala de tu propia independencia sin serlo ni tener intención de levantarte del fango. Esta palabra además tiene mucha mala prensa, porque los periodistas que hacen gala de su independencia tienen más mierda escondida debajo de la alfombra que aquéllos a quienes critican. Pero esos no son independientes, que son la voz de sus amos.

9. Trabajar

Que somos un país de vagos. Y punto. Por eso me levanto todos los días a las siete de la mañana (ocho en festivo, haya salido o no, salvo casos de extrema perjudicación) y me pongo a hacer cosas. Pero soy un vago redomado. Que lo sé. Que trabajar es un valor a la baja. Por eso, gente que está en saraos todo el día (un desayuno por la mañana, una inauguración a media mañana, cinco minutos en el despacho y la tarde de viaje a otra ciudad) y cagando dinero nos tiene que decir que hemos de trabajar más y cobrar menos. Así, claro, te entran unas ganas de trabajar de cojones.

10. Feminismo

Una de las palabras que peor prensa tiene en este país porque, claro, si defiendes a la mujer es que una de dos: si eres mujer, eres feminazi, o si eres hombre eres un medio hombre o un maricón. Así, a las primeras de cambio.

Pero como en todo, hay extremos, y los extremos son malos (la diferencia entre extrema izquierda y extrema derecha es casi la misma que entre el feminismo extremo y el machismo, es decir, la nada), y como en el medio está la virtud, el feminismo busca que todos seamos iguales y pasemos de prejuzgar. Claro que en España somos mucho de eso, de prejuzgar.
 
11. Lobby

No, no me refiero al lobby de los hoteles (lo que todos llamáis recepción), sino a la labor de influir en los demás en su toma de decisiones. Y los lobbies tienen muy mala prensa porque normalmente se han utilizado para el mal y pocas veces para el bien. ¿Pero acaso os creéis que lo que hacéis en las redes sociales los que os creéis influyentes y vais de gurú de esto es muy diferente a lo que hacen los lobbies? Pero si hasta usáis sus mismas tácticas: amenazas, recompensas…

Pues eso, que un lobby puede ser usado para el mal, si se basa en el mantenimiento de un oligopolio o sirve para que unos oligopolistas quiten a otros oligopolistas del medio. Pero al final un lobby ayuda a conocer un sector y a vender las bondades y minimizar los inconvenientes de algo. Justo, como tu marca personal.

12. Discutir

¿Por qué discutir es malo? ¿Porque los médicos dicen que pueden afectar a la salud o algo? ¿Que sube la tensión? No, pequeños padawans, no os equivoquéis, porque discutir no es pegarse cuatro, cinco o diez voces con alguien, que somos muy de eso, sino hablar con otra persona que tiene un punto de vista diferente al nuestro e intentar convencerle con argumentos de que nuestra posición es mejor. Y punto. Pero claro, como aquí somos muy de acabar a voces y a mal con todo el mundo, en lugar de exponer nuestro punto de vista, nos faltamos al respeto y a tomar por el puto culo, joder, que parece mentira que pienses así y estés leyendo esto. ¡¡A la mierda!! Creo que pilláis el punto, ¿verdad?

Pues hala, a poner algunas palabras más, que seguro que os salen en los comentarios otras dos docenas.

Por J. Esteban Mucientes

[Fuente: www.unadocenade.com]

Sem comentários:

Enviar um comentário