sexta-feira, 22 de junho de 2012

Las mesas de los famosos

Los restoranes saben que la presencia de gente con poder y famosa ayuda a aumentar la fama del lugar y la cantidad de clientes. Por eso a la hora de tomar una reserva hay ricos y entenados, aunque no siempre sea así.

Está claro que hay restoranes que viven de los ricos y famosos. En una época fue el desaparecido local de Pepe Fechoría, en la Avenida Córdoba, luego reabierto sin éxito en San Cristóbal. El Ruso Sofovich metía chivo tras chivo, y ahí comían a la salida del teatro todas sus figuritas (“vedetongas” les dicen hoy), como Yuyito y la Tana Allan, entre otras. Hay lugares, que nosotros en FDO descartamos porque precisamente es donde se aprovechan del cholulismo de la gente para cobrar un plato de pasta cerca de 200 mangos. Pero se paga porque sentarse al lado de Susana Giménez o de Mirtha Legrand tiene su valor para cierto público. Por lo general, en estos lugares los famosos son “invitados de la casa”, o al menos gozan de importantes descuentos. Ahora bien, hay restós que están siempre llenos, donde conseguir una reserva a último momento es muy difícil, por no decir imposible. Algunos restaurateurs siempre dejan algunas mesas “por las dudas” que caiga algún poderoso. Puede ser un funcionario del gobierno, un deportista, una actriz, un empresario. Pero no todos actúan así, en todo caso hay excepciones que confirman la regla.

Recuerdo un almuerzo dominguero en La Brigada (en la vieja, cuando aún no había sido ampliado el local). Cerca de las 3 de la tarde, afuera en la vereda había unas 50 personas esperando que se liberara alguna mesa. Una vez concluida la comida, pedida la cuenta y abonada la adición, a la salida nos llevamos la sorpresa de ver cómo nada más y nada menos que Carlos Bianchi estaba esperando como todo el mundo. Y era cuando el “dolape” estaba en su apogeo, ganando todo lo que jugaba con Boca Juniors. No tenemos idea si hay muchos lugares como éste, donde no hay “tutía”. Todos los clientes son iguales, y está bien que así sea. Una vez hasta la mismísima dueña francesa de L’Oreal no pudo “abrir” la parrilla para ella sola y su gente.

¿Y por España cómo andan? Días pasados, la muy buena sección Comer & Beber del Diario El País, encargó a uno de sus periodistas que hiciera reserva a último momento en cuatro restoranes top de Madrid: Tomate, Diverxso, Casa Lucio y Kabuki Wellington. La experiencia consistía en llamar como un anónimo primero, y de parte de Emilio Botín (capo del Banco Santander), José Mourinho (el insufrible técnico del Real Madrid ya acostumbrado a ser humillado por el Barça), y los actores Elsa Pataky y Javier Bardem. Los resultados fueron harto elocuentes.


Los llamados anónimos tuvieron siempre resultado negativo. Ya en nombre de los cuatro famosos, hubo disparidad de criterio. Por ejemplo, La Brigada madrileña (Diverxso) dijo que no enfáticamente. Para nadie hubo mesa por no haber reservado con tiempo. Es lo que se dice un absoluto respeto por el cliente común y corriente. Aunque se tratase del poderoso señor Botín, del Banco Santander, que curiosamente en los otros tres casos tuvo una respuesta favorable. Kabuki Wellington sólo dijo que sí a este personaje de la banca, para Mourinho fue un “quizás”, y para los actores nada. Elsa Pataky, muy famosa en España y nada conocida aquí, tuvo menos fortuna. Apenas le reservaron la mesa en Casa Lucio (como a todos, aunque el local estaba completo según el que atendió el teléfono). Casa Lucio fue el más permisivo, le encontraron mesa a los cuatro.
Pedidas las explicaciones del caso, y con mala onda por supuesto, los encargados de estos restoranes dijeron lo suyo. En Tomate, donde hay que llamar con mucha antelación para conseguir una mesa, señalaron que tienen una zona que no reservan para usarla por si surgiera algún imprevisto. Diverxso es una “rara avis” de 2 Estrellas Michelin, donde hay que solicitar reserva por Internet al menos 30 días antes y dejando los datos de la tarjeta de crédito. David Muñoz, el chef propietario, afirma que en su casa hay dos reglas de oro: una es que paga todo el mundo, la otra que se trata a todos por igual aunque se tratase del Presidente del Gobierno. En Kabuki Wellington, después de las 20, es imposible conseguir mesa. Pero hay “hijos y entenados”. Para Botín fue un sí rotundo, a Mourinho un “ni” y a los actores andá a cantarle a Julio Iglesias.

Y en Casa Lucio fueron más simpáticos con estos personajes españoles. Aunque digan que ellos “no diferencian entre famosos y desconocidos, sino entre habitúes y los que no lo son”, le encontraron lugar a los cuatro personajes nombrados por el periodista de El País.

Interesante experiencia, por cierto. Lo mejor, en todo caso, es asegurarse una mesa con tiempo, aunque no exista en nuestro medio un restorán que tenga todo cubierto con tanta anticipación. Igualmente, lo conveniente es reservar con tiempo, algo a lo que los argentinos somos poco propensos. Lo demuestran las larguísimas colas que armaron para sacar la tarjeta SUBE, aunque ésta ya estaba en circulación desde varios meses atrás. Manías de argentinos: hacer las cosas a último momento y llegar tarde, lo que muchas veces también te hace perder el lugar reservado en el restorán y la paciencia para el encargado del local, que tuvo la mesa vacía cuando había gente esperando afuera.

Foto: Flickr CC – Ronnie Macdonald

Escrito por Juan Carlos Fola

[Fuente: www.fondodeolla.com]

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